En tiempos en que la inflación lleva a perder la referencia concreta de precios y costos reales, reduciendo o revirtiendo la diferencia entre ingresos y gastos, la organización más básica y sencilla puede resultar una herramienta importante. Aunque parece algo obvio y muchos pueden considerarlo innecesario, la elaboración de un presupuesto familiar puede ser un GPS para los complejos tiempos (¿más, todavía?) por venir.

El ordenamiento de los gastos es el primer paso para mejorar los ingresos. Imagen: Freepik.

Los expertos en educación financiera suelen recomendar un principio básico para la administración de las finanzas personales y gastos familiares. Desde esa perspectiva, incluso, buscan convencer a quienes están acostumbrados a llevar las ‘cuentas en la cabeza’, por creer que de ese modo es más sencillo.

Sin embargo, la suba de costos al ritmo de una inflación del 20% mensual puede llevar a que se pierdan de vista las referencias. Por ejemplo, aquel ingreso que hasta hace dos meses se consideraba suficiente para vivir y sostener proyectos, puede haber quedado fuertemente desfasado no sólo en las primeras semanas ya transcurridas en este año, sino también por lo que viene en materia de gastos del hogar, empezando por los alimentos, tarifas de servicios, combustibles y transporte.

La organización de los gastos no hará crecer los ahorros por arte de magia, claramente, pero al menos permitirá un primer paso para saber en cuánto se necesita actualizar los ingresos, ya sea para trabajadores en relación de dependencia o para quienes brindan servicios en forma autónoma. También, al mismo tiempo, es una ayuda para identificar cuáles son los gastos que pueden reducirse, o directamente evitarse.

Cualquiera sea el precio de producto o servicio, el riesgo es la rápida desactualización frente a una vorágine en la que, al terminar febrero, habrá acumulado alrededor de un 70% de inflación, si la cuenta se inicia desde diciembre.

METAS DE MEDIANO Y PLAZO Y LAS DIFICULTADES PARA CUMPLIRLAS 

Si bien se retoma hoy la importancia de este instrumento para atravesar circunstancias de urgencias como las que se viven en la economía del país, en tiempos de mayor calma económica también se convierte en un elemento necesario para fijar objetivos y poder concretarlos, mediante la cultura del ahorro.

“El presupuesto es un elemento absolutamente dinámico que requiere de controles y actualizaciones periódicas, ya que puede haber corrimiento de fechas, situaciones inesperadas, estimaciones que deban ajustarse a la realidad, y, todo ello, va haciendo cambiar los resultados finales del período que se evalúa”, dicen desde el área ‘Finanzas Personales’ del Banco BBVA.

La presentación añade que “toda persona tiene, en mayor o menor medida, objetivos financieros a mediano y largo plazo como comprar un auto u otro bien, un departamento o casa, hacer un viaje, entre otras. Suele ser difícil alcanzarlos ya que el dinero se gasta en el consumo normal y habitual”.

El registro detallado de cada uno de los gastos, previstos e imprevistos, conlleva el beneficio de priorizar los gastos esenciales y reducir otros menos urgentes. Imagen: Banco BBVU.

En ese punto, la entidad advierte una diferenciación importante, ya que parte de las dificultades para cumplir las metas proyectadas puede basarse en los llamados “consumos habituales”, que no por ello significa que sean “necesarios”. En el ajuste de ese tipo de gastos, sugiere la entidad, puede ponerse el foco para reencauzar los fondos hacia las metas proyectadas.

“Sea cual fuere la situación particular de cada persona y su nivel económico, el presupuesto es la herramienta necesaria e imprescindible para tomar el control de las finanzas personales”, pondera la publicación.

Entre las ventajas de su elaboración, se mencionan:

  • Visualizar en qué se gasta el dinero. 
  • Priorizar gastos. 
  • Eliminar o reducir gastos y/o deudas. 
  • Planificar el ahorro e inversión. 
  • Hacer previsiones a futuro. 
  • Llevar un seguimiento y control para evitar desvíos de los objetivos.

DIFERENCIA ENTRE GASTOS “HABITUALES” Y “ESENCIALES”

El contraste entre ingresos y gastos mensuales permite establecer prioridades, como también observar cuáles son aquellos gastos “habituales” susceptibles de ser reducidos o eliminados, por sobre aquellos que serán prioritarios.

Por ejemplo, entre los primeros pueden encontrarse aquellos vinculados a algunos gustos particulares: gastos en delivery, salida a restaurantes, servicios audiovisuales de poco uso (TV por cable o satelital), etc, sobre los que podrá evaluarse el margen para reducirlos, o contratar prestaciones de menor frecuencia de uso, pero con costo más bajo. Y aquellas que son imposibles de recortar, como los gastos de cobertura en salud, servicios, etc.

