El vicepresidente del Colegio de Arquitectos de Chubut, Rubén Mattiacci, advirtió que hay proyectos, en obras públicas y privadas, que no consideran las características de la ciudad, regidas por vientos extraordinarios, en referencia a algunos de los graves inconvenientes que provocó el último temporal.

“Sorprende un poco que con tantos años de estar poniéndole el pecho al viento, no lo tengamos mucho más presente cuando proyectamos, construimos o ejecutamos obras. En general sí se considera, pero hay algunas situaciones que no lo tienen en cuenta y eso complica todo”, dijo.

Mattiacci reconoció que confluyen varios factores y uno es cultural, particularmente en las obras privadas, donde aconsejó “no confiar sólo en el constructor, o contratista o albañil al que se supone hábil, porque toda la cuestión de enfrentar al viento requiere de determinadas técnicas. Es necesario un asesoramiento profesional, porque un techo no va atornillado con cualquier tipo de tornillo”.

DISEÑOS DESDE OTRAS LATITUDES SIN CONOCIMIENTO DE LA REGIÓN

Ante la consulta de si puede haber proyectos dirigidos o pensados desde Buenos Aires u otras regiones, con profesionales de renombre pero que no tienen en cuenta (o subestiman) las particularidades de nuestra región, respondió:

“Sí, es posible eso y a mí me tocó dirigir un supermercado proyectado desde Córdoba, que venía con claraboyas y mayas antigranizo en el techo, cuando acá no hay granizo", relató, en diálogo con Actualidad 2.0-. 

Y agregó que "Después hay que separar el universo de las obras privadas y las públicas. En las primeras, con la contratación de profesionales responsables se reducen los problemas. En las públicas, hay un sistema de leyes donde aparece la figura del inspector de obra, que no es lo mismo que el ‘director de obra’ y terminan menos controladas”.

El aeropuerto local sufrió daños en el techo tras el último temporal.

Según el vicepresidente del CACH, “hay una cantidad de problemas que se confían a la empresa que ganó la licitación, que puede ser muy buena, pero siempre va a cuidar su cuenta bancaria y optar por soluciones más sencilla y esto puede derivar en problemas con el viento”.

Al referirse en términos generales a los problemas más impactantes que provocó el temporal,  detalló que el aeropuerto “tiene una lona especial en el cielorraso que estaba rota desde hace varios meses y nunca se reparó. Vaya a saber cómo estaban sujetas las chapas. En el caso de la fachada del banco de la calle 9 de Julio, está claro que no estaban debidamente atornilladas las placas rigidizadoras de la obra seca, que requieren tornillos cada 25 centímetros, lo que implica un costo elevado”.

Mattiacci aclaró que en todos los casos plantea sólo una hipótesis de lo que pudo haber pasado, mientras que sobre el problema en el aeropuerto, que fue construido hace apenas 5 años, habría que determinar si el inconveniente estuvo en el diseño del proyecto, al no considerar la fuerza del viento de la ciudad, o en la ejecución de la obra.

EVALUAN JORNADAS DE ASESORAMIENTO TÉCNICO

“La construcción es un arte, pero confluyen en ella las ciencias duras como la física, química y las matemáticas. En el caso de los vidrios, que fue otro problema que se evidenció, uno pone un vidrio y cree que es mágico, pero es un material como cualquier otro, que se debe dimensionar a las cargas que soportará. No se pueden poner gigantescos paños de vidrio pensando que el espesor normal, que se usa para una casa, puede soportarlo”.

Por eso, insistió en la recomendación para que cuando se trata de obras particulares, se cuente con el asesoramiento profesional necesario. “Uno se cree que porque alguna vez ayudó a un tío a levantar un cerco, la construcción es fácil, si total ‘quién no sabe mezclar un poco de cemento y arena. Yo digo ‘atornillado de placas con tornillos galvanizados auto avellanante con aletas’, pero ¿cuáles son esos tornillos?. Y ‘esta mezcla lleva mejorador de adherencia, o hay que agregar hidrófugo, pero ¿cuál, el orgánico o inorgánico?’”, enumeró, a manera de ejemplos.

El desprendimiento de techos fue uno de los casos más reiterados durante el temporal de viento.

Lamentó que habitualmente no hay consultas al Colegio de Arquitectos al momento de proyectar diseños desde otras latitudes, por lo que están pensando en convocar a jornadas técnicas para generar prevención sobre las características climáticas de la región.

“Estamos pensando en hacer algo similar a lo que hicimos tras la tormenta de 2017, cuando hicimos un foro para analizar los problemas geológicos, geográficos y de planeamiento”, evocó.

Finalmente, recordó que las normas de calidad de construcción en la ciudad están pensadas para vientos de 120 km/h y si bien esta ocasión ese límite se excedió en un 20 ó 25%, el cumplimiento de esas recomendaciones podría llevar a que las estructuras soporten igualmente la magnitud del último temporal. Y si no, al menos, los daños no hubieran sido de tanta magnitud.   

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