Daniel Gongora (53) tiene muchas anécdotas de la reacción de la gente al ver los juguetes que alguna vez formaron parte de su infancia. Desde un abuelo que lleva a su nieto y le muestra los que tenía y los que no; hasta un padre, que con el dolor de la nostalgia le cuenta al hijo que nunca pudo tener aquel muñeco de He - Man que tantos chicos querían, o le muestra el muñeco de ALF que el pequeño ni siquiera conoce.

Sin embargo, hay un recuerdo que siempre aparece en su mente: el día que una señora mayor lloró desconsoladamente frente a una vitrina donde había una antigua cocinita de chapa que alguna vez fue un clásico en su época.

“No supimos qué recuerdo le trajo esa cocina, pero le tuvimos que dar agua y una silla para contenerla. Estaba desconsolada, solo nos dijo que la llevó a su infancia y luego se fue”.

Gongora recuerda ese momento con la nitidez que otorga el impacto. Se emociona cuando lo cuenta y admite que “eso lo afloja”, que es la mayor satisfacción de un coleccionista de juguetes: ver la emoción de la gente cuando se encuentra con el juguete de su infancia. 

Es que es un viaje al pasado, a los recuerdos, a la nostalgia: “Es tremendo”, dice a ADNSUR.

He - Man es una de las colecciones más buscadas. A Daniel le faltan cuatro muñecos para tenerla completa. "Pidén hasta 200 mil pesos, para mi no cuestan tanto, pero no me desespero por tenerlo. En algún momento llegarán", dice.

Daniel es uno de los coleccionistas de juguetes de Comodoro Rivadavia, ciudad en la que nació, creció y emprendió. Hace 14 años es propietario de una juguetería en la avenida Polonia, local que de alguna manera fue la invitación a sumergirse en este hobby que tanto le apasiona. Es que confiesa que siempre le gustaron los juguetes, pero recién cuando pudo tener estabilidad económica comenzó a armar sus propias colecciones. 

“Estos son gustos que uno se da en la vida, pero hay momentos y momentos para dárselo. Yo le di lugar a cada cosa. Primero trabajé, me independice y después arme esto. Entonces cuando me independice dije ahora es el momento para hacerlo. Uno venía rescatando cosas, pero el fuerte lo hice en el momento en que estaba acomodado. Pero ser coleccionista es una satisfacción personal”.

Hace unos meses, Daniel presentó parte de su colección en el Centro Cultural de Rada Tilly, en una muestra que se denominó. Allí, llevó Duravits, muñecos de Disney, un antiguo proyector de películas y otros antiguos juguetes que fueron una invitación al pasado.

Es que como dice ser “coleccionista es eso, tratar de que el juguete tenga vida, que se luzca, esté exhibido y sea compartido con otra gente que lo aprecie”.

De alguna forma eso explica su filosofía, su idea de respetar la historia del juguete y no arreglarlo a pesar de que lo necesite. “Yo busco el juguete y lo dejo tal cual como estaba. Cuando llegó a un juguete trato de que esté sano, porque por ahí comprás piezas que están rotas o están reparadas y yo podría repintarlo porque hay mucha gente que lo hace. Es más, mucha gente viene acá y me dice yo restauro juguetes, pero no; este juguete se gastó por algo, su uso, su historia”.

Daniel tiene cerca de 500 juguetes en su colección.

Daniel tiene alrededor de 500 juguetes. Algunos en su casa y otros en las cinco vitrinas que tiene en su local de la avenida Polonia, aquel que abrió en 2007 luego de haber incursionado en la gastronomía con Café del Sol y haber trabajado en la Sociedad Cooperativa Popular Limitada, donde estuvo 14 años desde que egresó de la ENET N° 1.

