El estrés postraumático de los veteranos de Malvinas de Comodoro
Estrés postraumático, enfermedades coronarias, depresión y consumo de sustancias son los cuadros más frecuentes y relevantes que los profesionales del área de Salud Mental atienden a diario en el Centro de Salud Conjunto de las Fuerzas Armadas que funciona en Comodoro desde 2022, fecha en que salió la resolución del Ministerio de Defensa.
Si bien no hay estadísticas oficiales y concentradas sobre nuestra ciudad, los profesionales dan cuenta de los casos y síntomas a los que se enfrentan en el consultorio. Como patología prevalente, entre los veteranos de Malvinas, se encuentra el estrés postraumático, con distintos grados afectación o gravedad. Le siguen las enfermedades coronarias en un 70% y la depresión en un porcentaje similar.
A 41 años de la gesta de Malvinas y de un conflicto bélico que marcó a toda una comunidad, Comodoro Rivadavia alberga a un nutrido grupo de veteranos que finalmente cuentan con un espacio donde atender sus dolencias; el Centro de Salud Conjunto de las Fuerzas Armadas “Veteranos de Malvinas”, algo que estaba pendiente para quienes dieron su vida por la patria.
Según datos del propio Centro de Veteranos de Malvinas en Comodoro hay un total de 113 (algunos viven en la cordillera) y 28 fallecidos a lo largo de estos 41 años.
Un espacio necesario
“Queremos darle comienzo y continuidad a una atención que estaba descentralizada. En estos momentos estamos atendiendo los casos más calientes y difíciles que emergen. Hay cierta falta de visibilización de estos problemas”, explicó el médico psiquiatra Jeremías Bikick, Teniente Primero del Ejército Argentino.
La patología más prevalente dentro de lo veteranos de Malvinas es el estrés postraumático. También entre un 70 y 80% de los pacientes que asisten al centro de salud tienen enfermedades coronarias.
“Está científicamente comprobada la relación entre la enfermedad mental y las enfermedades coronarias. Cuando yo sondeo un poco más, lo que se ve es un trastorno de estrés postraumático muy enraizado, casos no tratados. Gente que no habló nunca. Entonces al no poder ponerlo en palabras y explicar lo que le pasa, aparece un problema de elaboración que le puede traer un problema a futuro y su resolución y elaboración depende de la formación inicial, cultural, académica. Una persona de bajo nivel cultural con baja formación académica, tiene mayor predisposición de desarrollar enfermedades mentales porque le faltan recursos personales”, explica.
Hay casos de ex combatientes que no pudieron compartir nunca con nadie, incluso con su entorno familiar más íntimo las vivencias de la guerra. “La escucha sin prejuicios, sin hacer caras, ya sana. Es un postulado Freudiano. La escucha es milagrosa y la persona por el solo hecho de contar se saca un peso de encima. De esto se trata, de descargar la mochila para esta generación que tuvo tantos problemas”, apreció Bikick.
Como si fuese hoy
Así sienten la guerra los ex combatientes. Los recuerdos se llevan a flor de piel e interfieren en la vida cotidiana.
“Los signos del estrés postraumático tienen que ver con el insomnio, con la irritabilidad, viven con una ansiedad permanente desencadenado por un estresor que fue crítico totalmente y la persona reconstruye su vida con una personalidad ansiosa. No duerme bien, no descansa, se enoja por cualquier cosa y tiene muy poca tolerancia a esperar. Cuando llegan acompañados de la familia es porque ya explotó, es imposible vivir con esa persona o ya la familia considera que no son condiciones dignas ni para ellos ni para las familias.
Es una situación social muy compleja. La familia está afectada y está visto en los trabajos de investigación que el grado de afección puede llegar hasta la tercera generación con un estrés postraumático no elaborado porque la persona no puede reaccionar bien, vive como en guerra permanentemente”.
“Es importante comenzar a visibilizar estas cosas y que en cada lugar haya un centro de salud de veteranos que ayude a esta generación joven que son los abuelos de nuestros hijos.