La historia de los cinco pilotos que unieron Comodoro con las Islas Malvinas
Héctor Freyre es de Buenos Aires, Hunter Schuster nació en Alemania pero en 1948 se vino a vivir a Argentina, Fabián Scavone y Juan Cabrera son uruguayos y Melvyn Becerra es chileno. Este lunes unieron por aire Comodoro Rivadavia con Islas Malvinas, en una aventura área que marcó el primer viaje de un helicóptero con pistón y la primera llegada de un contingente aéreo integrado por tres naves y cinco pilotos de cuatro nacionalidades. “Nosotros hemos seguido el camino que otros abrieron”, dijo Héctor a ADNSUR.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – Héctor Freyre tenía cerca de 30 años cuando se produjo la Guerra de Malvinas. Recuerda que el día de la recuperación de la soberanía del archipiélago sintió mucha alegría. Sin embargo, nunca imaginó que pisar el Cementerio de Darwin le haría cambiar totalmente la visión del conflicto. “Me di cuenta que las guerras eran una catástrofe y que solamente se terminan así. Pero es absurdo, la gente se muere, se quedan sin padre, sin hijos, sin hermanos, sin tíos, y ellos pierden. Entonces tenemos que aprender de ese tipo de situaciones”, dijo a ADNSUR por su paso por Comodoro.
Héctor es uno de los cinco pilotos que el lunes unió por aire Comodoro Rivadavia y las Islas Malvinas. Piloteando un Mooney del año 48 encabezó un contingente integrado por hombres de cuatro naciones.
Su acompañante fue Günter Schuster, un piloto profesional aleman que desde 1948 vive en Argentina. Mientras que los uruguayos Fabián Scavone y Juan Cabrera, ambos de la Escuela del Aire de Montevideo, viajaron en un Cessna 210 del año 73, y el bioquímico y piloto chileno Melvyn Becerra en un helicóptero Robinson R44 del año 2008.
La travesía aérea marcó un hito en la aeronavegación de la región, ya que por primera vez desde la Guerra de Malvinas voló desde el continente un helicóptero con pistón y un contingente aéreo integrado por tres naves y cinco pilotos de cuatro nacionalidades.
Según contó Héctor, junto a Melvyn han unido diferentes destinos a través del aire tanto en Argentina, como en Uruguay y Chile. Sin embargo, luego un navegueta que realizaron el año pasado decidieron que era momento de volar a Malvinas.
“Hace muchos años nosotros participamos en naveguetas y el año pasado íbamos a ir con Melvyn desde Río Grande a Malvinas y no lo pudimos hacer. Fue una cosa que quedó pendiente y hace dos meses atrás hicimos una navegueta muy interesante por Chile, en oportunidad de la fundación de un nuevo aeroclub, y dijimos hay que hacerlo, nos pusimos en campaña y lo hicimos”, explicó.
Así, el último 3 de marzo, Héctor y Günter viajaron a Comodoro Rivadavia desde General Rodríguez, Fabián y Juan desde Montevideo y Melvyn desde Santiago de Chile. El Aeroclub de Comodoro Rivadavia fue su primera parada, previo a iniciar la parte más emocionante de la travesía: Puerto San Julián – Puerto Argentino.
LA LLEGADA A LAS ISLAS
En Comodoro el grupo se quedó dos días, previo a viajar a San Julián, donde hicieron la segunda etapa del viaje a Malvinas. Para poder estar en contacto todo el trayecto Melvyn partió primero, luego el Mooney de Héctor y por último el Cessna de los dos uruguayos, completando 4:00 horas, 3:05 y 2:50, respectivamente.
“Lo más importante de este tema es que nosotros hemos seguido el camino que otros abrieron. Pero además, este fue el primero helicóptero a pistón que va del continente a Malvinas”, dijo Héctor con orgullo.
En las islas, el contingente fue guiado por el argentino Sebastián Socodo, quien los llevó a visitar los restos de un helicóptero argentino que fue derribado durante la guerra, pero también dos lugares muy especiales: el Cementerio de Darwin, donde descansan los restos de los soldados y militares argentinos caídos en el conflicto, y el camposanto inglés.
Especialmente para Héctor, pisar Darwin fue muy movilizador. “Yo ya tuve la oportunidad de viajar en 2004, pero el efecto que causa visitar Malvinas y lo que uno siente al visitar el cementerio de los argentinos no tiene parangón con nada. Pero en la guerra no gana nadie, es mentira que hay un ganador, y te das cuenta cuando vos vas al cementerio de los argentinos o de los ingleses. En esa discusión absurda los que mueren entregan lo único efectivo que tienen: la vida. Hay gente que queda sin padre, sin hijos, sin hermanos, sin tíos, y ellos pierden. Entonces tenemos que aprender de ese tipo de situaciones”, indicó.
El lunes ellos volvieron a Comodoro Rivadavia, y esta vez lo hicieron en forma directa, todo un hito teniendo en cuenta lo que significó esta ciudad durante la guerra como Centro del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur. Melvyn tardó 5:50 horas, Héctor 4:30 y Fabián y Juan 4:00, respectivamente.
En la ciudad fueron agasajados por el Aeroclub de Comodoro Rivadavia el lunes por la noche con una cena de camaradería, donde pudieron contar su experiencia.
Es que para los pilotos, este tipo de travesías son un acercamiento entre Argentina y las Islas; tan solo un primer paso para “poder avanzar bastante en recomponer las relaciones”. Pero también la puerta de entrada para que otros pilotos se animen a viajar a Malvinas, aprovechando que desde hace un año San Julián tiene una aeroplanta de combustible para aviones pistoneros.
Y porque no, la posibilidad de volar por estos cielos únicos, donde los vientos son bravos, las distancias son más largas y la soledad se hace sentir.