Advierten que crece la cantidad de menores con cuadros de anorexia
La enfermedad tiene su pico de diagnóstico a los 15 años. Pero el estudio médico detectó un aumento en pacientes que tienen entre 8 y 12 años.
REINO UNIDO - Los casos de anorexia están en aumento entre los niños preadolescentes del el Reino Unido e Irlanda: una investigación indica que los porcentajes se duplicaron en los últimos diez años.
El estudio, que analizó los casos de anorexia diagnosticados por psiquiatras en hospitales y clínicas especializadas, calcula que 3,2 de cada 100.000 niños de entre 8 y 12 años reunieron los criterios de anorexia por primera vez en 2015, frente a 1,5 a 2,1 de cada 100.000 en 2006. Las tendencias para menores de mayor edad no pudieron ser estudiadas debido a la ausencia de datos históricos comparables.
La investigación sigue informes sobre una duplicación de las internaciones hospitalarias por trastornos de la alimentación en los últimos seis años. El aumento se vio impulsado por un incremento de los casos de niñas adolescentes y mujeres de 20 a 23 años.
Sarah Byford, profesora de economía de la salud de King’s College London y coautora del nuevo estudio, dijo que aquellos niños potencialmente vulnerables a desarrollar un trastorno de la alimentación podrían estar expuestos a factores de riesgo a una edad más temprana, como por ejemplo presiones para hacer dieta o tener buenas calificaciones en la escuela.
Por otro lado, agregó, estas cifras podrían tener un aspecto positivo: “Estas conclusiones podrían indicar simplemente que somos más eficaces para identificar a los jóvenes con anorexia”, señaló.
Tom Quinn, perteneciente a la organización solidaria de trastornos alimentarios Beat, también exhortó a que se realicen más investigaciones sobre esta tendencia y dijo que los proveedores de servicios de salud deberían asegurarse de aprovechar al máximo los recursos disponibles.
“Desde 2016, en Inglaterra se ha puesto a disposición del Servicio Nacional de Salud financiamiento adicional considerable para invertir en servicios especializados en trastornos de la alimentación para los menores de 18 años, pero no todos los proveedores han dado prioridad a estos servicios en medida suficiente”, dijo.
Para llevar a cabo el estudio, publicado en la revista BMJ Open, Byford y sus colegas pidieron a todos los psiquiatras infantiles y adolescentes del Reino Unido e Irlanda que trabajaran en hospitales, universidades y entornos comunitarios que informaran el número de casos de anorexia que habían visto por mes desde febrero a septiembre de 2015.
Si un clínico informaba un caso, se le pedía que respondiera un cuestionario para permitir que el equipo reuniera los detalles del paciente y su diagnóstico. Durante ese período de ocho meses, se informaron 305 casos que reunían los requisitos del estudio. La gran mayoría eran casos de niñas y personas de raza blanca.
Para calcular la tasa de nuevos casos de anorexia, el equipo tomó en cuenta que sólo la mitad de los clínicos respondieron y otros no completaron el cuestionario.
Los resultados indican que, entre los niños de 8 a 17 años, hay 13,7 nuevos casos anuales de anorexia por cada 100.000 personas. Entre las niñas, el cálculo es más alto: 25,7 por cada 100.000. La edad de diagnóstico llega a su pico a los 15 años.
El equipo luego se centró en los niños de 8 a 12 años y encontró un marcado aumento de los casos en los últimos años. Pero Byford dijo que era importante poner estas cifras en contexto. “En cuanto a los niños de 8 a 12 años, sólo recibimos quizá 250 nuevos casos por año”, señaló.
Byford dijo que tanto las últimas cifras como los cálculos anteriores probablemente subestimen la verdadera incidencia de la anorexia y destacó que muchos no buscan ayuda, mientras que los adolescentes mayores quizá recurrían a los servicios para adultos. El Real Colegio de Psiquiatras ha dicho que menos de un cuarto de las personas con trastornos alimentarios recibe tratamiento en el Reino Unido.
La doctora Agnes Ayton, presidente del equipo de trastornos de la alimentación del Real Colegio de Psiquiatras, dijo: “Este estudio muestra lo que los psiquiatras ven todos los días, que es un preocupante aumento del número de jóvenes que sufren la enfermedad mental más mortífera. Las causas son complejas y se necesitan muchas más investigaciones para dar más apoyo a los afectados. En forma anecdótica, las razones podrían incluir el aumento de las presiones que reciben los niños en la escuela y las publicidades que fomentan ideas poco realistas de la imagen corporal”.
Quinn también dijo que las cifras probablemente estén subestimadas y exhortó a que se realicen más investigaciones sobre una intervención temprana. “La total recuperación de un trastorno alimentario es posible y cuando antes alguien reciba el tratamiento que necesita, más probable es que se recupere plena y sostenidamente”, explicó.