El control y asiento específico de cada gasto permite también otra ayuda, que tal vez no se visualiza cuando el presupuesto no se realiza. Según comentan especialistas, es común que en tiempos inflacionarios haya negociaciones para recomponer ingresos, pero si no se registra permanentemente la evolución de gastos, esa mejora de ingresos puede conducir a auto engaños. ¿Cuál es la consecuencia? Que tal vez se disparen gastos en “un gustito” (o una serie de estos ‘permitidos’) al saber que vendrá esa mejora, pero eliminando en esa acción, de forma involuntaria, buena parte del aumento logrado.

El uso de la tarjeta de crédito, sin control, puede llevar a perder de vista el costo financiero.

Otro ejemplo que suele mencionarse es el del uso de la tarjeta de crédito y la compra ‘en cuotas’, perdiéndose de vista el interés de financiación. Un error común es que, al no llevar un manejo estricto del vínculo entre ingresos y gastos, la proyección de estos se hace contra ingresos fijos, cuando en realidad se está cargando un costo financiero (con la compra en cuotas o el pago del mínimo de la tarjeta) que puede resultar ‘invisible’, pero que erosiona fuertemente los ingresos previstos.

CÓMO HACER UN PRESUPUESTO PASO A PASO

Hay muchos sitios y videos en Youtube que aconsejan la elaboración del presupuesto personal o familiar y las formas de concretarlo, pero lo más básico puede ser a partir de una planilla de Excel, en reemplazo del viejo ‘cuadernito’ de gastos.

El uso de tecnología relativamente sencilla y de acceso generalizado puede incorporar herramientas para la mejor administración, incorporando elementos que contribuyen a llevar las cuentas de forma más estricta, para tener el ‘panel de control’ siempre a la vista y evitando la disparada de gastos superfluos.

En una planilla Excel, podemos comenzar con la colocación del nombre, por ejemplo ‘Gastos familiares Febrero 2024’, que se colocará en la celda A1. Luego, en la celda B3, por ejemplo, introducimos el título ‘Ingresos’, para añadir a continuación una B4 con Ingresos de otro integrante del grupo familiar, como puede ser la pareja o con quien se comparte el hogar y se asumen gastos en conjunto.

Ejemplo de un presupuesto sencillo. También hay planillas predeterminadas en Excel, con opciones más sofisticadas.

A continuación, los montos correspondientes a gastos y una columna adicional para describir el concepto del gasto, o el tipo de artículo que se compró.

Luego, al final de cada columna de ingresos y gastos, contabilizamos los totales. Puede hacerse de forma manual, sumando cada ítem, o bien apelando a algunas de las sencillas funciones del Excel. Para eso, colocamos el signo = ("igual") en la celda final de la columna de ‘Ingresos’, para utilizar la fórmula “Suma” (en la pestaña superior de la planilla). A continuación, se marcan los valores de ingreso y se oprime la tecla ‘Enter’, para visualizar el total de ingresos.

Luego, se repite la operación en la columna ‘Gastos’ y se crea una nueva columna, en la que se coloca el signo = y hacemos la resta entre ingresos y gastos, que podría resultar con signo negativo en caso de que estos últimos sean mayores a los primeros, para dimensionar en cuánto se necesita mejorar los ingresos, o achicar los egresos.

Una ventaja de usar las funciones de la planilla Excel es que al ir incorporando eventuales nuevos ingresos en el mismo mes (por la venta de un producto, un trabajo extra, una bonificación, etc) automáticamente altera los resultados finales. Lo mismo que en lo inherente a gastos, como pueden ser las compras semanales en un supermercado, o cotidianas en un almacén de barrio, lo que va modificando los totales y permite llevar el control a lo largo de todo el mes, visualizando cómo sube o baja el saldo final. 

Para eso, sólo será necesario ir incorporando de una celda por vez, antes del resultado final de cada columna. En la imagen del Excel que acompaña este informe, por ejemplo, se observan sólo dos compras de supermercado en el mes. Suponiendo que la familia realice 4 compras mensuales, faltaría incorporar las dos restantes a medida que se concreten, lo que irá reduciendo el saldo y ayudará a tomar decisiones sobre nuevos consumos pendientes.

Como se dijo, el presupuesto no multiplicará los recursos ni transformará mágicamente nuestras finanzas, pero puede ser un primer paso para iniciar un ordenamiento y en ese camino, empezar a encontrar instrumentos de navegación en las tormentosas aguas por venir.

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