Apenas se habían cruzado en un duelo de parrilleros en una chacra de Trelew; se junaban de vista. Cristian Gauna venía de Comodoro Rivadavia con la chapa de campeón nacional del asado; Diego Acosta y Andrés Vulcano jugaban de locales y querían ganar a toda costa. No pudo ser: no estuvieron en el podio, se quedaron con la bronca y con hambre de gloria.

Las vueltas de la vida hicieron que Gauna se fuera a vivir a Trelew y se encontrara con Acosta y Vulcano, con algún parrillero amigo de por medio, y los invitaran a compartir la mesa. Entre asado y vino convinieron que no podía ser que no hubiera ningún chubutense en el primer duelo de la Patagonia.

El fogón los unió este domingo en Zapala, Neuquén, en la tercera fecha del campeonato federal del asado en el que tendrán el desafío de retener el título para que el trofeo se quede en Chubut. Las primeras dos fechas fueron en San Antonio, Jujuy, y Villa Nueva, Córdoba. La cuarta fecha podría ser en Trelew, que recibiría a miles de personas de toda la Argentina.

Gauna, quien espera por ir al mundial de Bélgica, apadrinará a los trelewenses Diego Acosta y Andrés Vulcano, quienes este domingo se medirán con los mejores  del país. El desafió es doble: por un lado, retener el título en el sur –son los únicos participantes-, y por el otro lado tendrán la misión de llevar la fiesta del asado a Trelew, que sería en un par de meses.

“Yo creo que Trelew es muy hermosa y grande, y tiene la capacidad para hacer este evento”, asegura Gauna, convertido en embajador del sur, quien ya encauzó las gestiones con prestadores turísticos de Trelew –mediante el Entretur- y la Municipalidad para intentar llevar el evento en los próximos meses.

Diego Acosta y Andrés Vulcano, los parrilleros de Trelew el sábado listos para competir.

 LA SALMUERA, CLAVE

El maestro Gauna, quien se consagró en 2018 en Mataderos, hace unos años se mudó de Comodoro a Trelew, y ahora va y viene del Valle a un campamento minero en Santa Cruz, a 80 kilómetros de Puerto Deseado, donde trabaja en una multinacional que cocina para todo el personal.

Diego Acosta, empleado del mayorista Diarco, y Andrés Vulcano compiten contra 60 de los mejores asadores de La Pampa, Córdoba, Santa Fé, Buenos Aires y Entre Ríos entre otras provincias, buscando la gloria.

Vulcano y Acosta tienen un as bajo la manga: una salmuera con un toque de laurel que no falla en los asados que ellos hacen para los amigos, y piensan a repetirla.  “Le busqué la forma de que el agua tenga sabor a laurel; cuando lo empiece a regar al asado ese va a ser nuestro punto, con eso nos va a ir bien", confía Acosta.

Parece que Gauna no está del todo convencido; les pidió que no se pasen de la raya. “Le mando foto a Gauna y me dice esa ve buenísima, pero por las dudas no la lleves; ponele sal y ajo nada más”, cuenta Acosta que igual se mantendrá fiel su estilo y asegura que con Vulcano “morimos con la nuestra”.

Está en juego la copa de la Federación Argentina de Asadores, una organización que tiene representantes en todo el país. Pero más que un torneo por el prestigio es una fiesta a la que concurren miles de personas donde hay exhibiciones de cocina, espectáculos de danzas folclóricas y musicales.

El jurado está integrado por los prestigiosos chefs Federico Domínguez Fontán, Jorgelina Almeira, Marcos Araya y Natalia Barrionuevo. El certamen solamente permite hacer un costillar a las llamas con asador, estaca o cruz y lo único que pueden ponerle a la carne es salmuera. Los asadores tienen que estar vestidos para la ocasión: se evalúa la prolijidad, el orden y la presentación. 

