El día 23 pasó “con curva plana”: cuáles son los riesgos de confiarse y relajar la prevención
Un indicio positivo, que deberá confirmarse con el correr de las semanas para transformarse en un indicador consolidado, refleja que la curva de contagios por coronavirus en la Argentina se mantiene aplanada.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - En el día 23 desde el primer caso registrado en el país el número fue de 589 infectados, frente a 387 registrados tres días antes. Mientras no duplique cada tres días, la situación se mantiene en límites manejables y sin desbordar al sistema de salud, al menos mientras crezca con este ritmo ralentizado.
Hay una salvedad que impide alegrarse demasiado por los números favorables –de allí el término de “indicio”, más moderado que el de “indicador”-. Los especialistas coinciden en que la frecuencia de los análisis para detectar el virus, que ha comenzado a descentralizarse para evitar el cuello de botella formado en el Instituto Malbrán, podría ocultar un número mayor de casos. Eso no implica desconocer ni cuestionar la estadística oficial, sino tomarla con la precaución que las extraordinarias circunstancias imponen.
Al no duplicarse cada tres días, Argentina se mantiene en un escenario de mesurado optimismo, lo que llevó al ministro Ginés González García a reconocer el viernes último que “estamos mejor de lo que esperábamos”.
El propio Ministerio de Salud había proyectado, en un informe oficial que fue anticipado por ADNSUR el lunes último, que el aplanamiento de la curva podría esperarse para mediados de abril. Vale repasar una idea básica de ese amplio informe: China logró aplanar la curva en el día 23 desde el primer caso, mientras Argentina aguardaba hacerlo más allá del día 40, alrededor del 15 de abril (proyectando una duplicación de casos cada 3 días hasta esa fecha). Sin embargo, los números oficiales hoy reflejan que está en el mismo Ratio de Incremento de Casos (RIC) que el del gigante asiático, sin haber alcanzado en ningún momento la duplicación cada 3 días.
Esto arrojaría dos conclusiones importantes: este escenario no implica que no pueda haber una aceleración de contagios más adelante; la segunda, más importante que la anterior, la aportan los infectólogos: la cuarentena aplicada rápidamente por el país ha sido una medida efectiva y debería ser un indicador para mantener las medidas de prevención. Las estadísticas duras muestran que vamos bien. Pero no podemos confiarnos.
Dos escenarios extremos que dependen de la responsabilidad de la población
Los números oficiales no dejan lugar a confusiones: aun en el escenario de optimismo moderado en que se encuentra hoy el país, la cantidad de contagios hasta mayo podría llegar hasta 253.000 personas y no menos de 2.800 fallecidos.
El premio por mantener la curva aplanada –lo que depende en gran parte de la responsabilidad de la sociedad para cumplir la cuarentena- es grande: la cantidad de contagios y de vidas perdidas se reduce fuertemente. El castigo por no tomar conciencia también es proporcionalmente grave: la cantidad de infectados se elevaría hasta 22 millones de personas y la de muertes, se multiplicaría por 9 veces o más.
En Comodoro Rivadavia y su zona de influencia, inserto todavía dentro de la tasa cero que favorece a Chubut, parece ser necesario apelar a la conciencia ciudadana: más allá de las medidas de control y los operativos de sanciones, con multas y detenciones incluidas, el viernes último hubo un notorio movimiento, en el que se sorprendió a personas en ómnibus para ir de compras al centro, o un inusitado movimiento en sectores barriales, que parecerían reflejar aquella conducta relajada de quienes creen que lo malo ocurre siempre lejos.
Sin embargo, la vulnerabilidad del sistema sanitario debería configurar una advertencia suficiente para no jugar con la suerte.
Una guerra en desventaja
Sin alarmismos, los números positivos del inicio de este análisis tienen un reverso negativo a la hora de repasar la estructura sanitaria para afrontar la guerra contra el virus.
Antes de ello debe advertirse que ningún sistema de salud, por fuerte que se encuentre, puede afrontar una pandemia que sale de control por no tomar medidas de prevención a tiempo: lo saben hoy Italia, España, Estados Unidos, Brasil y hasta el príncipe y la reyna de Gran Bretaña, incluido el primer ministro que en los primeros días tuvo la increíble propuesta de inmunizar a la población permitiendo un 60 por ciento de contagios, creyendo que él se encontraría entre el favorecido 40 por ciento restante, aunque en las últimas horas el test positivo le haya quitado esa ilusión.
En Chubut el sistema público de salud cuenta hoy con 63 camas disponibles de Terapia Intensiva, según datos divulgados por el ministro Fabián Puratich. Frente a ese total, se apunta a incrementar el número a 152. Del complejo existente hoy, en Comodoro Rivadavia hay 20 unidades, entre los hospitales Regional y Alvear (según el ministro, se ampliará a 53). A ello se suma el sector privado, que contabiliza hoy 22 camas de T.I, eventualmente ampliables a cerca de 40.
Es decir, se contaría, con todos los esfuerzos, con alrededor de un centenar de unidades, en una ciudad que funciona como cabecera de todo el sur de Chubut y norte de Santa Cruz, lo que representa alrededor de 400.000 habitantes.
Sin contar el déficit de respiradores, hay que esperar que el índice de contagios eventualmente se mantenga por debajo del 0,025 por ciento del total. Dicho de otro modo, deberíamos esperar que cada 4.000 personas, sólo 1 (o menos de 1) pueda enfermarse, a fin de mantener las posibilidades de ser contenido por el sistema de salud.
Comodoro Rivadavia sumará una demora adicional. Cuando comiencen a realizarse los análisis para detectar el virus en Chubut, para lo cual los laboratorios habilitados son los de Trelew y Esquel, deberán enviarse las muestras por correo hacia el centro sanitario del valle, según establece el Plan Operativo del Ministerio de Salud de la provincia. Un tema que ya genera preocupación en algunos sectores.
La tómbola es demasiado arriesgada y las probabilidades juegan en contra. La mejor vacuna conocida hasta ahora, vale insistir, es quedarse en casa.