El presidente de Sinovac, Yin Weidong, indicó en la noche del viernes a medios locales que las autoridades pertinentes aprobaron el uso de emergencia de la vacuna en China en menores pero que “aún no se ha decidido cuándo se utilizará y a partir de qué edad”.

Sinovac ha finalizado las fases I y II de investigación clínica con cientos de voluntarios entre 3 y 17 años, para quienes “la vacuna es tan segura y eficiente como lo es para los adultos”, dijo Yin a la cadena estatal CCTV.

El pasado 1 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó el uso de emergencia de la vacuna de Sinovac, la segunda de fabricación china que obtiene luz verde luego de que a principios de mayo lo consiguiera la desarrollada por Sinopharm.

La vacuna Sinovac-CoronaVac “cumple los estándares internacionales de seguridad, eficacia y fabricación”, señaló entonces la OMS en un comunicado, al tiempo que agregó que sus asesores técnicos visitaron las instalaciones del laboratorio de Beijing antes de emitir su decisión.

Sinopharm y Sinovac son las primeras vacunas contra la enfermedad de COVID-19 a las que la OMS da luz verde sin que previamente hubiera una decisión similar por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) o la Administración de Fármacos y Alimentos de EEUU (FDA, en inglés).

Los estudios indican que la vacuna de Sinovac tiene una eficacia de sólo el 51% en la reducción de casos sintomáticos de COVID-19, aunque el porcentaje se eleva al 100% para casos graves y aquellos que requieren hospitalización.

La aprobación de uso de emergencia da a estas vacunas la posibilidad de entrar en el programa COVAX, creado por la OMS en cooperación con otras agencias para distribuir a bajo precio y de forma equitativa dosis de vacunas anticovid en todo el mundo.

Al igual que su par de Sinopharm, la vacuna de Sinovac utiliza todo el virus SARS-CoV2, mientras que las otras aprobadas por la OMS usan sólo usan un gen. CoronaVac, como se denomina comercialmente la vacuna, utiliza el propio virus inactivado (muerto) a través de un proceso químico con beta-propiolactona en el que al virus se lo hace crecer en células vero, de forma masiva, en laboratorio. En ese proceso, se lo inactiva para garantizar que no sea capaz de replicarse.

Según el laboratorio chino, este tipo de células vero proceden de un linaje de células de riñón de mono verde que se han utilizado desde 1962, tanto para la producción de vacunas contra enfermedades virales como para estudios de biología molecular. Para potenciar la inmunidad, la vacuna incluye una sustancia adyuvante que en este caso es hidróxido de aluminio, al igual que emplea otras vacunas como la de difteria, polio, hepatitis A o la rabia.

Los estudios clínicos en fase 1 y 2 de la vacuna de Sinovac fueron publicados en The Lancet en noviembre y mostraron buenos resultados tanto a nivel de inmunogenicidad como de seguridad, con efectos secundarios leves similares a los asociados a otras vacunas aprobadas. La vacuna china ha tardado más en ser aprobada, respecto a las de EEUU o Rusia, por ejemplo ya que los análisis de seguridad debieron redoblarse al tratarse del virus completo.

Con información de EFE e Infobae

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