Durlock, hormigón y soldadura: Ayelén Reyes, la joven que desafía estereotipos en la construcción
La comodorense que encontró en la construcción una oportunidad laboral que no cambiaría por nada. Su trabajo representa a la mano de obra femenina que lucha por la inserción y la igualdad en un ámbito netamente masculino.
Ayelén tiene 22 años y, cuando terminó la secundaria en la Escuela Provincial Nº 723, inició una carrera universitaria. Su paso por la casa de altos estudios fue corto, ya que decidió trabajar para poder independizarse económicamente.
Cuando inició su búsqueda, la construcción fue una opción. No recuerda bien cómo fue que le llegó esa idea, pero sí que pensó que allí podía encontrar una fuente laboral. En su familia, solo los hombres trabajan en el rubro y ella fue la primera mujer en romper con los estigmas.
“Cuando comencé a trabajar, tenía miedo sobre cómo me iban a recibir mis compañeros varones. Pensaba que tal vez no iban a enseñarme el trabajo, o que iban a tratarme mal, o incluso acosar”, expresó Ayelén en una entrevista con ADNSUR.
Ayelén habla de su trabajo y se le iluminan los ojos. Sonríe y cuenta todo lo que aprendió desde que está en el oficio y todo lo que le falta aún. Aquellos temores quedaron atrás y los desafíos la alientan.
Es habitual que una mujer busque trabajo en una oficina o en un local de ropa; nadie cuestiona eso, pero cuando decide incursionar en territorios históricamente masculinos, la cuestión se vuelve un poco más tensa.
“Mi mamá al principio dudó, pero la verdad es que mi familia está orgullosa. Cuando comencé, había pocas mujeres y creo que yo era la más chica; tenía 19 años”, recordó Ayelén.
APRENDIZAJE CONSTANTE
Ayelén aprendió desde el día uno, y eso incluye hasta la forma de encontrar un puesto. En la construcción, quienes desean trabajar se acercan a la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina) y hacen largas colas todos los días. “Firma” le llaman, y eso fue lo que ella hizo durante 2 meses hasta que al fin la incorporaron en una empresa.
Sus primeras tareas fueron de pintura y masilla, tal vez porque es un trabajo más liviano y requiere detalles. Se reconoce como muy inquieta y esa curiosidad la impulsa a saber más.
“Siempre que termino mis tareas, me busco otra cosa que hacer, y es por eso que tuve la suerte de trabajar en una obra desde cero. Hice armadura, tiré hormigón, armé plateas, carpintería, preparé material, aprendí de todo”, señaló Ayelén.
No tiene una actividad preferida; disfruta cada cosa que realiza, como por ejemplo la colocación de durlock, desde transportar las planchuelas, cortarlas y encastrarlas.
El gremio en Comodoro Rivadavia se ocupa de que las mujeres tengan capacitaciones con certificación a nivel nacional. Este año habrá dos inicialmente: electricidad y soldadura, y Ayelén optó por esta última. La especialización, sobre todo en las mujeres, es sinónimo de ascenso.
PREJUICIOS Y BARRERAS
Respecto a las condiciones laborales en el ámbito de la construcción, Guadalupe Balbuena, referente de UOCRA Mujeres en Comodoro Rivadavia, expresó: “Las mujeres enfrentan barreras para ingresar en el ámbito de la construcción, desde los prejuicios de género hasta la falta de oportunidades en los ascensos. Existe la discriminación, y la conciliación con la vida personal es un desafío, ya que hay madres que son cabeza de familia.”
En entrevista con ADNSUR, Guadalupe se explayó respecto a la tarea que desarrolla el gremio, con un trabajo enfocado en romper estereotipos y apoyar el crecimiento de las mujeres.
“Nuestro cambio inicial pasa por las capacitaciones con certificación para las mujeres, charlas y concientización sobre igualdad de género. Hay que resaltar que existe la otra cara de la moneda, donde los compañeros ayudan a las mujeres a crecer y realizan un trabajo en equipo”, afirmó la referente.
Para Ayelén, su inicio laboral no fue color de rosas, pero todo es un aprendizaje, tanto para ella como para sus compañeros de trabajo. Un hombre le mandó mensajes al celular en horario laboral, la intimidó y la hizo pasar un mal rato, pero Ayelén activó el procedimiento y se contactó con su referente, y las cosas se aclararon. Cuando suceden situaciones de acoso laboral, existen sanciones y hasta despidos.
Ella, como tantas mujeres que trabajan en la construcción, se siente protegida por el acompañamiento que hace el gremio de la UOCRA.
Otro paso importante que realizó UOCRA fue que se modificara la Ordenanza Municipal Nº 16.197/22. La propuesta que se elevó al Concejo Deliberante de la ciudad, fue que la obra pública tenga un 15 % de cupo laboral femenino. Dicha modificación se aprobó en noviembre de 2024 y está próxima a entrar en vigencia.
“La mujer siempre tiene que demostrar que sabe; en cambio, cuando un hombre llega a la obra, nadie le pregunta nada; se supone que lo sabe todo”, explicó Guadalupe Balbuena.
TRABAJO 100%
Ayelén se va de madrugada a trabajar, sube a los yacimientos y vuelve casi a las 20 horas a su casa. Pasa muchas horas con sus compañeros y rescata el buen ambiente laboral; allí cosechó amigos.
“Lo que a veces cuesta es el tema de la fuerza, pero siempre hay alguien que te ayuda y te enseña cuestiones técnicas para hacer el trabajo y evitar los accidentes”, recalcó Ayelén.
A la hora de hablar sobre lo que sacrificó por el trabajo, no se le vienen demasiadas cosas a la cabeza. Lo pensó un largo rato, hasta que recordó que antes bailaba danza árabe y tuvo que dejarlo porque no le daban los horarios.
“Todos somos capaces de aprender y las mujeres se tienen que animar a este trabajo. Siempre hay compañeros dispuestos a compartir sus conocimientos y a enseñar, y el gremio nos acompaña mucho”, insistió Ayelén.
Ayelén disfruta de su constante aprendizaje y, gracias a esto, pudo colaborar junto a su familia en la ampliación de la casa de su mamá. Para ella, el trabajo en la construcción solo le brinda cosas buenas y no lo cambiaría por nada. No siente que el mameluco y los botines la hagan menos mujer.
