Mi técnica es coger una botella de una fila a la que le queden solo una o dos, suponiendo que otras personas hayan visto algo que a mí se me escapa, por lo que copio su elección.

Esto me llevó a preguntarme: si eres un ignorante en el tema de los vinos, ¿es posible juzgar una botella únicamente por su etiqueta? ¿Hay señales que nos puedan empujar en la buena dirección? ¿Deberíamos limitarnos a los varietales que sabemos que nos gustan?¿ O hacerlo por regiones?

Alex Burch, director de vinos de Bastion en Nashville, nos advirtió: “Escoger un vino por su etiqueta es algo ligeramente mejor que juzgar un libro por su portada”. Sin embargo, hay muchas cosas que indican esas etiquetas, más de las que me había llegado a imaginar, con palabras como “productor” e “importador” que pueden llegar a significar más que otras más que descriptivas como “alegre” o “ahumado”. Jhonel Faelnar, sommelier y director de vinos en Atoboy y Atomix, en la ciudad de Nueva York, describe lo que esas etiquetas contienen: “Productor, se refiere a la denominación o al lugar de origen, variedad de uva y añada. Los vinos generalmente se agrupan en variedades y regiones de la uva, por lo que puedes empezar con eso y sumergirte un poco más”.

Maxime Heitz, director de bebidas de Le Coq Rico en Nueva York, se fija en ese primer factor: “Lo primero que veo en una etiqueta de vino es el nombre del productor. Los sistemas de clasificación de vinos (como Premiere Cru y Grand Cru en Borgoña, por ejemplo) son fiables y dan una buena idea de la calidad de un vino. La manera más fácil de descifrar un vino es atenerse a los que lo fabrican, viñedos concretos y regiones específicas (o áreas con un clima similar) que te gusten”.

Burch, al igual que sus colegas expertos en vinos, enfatizó en la cepa y la región, y también advirtió contra un apoyo habitual que utiliza el comprador de vinos: “Wine Spectator puede ayudarte a encontrar un producto de calidad, pero creo que también pueden ofrecer una visión reducida a la hora de descubrir nuevos vinos”.

De hecho, si hay una gran (y sorprendente) lección que aprendí al hablar con todos estos expertos en vinos, es que basarse en esas puntuaciones de vino es ser un poco corto de miras. Michael Muser, ex sumiller y gerente general del galardonado con tres estrellas Michelin (y ahora cerrado) Grace in Chicago, se lo toma como algo personal, un atajo barato que puede interferir con tu conocimiento sobre un vino.

Los colegas de Muser coinciden con su visión, apostando por la interacción humana en vez de la puntuación que muestre una tarjeta. Jason Soloway, propietario y director de bebidas de The Eddy en Manhattan, dice brevemente: “Si confías en las puntuaciones de tus compras de vinos, mejor compra cerveza”. En cambio, dice, echa un vistazo a una de las muchas “tiendas de vinos de barrio” donde el personal sabe de lo que habla. Diles cuánto te quieres gastar.

Es fácil para él decirlo, pero Faelnar está de acuerdo, considera que las puntuaciones en el vino son como “una muleta que no deberías seguir usando. Hay demasiados vinos deliciosos sin puntuaciones que te perderás. Si todo resulta demasiado apabullante, pide la ayuda de un especialista en vinos. Están ahí para ayudar” . Donohue agrega: “Mi mejor consejo es encontrar algunas botellas que te gusten, encontrar una tienda de vinos que parezca que sepa del asunto y comenzar una conversación”.

Fuente: es.gizmodo.com

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