Respecto a cómo comenzó este hobby, cuenta que venía coleccionando de chico. “Yo ya venía de chico coleccionando, muchos juguetes los rescaté de la niñez mía y otros los volví a recuperar de grande. Son esas cosas que uno junta, va coleccionando y después quiere ir completando las colecciones. Al principio salí en búsqueda de los juguetes que yo tenía en mente, los juguetes que siempre quise tener y nunca los tuve. Fui en búsqueda de eso y ahí empecé a completar colecciones de lo que yo tenía. Pero se transforma en un vicio porque llega un momento que querés completarla, querés tener todo, y lamentablemente este es un hobby caro”.

En su caso colecciona juguetes antiguos de la década del 60 y 70 principalmente. También algunos de mucho tiempo más atrás que tienen “toda una historia, una trayectoria y un valor sentimental”.

Algunos pueden costar 10 mil pesos y otros 200 mil, como en la actualidad piden por las figuras más difíciles de He - Man, aunque asegura que para él tanto no valen. 

Es que asegura que en el mercado del coleccionismo, te encontrás de todo, desde un coleccionista que piensa al juguete como Daniel y quiere seguir dándole vida en las manos de otro, o un comerciante que solo busca un rédito económico. 

“En esto hay de todo. Te metés con el que vende cosas antiguas para el turismo extranjero, que es típico del mercado de pulgas de Buenos Aires, las ferias que se hacen en Palermo que se paga un precio dólar o en San Telmo, donde tenés al coleccionista o al que está a la pesca del que quiere algo viejo o antiguo y le mete el perro; y al coleccionista que tiene su negocio pero lo que quiere es que el juguete siga teniendo vida. Yo creo que en realidad el coleccionista primero busca juguetes y después el juguete viene a vos. Una vez que yo completé la colección que ya buscaba, los juguetes que tengo son juguetes que han venido a mi, que si llegaron por algo fue. Como un payaso que es una pieza fundamental mía, pero que yo no quería cualquier payaso, sino uno especial, y quizás no es el más lindo pero era el que yo quería”.

He - Man el juguete más deseado por diferentes generaciones.

Daniel entiende que el coleccionismo de juguetes tiene que ver mucho con el pasado y la nostalgia; con la forma de ver la vida que tenían los chicos de antes y lo explica con un ejemplo que sintetiza de alguna forma como cambió el paradigma del juguete.

“Hoy es diferente. Los chicos tienen de todo, antes terminabas el colegio y querías los botines Sacachispa, la camiseta de tu equipo o algún juguetito, pero eran en fechas especiales: Navidad, Reyes Mayos, tu cumpleaños y el Día del Niño. No había peloteros, y un tren, un auto a control remoto vos lo tenías en una fecha muy especial. Entonces vos deseabas ese juguete, no es como ahora que lo quieren 15 minutos y después pasan a otra cosa. También cambió cómo veíamos las cosas, porque antes eran los juguetes de la tele y hoy los chicos quieren lo que ven en las redes sociales”.

En su colección Daniel tienen Duravit de la vieja época, la mayoría de los muñecos de He -Man, aquel dibujito animado de melena rubia que hoy se convirtió en meme, y la colección completa de Rayito de Sol, además de un pieza de Hijitus que García Ferré le regalaba a sus visitantes y que nunca estuvo a la venta.

Admite que durante mucho tiempo tuvo a los muñecos guardados en su casa, pero hace tres años su mujer, que lo banca en esta locura, tal como dice, le sugirió que los exhibiera, y luego de pensarlo se dio cuenta que era lo correcto.

Así, decidió compartir sus juguetes con la comunidad, para quien quiera pueda acercarse a la juguetería y verlos sin necesidad de comprar algo, solo con el afán de apreciar la colección, regresar al pasado, sentir la nostalgia y por qué no darle vida a ese juguete que alguna vez estuvo en manos de un niño. 

Daniel colecciona juguetes antiguos de la década del 60 y 70 principalmente. También algunos de mucho tiempo más atrás que tienen “toda una historia, una trayectoria y un valor sentimental”.
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