El vuelo 5428 de Sol líneas Aéreas salió de Córdoba el 18 de mayo de 2011, hizo escala en Mendoza, Neuquén y debía aterrizar en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia, donde muchos esperaban el arribo de familiares que nunca llegaron. Los peritos establecieron que el avión se estrelló por engelamiento severo entre las localidades de Los Menucos y Prahuaniyeu (Río Negro).

Fallecieron 22 personas, cinco de Comodoro y otras con algún vínculo con la ciudad. A lo largo de estos diez años, en dos oportunidades el juez falló a favor de la aerolínea sobreseyendo a los directivos de Sol. La causa está a punto de prescribir. En este último tiempo los dos únicos querellantes lograron la reapertura del expediente para un nuevo análisis. En breve esperan que la Cámara de Apelaciones de General Roca, Río Negro, se expida,  se logre la imputación y condena de quienes consideran responsables de la tragedia.

LA TRAGEDIA DE SOL. 22 VICTIMAS FATALES Y NINGUN CULPABLE

“Lo previsible y evitable no es un accidente”, asevera Juan Carlos Ruíz,  padre de Juan Manuel Ruíz una de las víctimas de 29 años, de la petrolera Key, que viajaba hacia Comodoro Rivadavia en su primer vuelo como gerente de la empresa. Con esa premisa y con la seguridad de que el expediente que iniciaron como querella “nació con una sentencia anticipada”, él y la esposa del piloto decidieron llegar hasta las últimas consecuencias con el pedido de justicia.  Una causa abierta, vigente y que espera pronta resolución.

El análisis de los peritos hace pensar que el vuelo de Sol líneas Aéreas nunca debió haber salido de Neuquén  para completar el tramo hacia Comodoro . Se comprobó que tenía fallas técnicas, inspecciones no aprobadas y –se estima- que no estaba preparado para soportar un engelamiento severo como el  que sufrió.  

Romina Barreto, abogada de la querella y del bufete de la Dra. Devora Ferrari de la ciudad de Bariloche, explicó a #ExpedientesComodoro que “en marzo de 2019 tres directivos de la empresa  fueron sobreseídos por dos motivos: el juez considero que no eran responsables del accidente y que la responsabilidad había sido del piloto. Por otro lado, determinó que estaba prescripta la acción penal para poder imputarlos”. Contra esta sentencia se interpuso un recurso de apelación, ese recurso fue a la Cámara de Apelaciones de Gral. Roca y prosperó. La Cámara considero que el Juzgado tenía que seguir investigando porque había cuestiones que no eran claras.

El primer viaje como gerente

Juan Manuel Ruiz ya conocía Comodoro, pero ese fue su primer viaje como gerente de la empresa Key. Había estado con su familia el último fin de semana y se había despedido de su padre con un abrazo, como siempre lo hacía. Esa noche, la del 18 de mayo “suena el teléfono, un amigo de él me dice `¿vos sabes algo de Juan Manuel?` No. ¿Qué paso? Y ahí se larga a llorar: `se cayó un avión, no hay sobrevivientes y Juan Manuel no me contesta el teléfono´. En el aeropuerto de Neuquén solo dan información a  los familiares. Entonces fuimos al aeropuerto y nos dijeron que el avión había perdido primero comunicación y que se había precipitado y no había sobrevivientes. Y que dadas las condiciones climáticas con las primeras horas del día iban a hacer la recolección, dar información y entrega de los cuerpos. Bueno, realmente nada de eso fue así, sino que, al contrario, pasó mucho tiempo porque la explosión fue tal que quedaron muy diseminados los cuerpos. Nos dijeron que la identificación de cada uno las iban a dar por ADN”. Recién el 10 de agosto – casi tres meses después- nos entregaron lo que había identificado como los restos de cada uno de los pasajeros del avión.

