Entre trazos y memoria: Alejandro Aguado, el dibujante comodorense que cuenta de otra forma la historia de la Patagonia
Lleva la Patagonia en la sangre; es bisnieto de una mujer de origen tehuelche y un hombre que emigró de España y recorrió las zonas rurales conviviendo con los nativos. Quizás por eso le apasiona tanto la historia de la región, lo que lo ha llevado a escribir más de 20 libros sobre el tema, adentrándose en pueblos, los ferrocarriles, personajes históricos y también el petróleo; el oro negro que le dio vida a una zona considerada la puerta de entrada al sur de Chubut y norte de Santa Cruz. Este domingo te presentamos a Alejandro Aguado, un dibujante con todas las letras.
“Yo empecé con el tema de la historieta desde chico”, dice Alejandro Aguado, el dibujante comodorense que cuenta de otra forma la historia de la Patagonia, al recordar cómo comenzó su camino.
Alejandro tiene 49 años y hace 25 años recorre los rincones más desolados de la región, buscando datos que le ayuden a reconstruir historias. Así surgió “Don Casimiro. Una vida de aventuras y leyenda”.
Se trata de una novela gráfica inspirada en la vida de Casimiro Szlápelis, un personaje que hoy le da nombre a una calle del barrio Industrial de Comodoro Rivadavia. Este es el último libro que editó Aguado y fue dibujado por el maestro Juan Dalfiume. Él, en tanto, se ocupó de la investigación y el guion.
Hace tres años la publicación fue terminada, pero por los vaivenes de la crisis se postergó su impresión, hasta que Alejandro sintió que era el momento de darle luz a ese trabajo que cuenta con la participación de uno de los grandes maestros de la historieta argentina. Es que Dalfiume trabajó con guionistas como Oesterheld, Carlos Trillo o Robin Wood y dibujó personajes de gran repercusión, como Jackaroe, Shannon, El Virginiano, tal como cuenta en sus redes el propio Aguado.
Por estos días, el escritor y dibujante prepara el lanzamiento oficial de la publicación. Y mientras tanto, también disfruta de la reciente reedición de "El descubrimiento del petróleo en Comodoro Rivadavia en 1907", novela que imprimió la editorial de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) y que reconstruye la historia del oro negro. Realmente son días intensos para el escritor nacido es nacido y criado en Comodoro Rivadavia.
EL INICIO DE UNA PASIÓN
Como cuenta Alejandro su vida siempre estuvo ligada al dibujo, gracias a las historietas, un rubro que fue desplazado por la televisión, los videojuegos y ahora el celular. “Antes era lo más normal del mundo leer historietas”, dice con nostalgia. “Vos ibas a cualquier casa y te encontrabas con ellas. Estaba D'Artagnan, Fantasía, Patoruzú, Rico Tipo... Había para elegir a patadas, y la aventura, que ahora la encontrás en las series de televisión, uno la encontraba en la revistas de historietas”.
Su pasión por las historietas era evidente, por eso, cuando era adolescente cambió el Colegio Deán Funes por la Escuela Arte. Así formó parte del primer grupo de egresados que tuvo ese establecimiento cuando pasó a depender de la provincia.
Por ese entonces, Alejandro ya había empezado a publicar sus historietas en Diario Crónica, y también en el diario La Voz de Galicia de España. Además, en su primer año de secundario, había creado la primera revista de historietas de Chubut: “Duendes del Sur”.
Así iba su vida hasta que un día se dio cuenta que Patagonia tenía mucho de lo que él leía. “Hubo una época en que esas historias que leía en las historietas, las empecé a encontrar en Patagonia, que es muy particular a nivel mundial. La región tiene una historia tan rica, tan intensa, aunque pareciera que fuera breve, que son historias que superan a la ficción. Eso me terminó atrapando”, confiesa a la distancia.
Fue en el año 96 cuando Aguado comenzó a correr la región, buscando datos, historias y descubriendo lugares que nunca había imaginado. 25 años después no duda en afirmar que los patagónicos conocemos muy poco nuestro suelo, y que incluso el mismo sigue descubriendo lugares a pesar de todos los kilómetros recorridos.
De alguna forma, admite que su trabajo lo llevó a “reconstruir mi propia historia familiar”. Así, en "El valle de los Ancestros", escribió sobre su bisabuelo que llegó a Comodoro en 1905 y vivió en gran parte de la zona sur de Chubut, donde fue aguatero, carrero, tuvo un boliche de campo, y terminó casándose con una mujer tehuelche.
También en un libro más reciente, donde recorre su propia historia, hay imágenes de su madre, donde se la tejiendo y él leyendo historias de Disney. Y en otra, hay un dibujo de su padre, en su camioneta, y él arriba, recorriendo el campo; síntesis perfecta, de su camino.
Su trayectoria incluye 89 números del suplemento “El espejo” que Diario Crónica lanzó en la década del 90, y también publicaciones en diferentes países del mundo, entre España, Francia, Italia, Chile, Uruguay, Ecuador, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, entre otros países.
NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA
En un rubro difícil Alejandro supo abrirse su propio camino, y tal como dice, en la región es reconocido por su labor como historiador a través de libros, pero en Buenos Aires, por sus dibujos y por ser el editor de “La Duende”, aquella editorial que fundó en 2007 al darse cuenta que Dios solo atendía en Buenos Aires.
“Me vi obligado a crear los medios donde publicar, porque en los 90 no había editoriales en la región, y a uno estando en el interior del país no te dan bola porque no sos de Buenos Aires. Eso estaba muy marcado antes, entonces me tuve que crear mis propios medios, como la revista, el suplemento, y después empecé con los libros, hasta que en 2007 creé mi editorial”.
“La Duende del Sur” fue una de las tres editoriales más importantes del país en su rubro, dice Alejadro. Lleva más de 70 títulos publicados a la fecha.
A lo largo de su trayectoria el escritor y dibujante ha recibido diversos premios, como el Bienal de Arte de la Patagonia que obtuvo en 1993, compitiendo ante más de 500 postulantes, o el reconocimiento como vecino destacado que obtuvo en 2010 por parte de la Municipalidad de Comodoro Rivadavia. Los que mayor satisfacción le dieron fueron los que obtuvo en España y Francia, una de las mecas de los historietistas, con “Dear Patagonia”; un libro de 300 páginas a todo color, que editó con un dibujante español, y fue elegido como uno de los mejores del año en ese país.
Pero más allá de eso, al momento de elegir cuál ha sido el mayor galardón de su amplia y rica trayectoria, él se queda con la gente. “El reconocimiento de la gente es lo que te hace seguir adelante. Sentir que el trabajo que uno hace es útil. La gente me hace muchas devoluciones y ese es el mayor incentivo de todos”, reconoce. “La verdad he trabajado mucho sobre el pasado de la región y en alguna forma ha sido reconstruir mi propia historia familiar. Lo bueno es que siempre van surgiendo sueños nuevos, experiencias, pero tampoco hay que ponerse demasiada expectativas con la situación que vivimos. Hay que agradecer lo que uno va viniendo, lo bueno que te toca y a seguir laburando y seguir adelante, porque uno hace esto porque le gusta”, dice este escritor y dibujante, que ha recorrido el país y el mundo con su arte, contando la rica historia de la Patagonia, aquel lugar al que llegó su bisabuelo y que él decidió estudiar.