Advierten que Neuquén no está preparado para una catástrofe como la de Bahía Blanca
El ingeniero Elías Sapag advirtió que la provincia no está preparada para enfrentar una inundación extrema y alertó sobre el impacto que podría tener en la industria del gas.
Las imágenes de Bahía Blanca sumergida bajo el agua despertaron una pregunta inquietante: ¿Podría ocurrir algo similar en Neuquén? La respuesta del ingeniero Elías Sapag es contundente: "Sí, y no estamos preparados". El especialista, exrepresentante de Neuquén en la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), advirtió que la provincia enfrenta un alto riesgo de sufrir una inundación devastadora debido a la falta de infraestructura adecuada.
Sapag recordó que la región ya experimentó lluvias extremas en 2014, cuando 110 milímetros cayeron en pocas horas, generando un colapso en la ciudad. Sin embargo, lo sucedido en Bahía Blanca, con 250 milímetros en un solo día, supera cualquier antecedente y podría provocar un desastre sin precedentes en Neuquén.
"El río Neuquén es poderoso y peligroso"
Para Sapag, la clave está en la falta de regulación del río Neuquén. “Es un río poderoso, es un río peligroso, no tiene bosques ni lagos para regularlo", explicó, y fue tajante: "Hay que hacer una represa". A diferencia del río Limay, que cuenta con cinco represas que permiten un manejo controlado, el Neuquén carece de estructuras que frenen su potencial destructivo.
Pero el problema no es solo ambiental. Una inundación de magnitudes similares a la de 2006 podría afectar directamente la producción de gas en Vaca Muerta. “En ese año, con 10.300 metros cúbicos por segundo, el agua llegó hasta la entrada de las oficinas de Loma de la Lata. Si la inundación alcanzara la sala de bombeo, se dejaría de enviar gas al país, generando un colapso nacional", alertó Sapag.
El peligro de desmantelar el ORSEP
El ingeniero también cuestionó la decisión del Gobierno nacional de modificar el Organismo Regulador de Seguridad de Presas (ORSEP), encargado de supervisar la infraestructura hídrica del país. “Es una locura. Es un ente con 30 años de trayectoria que sigue estándares internacionales. Su desaparición pone en riesgo la seguridad de las presas y, por ende, la estabilidad de todo el sistema hídrico", enfatizó.
Para Sapag, la solución no está en eliminar controles, sino en reforzarlos. “El equilibrio es prudente. Lo que funcionó debe seguir funcionando”, concluyó.
