El recuerdo a 28 años de la trágica muerte de los 25 "bomberitos" de Puerto Madryn
Los jóvenes de entre 11 y 23 años perdieron la vida intentando ayudar en el combate de un incendio que estaba descontrolado por los cambios de dirección de los intensos vientos. El fatal hecho marcó la historia de la ciudad.
La tragedia de bomberitos marcó un antes y después en la vida de los vecinos de Puerto Madryn. La muerte jóvenes de entre 11 y 23 años aún duele cuando cada 21 de enero se recuerda una de las peores tragedias que enlutó a la localidad portuaria. Este viernes se cumplen 28 años de aquel trágico suceso que le arrebató la vida a a 25 "bomberitos".
El 21 de enero de 1994, se produjo un incendio en un campo lindante a la Ruta Nacional N°3 y un grupo de 25 bomberos, de entre 11 y 23 años, salieron a apagar el siniestro. Sin embargo, el viento que azota en la Patagonia les jugó una pasada y murieron asfixiados.
Según narran las crónicas de la época, eran alrededor de las 14:30, cuando el teléfono sonó en la Seccional Primera de Policías. Un adolescente, que había visto humo en un campo lindante a la Ruta Nacional N° 3, a unos 15 kilómetros de Madryn, no dudó en alertar a los agentes policiales sobre lo que sucedía en el campo de Ana Gallastegui.
Todo indicaba que se trataba de un incendio de menores proporciones, como suele ocurrir en la zona costera, muy diferente a lo que sucede en la Cordillera cada año, en que hay que lamentar cientos y cientos de hectáreas de campo quemadas. Sin embargo, nada era lo que parecía hasta ese entonces. La tragedia iba a enlutar a toda una provincia.
Según se pudo construir tras la tragedia. Esa tarde dos grupos de bomberos fueron hasta el lugar en dos móviles distintos. Entraron unos 3 kilómetros adentro, hasta que el camino obligó a continuar a pie para combatir el fuego.
Alrededor de las 16:00 llegó un tercer grupo, dirigido por el suboficial José Luis Manchula, un joven de apenas 23 años, que estaba acompañado por un grupo de adolescentes, muchos de ellos menores de edad, algo que en época de acostumbraba.
Ese día hacía calor en la ciudad del Golfo Nuevo. La temperatura superó los 32° grados y el viento, si bien no era intenso, se hacía sentir. Los bomberos lucharon contra el fuego intentando vender la intensidad de las llamas y el sofocante calor de la tarde. Todo estaba medianamente controlado, hasta que cerca de las 17:30 el viento cambió y el panorama se complicó.
El sargento Julio Laportilla advirtió lo que sucedía con el clima, y al temer por la seguridad de sus camaradas intentó alertar al grupo de lo que ocurría. Es que Las llamas crecían en tamaño y el cambio de dirección del viento complicaba la situación de rescate.
Laportilla, contó en reiteradas veces que la primera vez que se comunicó no tuvo respuesta. Luego siguió intentado hasta que hubo un pedido de ayuda. Era Manchula, quien advertía que estaban en peligro y pedía ayuda.
Los rescatistas ante esa situación intentaron avanzar sobre el fuego para rescatar a sus compañeros, pero fue imposible, Y a las 18:15 la radio sonó por última vez. Aparentemente era un bombero de corta edad, quien pedía ayuda para ser rescatado. Luego fue silencio absoluto, la certeza de que algo malo había ocurrido.
Esa tarde noche los rescatistas buscaron a sus camaradas mientras luchaban con el fuego. A pesar del desalentador cuadro, muchos tenían esperanza de que habían podido huir por otro lugar y aún no se podían comunicar. Es que era una época distinta, donde no había telefonía celular, ni GPS.
Esa noche declararon a los bomberos como desaparecidos, y al otro día, cuando el clima y las llamas lo permitieron una patrulla salió en búsqueda de los bomberos, pero todo acabó alrededor de las 7:30, cuando encontraron algunas herramientas, cascos y los cuerpos de esos jóvenes y niños.
El panorama era desolador en la ciudad del Golfo Nuevo. Mientras tanto, otros bomberos seguían luchando con el fuego, para tratar de apagar las llamas. En total fueron 40 horas de trabajo.
El último adiós de los bomberos se realizó en el Gimnasio Municipal de esa ciudad, donde se despidió a 23 de los 25 bomberos. Los dos restantes, Ramiro Cabrera y Marcelo Miranda fueron despedidos en otro lugar por motivos religiosos.
Al otro día, alrededor de las 18:00 horas, los bomberos tuvieron cristiana sepultura. Cuenta que en Madryn, quienes vivieron esa época no pueden olvidar la imagen de los 25 ataúdes que recorrieron la ciudad cargados en un camión. Fueron 40 cuadras que para muchos significaron kilómetros.
Los 25 mártires bomberos voluntarios
Sub Oficial Mayor MANCHULA, José Luis; Cabo 1º MERIÑO Cristian; Cabo GIUDICE IVANOFF, Alicia; Cabo ZÁRATE, Juan Carlos; Cabo YAMBRÚN, Cristian; Cabo ROCHÓN, Enrique; Cabo GONZÁLEZ, Alexis; Cabo MANGINI, Leandro; Cabo ARAYA, Daniel; Cabo PASSERINI, Juan Manuel; Cabo CABRERA, Ramiro; Cabo GODOY, Raúl; Cabo CUELLO, Marcelo; Cabo BORREDA, Andrea; Cabo ROMERO, Paola; Cabo LÓPEZ, Alejandra; Bombero LUNA, Gabriel; Bombero MOYA, Jesús; Cadete Dragoneante DANCOR, Néstor; Cadete Dragoneante MOCCIO, Juan; Cadete Dragoneante HEGUI, Carlos; Cadete Dragoneante ARCAJO, Mauricio; Cadete Dragoneante ZÁRATE, Cristian; Cadete Dragoneante MIRANDA, Marcelo; Cadete Dragoneante JONES, Lorena.
La tragedia de los bomberos de Madryn marcó un antes y un después en la vida de los bomberos en Argentina. No solo se prohibió la salida de menores de edad en incendios, sino también se los dotó de mejor equipamiento, ya que además de la edad, una de las falencias de la tragedia fue el escaso recurso material con el que contaban.
LOS ACTOS
La Asociación de Bomberos Voluntarios de Puerto Madryn realizará a las 8:30 la colocación de ofrendas florales en el monumento al Martír Bombero Voluntario en la plaza San Martín.
El siguiente homenaje será a las 09:15 con un responso que se llevará a cabo en el cementerio local donde descansan los restos de los 25 bomberos. Y finalmente, se colocará una ofrenda floral en el barrio Mapù Gnefu donde hay calles que llevan el nombre de los bomberos y donde a futuro se construirá un nuevo monumento .