El exsacerdote de Comodoro que ganó en "Los 8 escalones" contó cómo conoció a su mujer
Ignacio Cherino, quien fue sacerdote en la ciudad, dejó todo por amor tras conocer a Gabriela en plena pandemia. El hombre que dejó sin palabras a Guido Kaczka al contar parte de su historia ahora dio detalles de cómo se conoció con su pareja Gabriela, con quien vive en Temperley, zona sur del Gran Buenos Aires.
Ignacio Chierino, de 43 años, fue sacerdote en Comodoro y ganó $6 millones en “Los 8 escalones”. El hombre, que dejó los hábitos por amor, contó cómo se conoció con su pareja, Gabriela, con la que hoy convive junto a sus dos hijos.
En la pandemia, él daba sus misas por internet a quisieran conectarse, y una de ellas era Gabriela, que estaba divorciada desde hace diez años, y madre de dos adolescentes.
La mujer, de 47 años, es oriunda de Temperley y daba clases de catequesis en una escuela de Lomas de Zamora.
Ignacio fue sacerdote castrense durante 8 años de ministerio y 8 de seminario, un total de 16 años consagrados a su vocación sacerdotal. Tuvo un paso por Comodoro, donde fue capellán castrense y padre en el Liceo Militar.
Durante al aislamiento por la pandemia de coronavirus Ignacio y Gabriela empezaron a hablar y entablaron una amistad. "Nos conocimos en la virtualidad, pero cuando la cosa tomó otro rumbo me decidí a conocerla personalmente; la cosa no era solamente algo romántico e idílico", contó Ignacio a Cadena Tiempo.
El exsacerdote reconoce que es bastante común que un religioso se enamore y cambie de vida. En su caso, cuando comenzó a sentir algo más que una amistad por Gabriela, Ignacio se replanteó lo que le estaba ocurriendo.
“Se me generó un conflicto interno, espiritual, emocional y psicológico; si no era una cosa fruto del confinamiento y la crisis de los 40. Hice terapia, busqué el consejo de un amigo sacerdote que me supo orientar. No me iba a permitir tener una doble vida, una doble moral y ser un hipócrita”, asegura.
Fue entonces cuando el Padre Cherino juntó valor y le comunicó al obispo que iba a dejar el sacerdocio por una mujer.
“En noviembre del 2020 renuncié ante mi superior, mi obispo, tuve que rehacerme y volver a buscar trabajo. Gracias a Dios tengo trabajo en un colegio privado laico en Lomas de Zamora, donde soy preceptor y empleado administrativo”, relató.
Para Ignacio no fue sencillo el cambio de vida. El hombre se quedó en la calle, con el título de profesor de Historia, y le costó reinsertarse.
"Nadie me dijo `te vamos a dar una mano para que consigas trabajo`. No estoy renegado contra la Iglesia ni contra Dios ni contra mi fe. Esperaba otro acompañamiento que no lo tuve; desde ese punto de vista me sentí un poco de desencanto de algunas personas, no todos", reconoce.
Gabriela también perdió el trabajo en el colegio de Lomas de Zamora. La despidieron “por estar en relación con un ex sarcedote”, contó Ignacio.
Y no solo perdió un trabajo. También algunas amistades dejaron de hablarle. “Hasta me han mandado mensajes tratándome de prostituta”, confesó a El Diario Sur.
“Sigo siendo creyente, un hombre de fé, pero desde el otro lado del altar. Estoy en trámite de tener la dispensa del celibato para contraer matrimonio el día de mañana -agrega-. Sigo creyendo en Dios, me sigo creyendo católico y viviendo mi nueva vida con esa familia ensamblada”.
"De algún modo soy papá del corazon -expresa en alusión a los dos hijos adolescentes de Gabriela-. No descartamos tener hijos, no creo que la paternidad se reduzca solo a lo biológico. Los hijos lo tomaron muy bien, mejor de lo que me imaginaba, tengo una excelente relación con ellos", agradece.