Egon, el enfermero de la Salita de Rada Tilly que murió por coronavirus y que toda una ciudad despide con amor
Egon Robinson Vargas falleció este miércoles a la madrugada y se convirtió en el primer trabajador de salud de Chubut que murió tras dar positivo de coronavirus. Hombre de sonrisa permanente, alegría diaria y especialista en vacunar niños, deja un gran recuerdo en Rada Tilly, donde trabajó por 33 años en el Centro de Salud Réne Favarolo.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - “Yo vine en el 87, en octubre, a cubrir licencias. La sala en ese tiempo trabajaba las 24 horas y me quedé acá a cubrir los veranos; venía de noche, de 20 a 8 de la mañana”. El que habla es Egon Robinson Vargas (54 años), quien quedará guardado en la memoria de Rada Tilly como uno de los emblemáticos enfermeros de la “Salita”, el Centro de Salud René Favaloro, como indica su nombre oficial.
Durante 33 años trabajó en ese lugar y este miércoles sus compañeros y amigos lloran su partida. Egon falleció a la 5 de la madrugada y se convirtió en el primer trabajador de salud de Chubut víctima de coronavirus; pandemia que tiene a maltraer a la provincia y en especial a Comodoro Rivadavia y Rada Tilly.
Egon dejó un gran recuerdo en quienes fueron sus pacientes y las redes sociales se inundaron de mensajes de despedida. Quienes lo conocieron de cerca tampoco pudieron ocultar su tristeza, pero todos los consultados por ADNSUR lo recordaron con la misma alegría que él transmitía a diario, tal como contó María Eugenia Medina, secretaria de Desarrollo Social de Rada Tilly, quien lo conocía hace 10 años.
“Él era una persona alegre, alguien con mucha gracia, cuando llegaba nos prendía sahumerios y nos llegaba todo de olor del sahumerio o palo santo para la buena onda. Pero siempre estaba sonriente, era una persona dispuesta al servicio, en todos los veranos estaba presente en las actividades e iba con mucho entusiasmo para la playa, siempre con vocación de servicio para la comunidad”, recordó.
Lorena Calamante, directora del Hospital de Rada Tilly, también recordó a su persona. Lo conoció fuera del ámbito de salud y tuvo la oportunidad de compartir reuniones y festejos. “El era siempre respetuoso, alegre, una persona adorable, amorosa”, indicó.
Quienes lo conocieron en su trabajo recuerdan diferentes anécdotas que contaba sobre el inicio de la Salita, como aquellas escapadas de médicos a la playa en pleno verano cuando no había pacientes; comidas que hacían cuando todo estaba tranquilo, y aquella vez que tuvo que ayudar a que nazca un niño, algo que todos recuerdan en la institución.
Egon también se caracterizaba por ser un especialista en vacunación, por tener una mano mágica especialmente con los niños. “Muchos pediatras le mandaban a los chicos para que los vacunen porque lo hacía rapidísimo”, recordó Medina. “Nosotros siempre lo recordaremos, lo tendremos en nuestro corazón porque forma parte de la historia de la Salita y en mi caso personal lo he conocido como ser humano, pero hoy sobresale su actitud de servicio y su aspecto como ser humano”, valoró.
EL AMOR Y LOS VIAJES
Jorge Abraham, quien está jubilado, pero trabajó toda su vida en el Centro de Salud René Favaloro, también recuerda la facilidad que el enfermero tenía al momento de vacunar, y reconoce su admiración. “Lo admiré siempre por el hecho de cómo vacunaba a los chicos, a los bebés, tenía mucha paciencia, jugaba antes de vacunarlos”, recordó con una sonrisa.
Jorge conoció bien de cerca a Egon. Durante 30 años compartieron momentos en la Salita e incluso fue su padrino de casamiento cuando decidió dar el sí junto a su marido, Miguel Martinovich, haciendo uso de la Ley de Matrimonio Igualitario. “Me eligió como padrino a mi y a la doctora Mariela Barria. Me acuerdo que hizo una fiesta chiquita, entre 7 u 8 personas. Él estaba feliz, ahí encontró su felicidad”, aseguró.
Amiguero, amante de las reuniones sociales y los viajes, Egon dejó grandes recuerdos en quienes lo conocieron, siempre decía que quería conocer Europa, algo que le quedó pendiente y bromeaba que si se sacaba el Quini 6 iba a invitar a sus amigos a un crucero.
Sin duda, en la villa balnearia lo recordarán varias generaciones, ya que como él contó en el video institucional de los 50 años de la Salita, muchos chicos que vacunó en algún momento de su carrera le llevaron a sus hijos para que aplique su magia; un acto de amor a la profesión que eligió para su vida.