Descubrieron huellas de un ave prehistórica gigante en una playa patagónica
Ocurrió en un Área Natural Protegida. Los investigadores dieron detalles del descubrimiento histórico para Argentina.
Este lunes se produjo un descubrimiento histórico para Argentina, cuando un guarda ambiental encontró huellas de casi 40 centímetros de largo en una playa de la Patagonia.
El hallazgo pertenece a un ave prehistórica gigante, que habitó hace millones de años en las costas de Río Negro, más precisamente en las áreas Naturales Protegidas Punta Bermeja, Caleta de los Loros y Pozo Salado.
El ave pertenecía al Mioceno Tardío, según arrojaron los datos de análisis de las huellas, lo que indica que tienen una antigüedad de ocho millones de años.
Según el informe oficial que brindó el Gobierno de Río Negro, el nombre científico de la criatura es “Rionegrina pozosaladensis”.
Este ave contaba con un peso mínimo de 55 kilos y el tamaño de sus huellas fósiles no se han conocido en ninguna parte del mundo.
Por otro lado, podrían ser comparadas con las huellas de dinosaurios carnívoros del Cretácico Temprano que cuentan con al menos 145 millones de años de antigüedad. Este grupo utilizaba una de sus garras para dominar a sus presas, otras aves o mamíferos que luego evolucionaron a carpinchos.
Los estudios realizados indican que podría tratarse de un ave corredora, al mostrar un gran dedo central, otro lateral que serían el apoyo principal, un dedo interno muy reducido y un talón casi sin apoyo.
Posteriormente los especialistas manifestaron que las únicas aves corredoras de gran tamaño son el grupo extinguido de las “aves del terror” o fororracos.
Estas aves tienen un registro bastante extenso en Argentina y los huesos de sus patas raramente se conservan, por lo cual una comparación con los restos conocidos recientemente sugiere que sería un ave del terror aún no registrada.
Según los estudios geológicos realizados por especialistas de la Universidad Nacional de La Pampa y el Incitap, el hallazgo se produjo por tratarse de una zona que “fue un ambiente desértico con dunas y numerosos lagos extensos que funcionaban como oasis, lugar al que concurría la fauna de ese momento”.
Las huellas de “Rionegrina”, muestran un individuo que se alejaba de un lago, donde también se encontraron pequeñas huellas de otras aves semejantes a chorlos, perezosos terrestres y antecesores del ñandú patagónico o choique.
Los investigadores liderados por Ricardo Melchor, afirman que el ave se desplazó lentamente al momento de dejar las marcas, tal vez estaba en busca de una presa o simplemente quiso abrevar el lago.
Todo el trabajo científico y biológico fue realizado gracias a la recepción de subsidios de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
También se sumaron a las tareas de campo los guardas ambientales Juan Siguero, Jonatan Ferrara y el poblador local Sr. Sergio Méndez, y por supuesto todo el equipo del doctor Melchor, compuesto por la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático, y la Secretaría de Estado de Cultura de la provincia de Río Negro.