SARMIENTO (ADNSUR) - El proceso de pérdida de agua de los lagos Musters y Colhué Huapi en Sarmiento, si bien no es nuevo, se actualiza fuertemente en cada verano a partir de la menor cantidad de aporte de agua del río Senguer.

Las imágenes captadas por Marcelo Kruger (poblador de la zona), publicadas por el Facebook “Info Valle”, reflejan con crudeza los efectos de la desertificación y la formación de médanos en  la zona sureste del Colhue Huapi, cubriendo a su paso vehículos y viviendas de pobladores de la zona.

Un proceso repetido, pero no por eso menos preocupante
 
La evaporación que se da en esta época del año y el menor caudal del río Senguer derivaron días atrás, tal como informó ADNSUR, en la retracción de la profundidad del lago Musters, con una altura de sólo 50 centímetros sobre la toma de agua del acueducto. Por eso, se aguarda una obra paliativa para el corrimiento de esas instalaciones, para evitar el riesgo de desabastecimiento en caso de que el proceso se profundice, como suele ocurrir en el mes de marzo. La falta de presupuesto provincial ha demorado esa obra por varios años.

La tendencia a la disminución del río Senguer, en su salida desde el lago Fontana, se observa desde el año 2006, según un informe elaborado en áreas técnicas de la S.C.P.L de Comodoro Rivadavia.  Entre las causas se cuenta la menor acumulación de nieve, debido a las temperaturas más altas y mayores cantidades de lluvia durante el invierno, provocando un efecto de “lavado” de esa nieve que, derretida en tiempos más lentos, servía como aporte adicional de agua en los meses posteriores al invierno.

“El derretimiento anticipado de la nieve genera que el recurso agua se encuentre en el Lago Muster o Colhué donde la mayor temperatura produce mayor evaporación en lugar de encontrarse retenida en la alta cuenca, como nieve”, señala el informe. En consecuencia, se produce la disminución de los aportes a los lagos durante los meses de más calor, evaporación y consumo, hasta secarse los cauces y el lago Colhué Huapi.

A ese proceso natural se suma el factor de los usos del agua a lo largo de la cuenca. Según reconoció días atrás el presidente del Instituto Provincial del Agua, Gerardo Bulacio, todavía hay alrededor de un centenar de campos que deben registrarse en el permiso oficial para usos de riego, en un trabajo en el que ya se logró la regularización de unos 200 permisos.

La solución para los médanos

Es llamativo que pese a que el problema se conoce desde hace más de 20 años, no se ha avanzado en soluciones que han sido recomendadas oportunamente por distintas áreas técnicas. Tal como informó esta agencia, la obra de fondo para regular el agua del río Senguer y evitar los períodos de máxima evaporación se vincula al azud regulador en el lago Fontana, que este año tiene presupuesto asignado por el gobierno nacional, luego también de varias décadas de postergaciones (ya que la iniciativa fue sugerida por primera vez hace más de medio siglo, en tiempos de la empresa estatal Agua y Energía).

Paralelamente, desde la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco se elaboró, en un trabajo del año 2007, una serie de recomendaciones para resolver el problema de los médanos: “Los grandes médanos tienen soluciones técnicas ya comprobadas en la región, como la fijación con vegetales como Elymus arenarius, por lo que sólo requieren inversiones para su siembra y estabilización y un manejo posterior cuidadoso del ganado –sostiene un informe del Departamento de Ingeniería Forestal (*)-. Eventualmente también resultaría exitosa la acción mecánica como el ‘corrugado’. Lo verdaderamente dificultoso son las nuevas márgenes –zonas de lecho expuesto-, en donde el fango grisáceo salado es un condicionante muy fuerte para el desarrollo vegetal, único capaz de controlar la voladura de los suelos cuando estos se empiecen a secar por la acción de los fuertes vientos de primavera y verano típicos de esta región”.

El informe estimaba, en el año 2007, un plazo de entre 5 y 10 años para para atenuar el impacto negativo:
“Algunas especies como el ‘pasto salado’ (Distichlys sp.) y la ‘cebadilla patagónica’ (Hordeum sp.) se comportan como inmediatas colonizadoras de los terrenos desnudos que aparecen cuando descienden las aguas. Si bien tienen un ciclo vegetativo de primavera y verano, actúan como pioneras y permiten que otra vegetación menos efímera comience su desarrollo. Debido a ello, estimamos que en un período de pocos años (entre 5 y 10) podría producirse la recomposición del ecosistema ribereño”.

Ya pasaron 13 años desde aquel substancioso trabajo y el problema no sólo no se abordó, sino que se ha agravado. Si los gobiernos provinciales que pasaron desde entonces hubieran tomado el problema con la urgencia y prioridad que demandaba, hoy la situación sería diferente.

(*) Consideraciones sobre la situación actual y futura del lago Colhué Huapi en el marco del proyecto de desarrollo integral de la cuenca del Río Senguerr. Equipo de trabajo: Dr. Ing. Ftal. Francisco Carabelli; Ing. Agr. MSc. Juan Enricci; Ing. Ftal. MSc. Horacio Claverie; Antropóloga Christine Danklmaier.

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