Un geólogo destacado y querido en la ciudad

“Mi papá había viajado a Mendoza, estaba organizando un simposio y nos enteramos del accidente por la televisión”, dice Esteban hijo del reconocido geólogo de la UNPSJB Eduardo Musacchio. Relata con sorpresa que su padre había adelantado el viaje a Comodoro, “eso fue lo más loco. En el camino al aeropuerto casi lo choca un taxi y a los dos días creo que estalló el volcán (Puyehue) y cancelaron todos los vuelos. Siempre nos quedó en la cabeza que cambió el pasaje para volver un día antes. No era el vuelo original que él tenía”. Esa noche muchísima gente fue al aeropuerto y también otra tanta emprendió viaje por tierra hacia el lugar del accidente, Los Menucos. Pero la familia de Muscacchio decidió esperar; la información era escasa “y  nosotros ya veníamos golpeados de otro suceso así que sabíamos dónde no poner las energías. Ir esa noche al aeropuerto no tenía mucho sentido”. En 2009, Sebastián otro de los hijos - de 22 años-, fue asesinado en un viaje a Catamarca, un hecho que volvió a conmocionar a la ciudad de Comodoro. “Mi viejo era una persona muy recta; me gusta recordarlo como intachable.  Seguir las cosas buenas que tenía él y recordarlo con amor”.

Detrás de cada uno de los 22 fallecidos hay familias, hijos, esposas, hermanos, pero también hay una Aerolínea que, según la abogada que está a cargo de la causa, debió responder por la seguridad operacional.  Lo humano y lo jurídico en el algún punto del camino se cruzan.

Los argumentos de la querella

“Nosotros planteamos que algunas cuestiones no eran claras como que el peso del avión no era el adecuado, era más pesado de lo autorizado, el piloto no había sido debidamente capacitado e instruido respecto de cómo proceder en maniobras de engelamiento, eso está probado en la causa y la empresa no lo había hecho. Ni siquiera tenían simuladores para rastrear la situación en la formación de hielo y sabemos que la ruta que va desde Neuquén a Comodoro Rivadavia básicamente tiene esas dificultades”, detalla la abogada de la querella Romina Barreto quien agrega que en una cuestión tan compleja como es la aviación intervienen un montón de personas y hay muchas responsabilidades, está todo planificado y “esa planificación falló y por eso el avión cayó”.

Había un parte meteorológico que estaba desactualizado; no sabía que había engelamiento severo. La ruta aérea no estaba autorizada para ser navegada. Por otro lado, el avión no era aeronavegable no debería haber estado ese día en ese lugar.

“Hay una serie de cuestiones que tienen que ver con los aspectos operativos que son muy graves que provocan este accidente y que no son valorados por el Juez de primera instancia cuando dicta la primer sentencia y cuando dicta la segunda tampoco”.

En estos diez años, la causa tuvo muchas idas y vueltas. En marzo de 2019, el juez sobreseyó a los directivos de la empresa Sol porque consideró que no eran responsables de la tragedia además determinó que estaba prescripta la acción penal para poder imputarlos. Actualmente la querella volvió a apelar y logró  reactivar el expediente.

Pruebas bajo tierra

Otra de las denuncias fueron las realizadas por La Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) que encontró restos de víctimas y piezas clave del avión de la empresa Sol Líneas Aéreas enterrados muy cerca del lugar del accidente, “ocultamiento deliberado de restos humanos y piezas del avión” en un pozo cavado “intencionalmente”, se dice desde la Asociación.

Hubo ocultamiento de pruebas exactamente, eso fue lo que se denunció.  Al poco tiempo Leonidas Moldes (juez) dice que para él no hay delito en ese expediente. Es decir que para el juez quemar restos humanos y parte del avión no es delito.  Se archivó la causa”, asegura Juan Carlos Ruiz.

“Es el dolor que me va a acompañar hasta el último día de mi vida, quiero tener la tranquilidad interior de saber que hice hasta lo que se pudo. Si me toca perder ya está. Yo sé que hice lo que pude hacer. Lo que estaba a mi alcance. Realmente fueron situaciones muy duras las que he vivido". 

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