La nueva divulgación del Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia determinó que en febrero, la Canasta Básica Alimentaria se elevó un 52,3 por ciento en relación al mismo período del año 2021, al ubicarse en 43.168,68 pesos el ingreso mínimo requerido para alimentarse, sin contar gastos, en una familia de 4 integrantes.

El dato llamativo es que la Canasta Básica Alimentaria volvió a elevarse más que la Canasta Básica Total, que incluye el pago de otros bienes y servicios, ya que en ese caso la medición en el último año representó un 44,6 por ciento, al comparar febrero 2022 contra el mismo mes de 2021.

De ese modo, el ingreso mínimo requerido para no quedar por debajo de la ‘línea de pobreza’, el mismo grupo familiar de 4 integrantes (un hombre, una mujer y dos niños) necesitó en el segundo mes del año un ingreso total de 96.604,40 pesos.

La suba frente a la medición de enero, cuando se ubicó en 90.623 pesos, representa un 6,7 por ciento.

Las tarifas y combustibles recargarán la canasta total de los próximos meses

El salto de la Canasta Total podría empezar a ser más notorio aún en los próximos meses, ya que si el indicador se ubica por debajo de la inflación general del último año, el desfasaje se origina en que algunos insumos permanecían congelados. Tal fue el caso de los combustibles, que comenzaron a moverse desde febrero y los servicios de electricidad y gas, que tendrán actualizaciones por las recientes subas aprobadas en las audiencias públicas.

En caso del gas, los incrementos comenzarán a impactar en el mes de abril, a partir de las autorizaciones que otorgó el ENARGAS para adecuar las tarifas, lo que se ubicó por debajo del pedido de las concesionarias (lo que significa que habrá nuevos requerimientos), con un impacto final estimado en torno al 15 por ciento. Esto fue antes de que se desatara el conflicto internacional que hoy presiona sobre los precios de los productos energéticos, por lo que en lo sucesivo habrá nuevas discusiones sobre ese valor.

Algo similar ocurre con la energía eléctrica, que ya tuvo un incremento en el mercado mayorista, durante el mes de febrero, en alrededor de un 32 por ciento,  por lo que restaría definir la incidencia que esa suba tendrá sobre el valor final que abonan los usuarios en cada segmento.

Alimentos con subas “preventivas”

Por otra parte, el Observatorio de Economía detectó también las subas “preventivas” que hubo en alimentos luego del anuncio de los 580 productos que deberán retrotraerse al 10 de marzo. Tal como informó ADNSUR, algunos de los alimentos que más subieron son el tomate perita en lata, con un 37 por ciento, la sal fina, con un 35 por ciento y el vinagre de vino, con un 16 por ciento.  

“Los formadores de precios tratan de establecer un nivel de ganancias y ante anuncios de controles, vuelven a aumentar, como las gaseosas, que totalizaron aumentos del 12 ó 13 por ciento en 35 días, lo mismo que las aguas saborizadas –explicó César Herrera, como ejemplo-. Por un lado, los precios se movieron por la guerra Rusia y Ucrania, que se trasladó a los granos y el trigo y derivados. Y otros productos, que no tienen nada que ver con la guerra, como el tomate en lata, la sal y otros productos. Lo que vamos a hacer a mitad de esta semana es salir a medir si se retrotrajeron o no los precios al 10 de marzo”.

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