Una investigación revela que casi el 50% de los chicos y adolescentes de Comodoro Rivadavia tienen sobrepeso u obesidad; y el mayor porcentaje corresponde a varones. 

El estudio fue realizado en tres escuelas de la ciudad durante el período de julio a noviembre de 2021, y reveló los impactos que tuvo el confinamiento social en los factores de estilo de vida de los niños y niñas de 6 a 11 años.

La investigación encabezada por la doctora en Bioquímica Graciela Ponce y un equipo de tesista que lidera en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. La profesional viene trabajando en esta temática desde el año 2001, cuando ya habían encontrado elementos preocupantes en los valores nutricionales de los chicos y adolescentes de nuestra ciudad.

Para el estudio fueron analizados los aspectos nutricionales de 389 estudiantes, la actividad física y el tiempo frente a pantallas. Los resultados muestran cambios significativos en los hábitos de los menores antes y después del confinamiento.

Consultada sobre si los valores obtenidos eran los sospechados por los investigadores al inicio del trabajo de campo, Ponce explicó que “es esperable que tengamos semejante porcentaje de un problema el sobrepeso y la obesidad dado las condiciones en las que nos estamos desarrollando en un ambiente obesogénico caracterizado por una muy mala nutrición, con contenidos altos en energía, bajos en nutrientes, con escasa actividad física así que es esperable que si nos desarrollamos en esos ambientes estas cifras estén presentes. Lo que no podemos es normalizar esta situación", dijo.

Y explicó que "No es normal que la mitad de la población tenga sobrepeso y obesidad conociendo ya que esta condición nos va a llevar al padecimiento de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial o enfermedad cardiovascular que en otros momentos de la historia los veíamos en edades medias avanzadas. Hoy estamos viendo estos factores de riesgo en chicos de 6, 7 y 8 años”.

Los últimos datos publicados por UNICEF que surgen de su campaña “El hambre no tiene un final feliz” muestran la peor cara del hambre en nuestro país al señalar que un millón de chicos se van a dormir sin cenar. Malnutrición y obesidad /sobrepeso son dos caras de una misma moneda. Según los datos que arrojan la investigación, resulta posible pensar que una alimentación baja en nutrientes de origen al sobrepeso.

La Bioquímica María Belén Temporelli, integrante del equipo comentó que “durante el confinamiento el 97,7% de los niños desayunaba a diario, mientras que este porcentaje disminuyó al 91,3% una vez que retornaron a las aulas. Asimismo, el consumo de frutas, verduras y cereales también se vio afectado ya que menos del 3% de los participantes cumplía con las recomendaciones diarias de 5 porciones de frutas y verduras”.

Para Ponce, “si no implementamos políticas sanitarias, estos porcentajes van a ir en aumento. Cuando comenzamos con estas líneas de investigación en el año 2001 ya encontramos la convivencia de la desnutrición con el sobrepeso y la obesidad y 23 años más tarde estamos en el mismo punto. Estamos con más de la mitad de la población de nuestros niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad o sea que no estamos mejor”.

Más horas frente a las pantallas

Por otro lado, el estudio evidenció que el tiempo frente a pantallas aumentó durante el confinamiento, con el 82,5% de los alumnos superando las 2 horas diarias. Incluso luego del retorno a las clases presenciales, este porcentaje se mantuvo elevado, llegando al 81,2%”.
Los resultados reflejan los desafíos que enfrentan quienes deben diseñar políticas públicas y estrategias integrales para que los niños y niñas adopten hábitos saludables.

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