Gauna, el representante chubutense en la Federación, cuenta que “la particularidad es que solamente se puede usar salmuera y hacerlo sí o sí a las llamas. Esa carne después que el jurado lo prueba va a el patio de comidas y se vende a precios populares”.

Los primeros fuegos en Zapala el viernes a la tardecita durante los preparativos del campeonato

DE BACHERO A CAMPEÓN

Cristian Gauna y su amigo Adrián Rosales salieron campeones nacionales del asado en Mataderos, Buenos Aires, en 2018. El primer torneo lo organizó en 2016 el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires junto con los gastronómicos (UTHGRA), donde miles de personas coparon el Obelisco en la avenida 9 de Julio. Ese año Cristian Gauna colaboró como ayudante de parrillero; dos años después se consagraría en la Feria de Mataderos.

Después de ganar el campeonato del 2018, Gauna compitió en un torneo latinoamericano en La Serena, Chile, y logró clasificarse entre los mejores tres asadores que competirán en el mundial de Bélgica. La pandemia hizo que se modificaran los planes.

Al día de hoy Gauna está esperando que lo llamen para participar en el campeonato mundial en Europa. Todavía no hay certezas de que vayan a hacerlo este año. Aquel torneo del Obelisco fue la chispa para que Gauna y otros competidores decidieran organizarse en la Federación Argentina de Asadores, que ahora armó su propia liga.

Gauna, nacido en una pequeña isla de Corrientes, a los 17 años se fue a vivir a Río Gallegos, Santa Cruz, para sumarse al Ejército Argentino, y allí conoció a su actual esposa con quien formó una familia y se radicó en Comodoro Rivadavia.

Cristian tenía una chispa ahí dando vueltas hasta que un día pasó caminando por afuera de la parilla "La Rastra" y se encendió el fuego. “Pasaba por la vereda y veía el asador, andaba buscando laburo, vi estaqueado el cordero y dije yo quiero hacer eso; sentí una emoción que es inexplicable”, cuenta el parrillero.

Fue así que Gauna comenzó lavando los platos en “La Rastra”, donde conoció al parrillero Fabián Palacios, quien se convirtió en su maestro. “Si tenés un buen maestro le vas arreglando la mano”, asegura Cristian quien enseña que las claves para hacer un buen asado son “paciencia, un carnicero amigo, buena leña y agarrar confianza con un buen chimichurri”.

Los puestos de los asadores, listos para lagar la competencia este domingo temprano.

DE MOTOQUERO A LA PARRILLA

Diego Acosta, empleado del mayorista Diarco de Trelew, integra el grupo de motoqueros “Los llaneros de Rawson”, y es el que hace el asado cada vez que van a algún encuentro. Heredó de su padre la pasión por la parrilla y el fuego. “A mi viejo siempre lo llevaban para cocinar, le gustaba cocinar asado, te llamaba y te decía vamos a comer un asado; estar en el humo, echarle la salmuerita es un deleite”, cuenta.

Acosta y Vulcano se quedaron con la espina de no haber integrado el podio de asadores en el duelo de la chacra "La Serena" en Trelew en 2019. Diego asegura que si no hubiera sido por algunas desprolijidades que hicieron que todo se saliera de control habrían peleado el título.

“Por ciertas cosas del manejo del stand, no llegamos a estar entre los mejores, pero si no hubiéramos fallado en la recepción de la gente -que no invadiera nuestro lugar- habríamos estado entre los tres primeros. Hicimos siete vacíos, dos costillares y dos corderos con cuero, que no todos lo cocinan”, se jacta el parrillero.

Este domingo temprano se terminan los discursos: los 60 asadores estarán arrancando a hacer el fuego. Tendrán entre cuatro y cinco horas para hacer los costillares a las brasas. Diego Acosta cree que ellos lo pueden sacar antes. El jurado probará el primer bocado y tendrá la última palabra. Entrada la noche, se conocerá la verdad: si el mejor asado del país se queda en Chubut o se lo llevan a otra parte.

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