El testimonio de una chofer de Uber en Comodoro: "Estamos en la misma, pelean contra otro compañero"
En medio de la tensión por el reclamo de taxistas y remiseros contra los choferes de Uber en el Concejo Deliberante, el relato de una mujer que trabaja con su auto particular "yo estoy haciendo dentro mis posibilidades lo que puedo, para no morirme de hambre".
Durante la madrugada de este lunes, taxistas y remiseros bloquearon las terminales de colectivos, se movilizaron por las calles céntricas de la ciudad y mantienen un paro general del servicio en contra del transporte ilegal de pasajeros, conocidos como Uber, entre otros. Por estas horas, siguen en vigilia afuera del Concejo Deliberante hasta reunirse en un plenario con los ediles este martes.
Ante esta situación, ADNSUR conversó con una chofer de Uber para conocer su postura. Al respecto, señaló “no sé cuál es el enojo de ellos, si vos encargás por la aplicación y llega un taxi o un remis. Yo tengo amigos que están trabajando tanto con los taxis como con los remises y como la plata no alcanza para nadie, cortan con ese servicio y siguen trabajando con la aplicación. Que se van a pegar entre ellos solos, como le están pegando a la gente que está trabajando de Uber”.
En otro orden de cosas, opinó respecto a la problemática e indicó, “yo les doy la razón de que es una competencia desleal, porque hay muchos autos que no están en condiciones de trabajar y ellos lo saben, no es mi caso porque yo tengo un auto nuevo y en condiciones. Tengo todo en regla, carnet y seguro al día”, aseguró.
Por otro lado, agregó, “la competencia es desleal, porque yo no trabajo para nadie y tampoco la cantidad de horas que trabajan ellos. Lo mismo que hacía para mi familia, mi tía que no manejaba, mi mamá que tenía que ir al supermercado, mi prima que salió, hago lo mismo pero cobrándoles. Las personas para las que yo estoy trabajando son contadas con los dedos, no me publico en ningún lugar, no estoy haciendo publicidad ni nada y trabajo para clientes especiales”, relató.
En relación a su historia personal, sostuvo, “yo necesito trabajar, primero porque tengo una enfermedad crónica, tengo enfisema pulmonar, tengo 50 años, no tengo marido, no estoy jubilada, no cobro ninguna pensión y como no me estoy muriendo, tampoco puedo tener una pensión por enfermedad. No tengo ninguna entrada de ningún lado. Tengo dos hijos, entonces yo algo tengo que hacer”.
“Gracias a Dios tengo un auto en condiciones, al cual puedo trabajarlo, pero comprar una licencia es inalcanzable y alquilar una licencia también, entonces a mí no me queda otra opción”.
En tal caso, manifestó, “tendrían que ir contra los chorros, no con el que trata de hacer un emprendimiento o de trabajar, porque se atacan contra la persona que quiere hacer una moneda, que quiere subsistir sin pedirle nada al gobierno. Yo no le estoy pidiendo a la municipalidad que me dé un plato de comida, estoy haciendo dentro de mis posibilidades lo que puedo.Y con la herramienta que tengo en la mano, qué voy a dejar el auto paraba afuera y me voy a morir de hambre”, arremetió.
AMENAZAS
“Cuando yo empecé, trabajaba solamente para mujeres y después me tuve que bajar y no pude seguir trasladando a las chicas que iban a los cumpleaños de 15 porque recibía amenazas. Esta persona que a mí me amenazó, de que me iba a pegar, que me iba a hacer esto o lo otro, un día gracias a Dios me lo puso en el camino y me lo crucé en una parada de taxi y le dije ‘así que te gusta pegarle a las mujeres’y los compañeros se empezaron a reír, pero yo me saqué las ganas de decírselo en la cara, porque esa persona, la cual a mí me amenazó tanto, después puso una foto de perfil y yo lo tenía agendado, entonces yo pude sacar la foto de esa persona”, recordó sobre una difícil situación que vivió con un taxista.
“Me quedé con un grupito cuestión de poder subsistir, que ni siquiera llego a cumplir mis necesidades básicas, porque no las cumplo hoy por hoy”, remarcó la chofer de Uber.
LOS CLIENTES Y EL TIPO DE SERVICIO
Entre sus viajes, la chofer traslada a una señora mayor a sus turnos médicos, y señaló “la llevo a Penta, si ella tarda tres horas en hacer su estudio, yo estoy las tres horas parada y afuera esperándola y le cobro el viaje de ida y de vuelta”.
En ese contexto, aclaró que la mayoría de sus clientas “son viejitas que no pueden andar con la bolsa, hacemos el pedido y yo me bajo con ellas y les cargo el carro, les ayudo a comprar, hasta muchas veces les ayudo a pagar porque no saben hacer una transferencia y la tengo que hacer yo”.
REPRESALÍAS
Recordó también el ataque que sufrió una chica de Ciudadela, “le prendieron fuego el auto, yo tengo el auto rayado de punta a punta, que no sé si habrá sido eso también, porque fue en ese tiempo que estaban muy pesados”.
Y concluyó, “yo tengo amigos taxistas y remiceros, y están en la misma circunstancia, que es una pelea que no tiene que existir, porque están peleando contra otro compañero que está haciendo las horas extras. Lamentablemente todo el mundo tiene que tratar de subsistir”.