El legado de Gregorio Álvarez en Neuquén: una eminencia clave en la medicina de la provincia

En el corazón de la Patagonia, la figura de Gregorio Álvarez resplandece como un faro de conocimiento y dedicación. Nacido en Ranquilón en 1889, este hijo de la tierra neuquina no solo dejó una marca imborrable como el primer maestro y médico nativo de la región, sino que también se erigió como un incansable promotor de la educación y la investigación.

Desde sus humildes inicios en Ranquilón hasta sus destacadas contribuciones en congresos internacionales, la trayectoria de Álvarez es un testimonio vivo del poder del compromiso y la pasión por el conocimiento. Su legado va más allá de las fronteras geográficas, abarcando campos tan diversos como la medicina, la historia, la geografía y la música.

Hoy, a través de las Becas Gregorio Álvarez, su espíritu visionario continúa inspirando a las nuevas generaciones de estudiantes neuquinos. Este proyecto, impulsado por el gobernador Rolando Figueroa, es un tributo a la memoria de un hombre cuyo amor por la educación y la cultura sigue iluminando el camino de aquellos que sueñan con un futuro mejor.

Gregorio Álvarez fue el primer maestro y médico nativo de la Patagonia. Su pasión por el conocimiento lo llevó a estudiar en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta y posteriormente a graduarse como médico, convirtiéndose en un destacado especialista en dermatología y pediatría.

Álvarez no solo se destacó en el ámbito médico, sino que también fue un ferviente defensor y difusor de la cultura neuquina. Fundador de la Casa Neuqueniana en Buenos Aires, contribuyó significativamente a la preservación y divulgación de la historia, geografía, folclore y arqueología de la provincia.

Su legado perdura en instituciones como la Universidad Nacional del Comahue, donde fue profesor titular de Historia Regional, y en obras como "Neuquén, su historia, geografía y toponimia", que sigue siendo una referencia fundamental para comprender la región.