COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - La imagen es desgarradora. Un grupo de personas están reunidas afuera de la sala velatoria de la avenida Yrigoyen. Todos llevan barbijo, no hay abrazos y por el contrario hay distancia. Una chica está sentada llorando en el borde del cordón cuneta, y una señora sale del portón de acceso vehícular llorando, desconsolada, envuelta en el abrazo de un hombre: se acaba de despedir de su hija. 

La muerte siempre es dolorosa. Sin embargo, en cuarentena da la sensación que duele aún más, ya que se suspendieron los velatorios, la principal ceremonia religiosa y cultural de occidente que permite que le demos el último adiós a quienes queremos. 

René Rivera tiene 57 años y hace 36 años que trabaja en el servicio de sepelios de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (SCPL). Es el jefe de división del área, un sector donde trabajan 43 personas, y coincide con esta sensación. “Es mucho más doloroso. La gente no puede despedirse de su familiar. Es todo muy cortito. A la gente no le cae muy bien pero no nos queda otra que cumplir con el protocolo”, explica a ADNSUR.

Rivera es palabra autorizada para hablar del tema. Él es uno de los empleados fundadores del servicio que se inauguró el 1 de octubre de 1983 en la calle Bartolomé Mitre. Vivió todos los procesos, desde los primeros velorios hasta la mudanza en 1994, cuando se inauguró el edificio de la avenida Yrigoyen, y aún recuerda con mucho afecto la figura de Vicente Federico, un jefe que ayudó mucho a que crezca el servicio.

Rene Rivera trabaja en el servicio de sepelios hace 36 años y admite que por estos días, la muerte duele aún más para los familiares.

Rene asegura que son días difíciles, quizás como nunca. Es que el protocolo preventivo que se impuso desde Nación obliga a tomar ciertos recaudos al momento de despedir una persona. 

La suspensión de los velatorios es la medida más drástica, y en Comodoro obligó a adaptar una sala, que habitualmente se utiliza para preparar los cuerpos, para que sea el espacio del último adiós de los familiares.

Pero también hay restricciones en la inhumación, y el fallecido sólo puede ser sepultado en tierra o cremado, ya que la posibilidad de ser sepultado en panteones o nicho está suspendida, al igual que los trasladados.

ESTRICTAS MEDIDAS DE SEGURIDAD

En este escenario, tanto familiares como el personal del área tienen que cumplir ciertas pautas de seguridad al momento en que se pide y se realiza un servicio.

Según explica Rivera, en el caso de los familiares que se acercan al lugar es primordial el distanciamiento social y el uso de barbijo. Y solo pueden ingresar a despedirse de a dos personas, siempre cuando sean familiares directos.

Sin duda no es una tarea facil. “Se hace difícil y entendemos a la gente porque todos quieren venir a despedirse, y a una familia de cuatro o cinco hijos no podés decirle vengan tres. Entonces tratamos de que lo hagan en forma ordenada y que se respete la distancia social. Le pedimos que no se amontonen. Algunos lo toman bien, otros no. Primero era como que no lo comprendían, pero bueno es un momento especial; la gente viene enojada, con miles de problemas, entonces no lo toman bien, lo positivo es que todo el recurso humano que tiene el servicio de sepelio lo tiene bastante aceitado”, valoró Rivera. 

Los empleados del servicio también deben cumplir ciertas medidas de seguridad por estos días. El área trabaja con personal reducido y todos los empleados deben usar elementos de protección para atender a las personas que se acercan a la oficina: desde barbijo, hasta guantes de látex y máscara de seguridad. Y siempre con la mampara de plastico de por medio.

El ingreso a la oficina también está limitado. Solo se puede entrar de a uno y el resto debe hacer fila. Solo en caso que el trámite lo requiera pueden pueden ingresar dos personas. 

Según cuenta Rivera, por día se pueden realizar hasta 9 servicios. Sin embargo, el promedio son 4. La última inhumación habitualmente se realiza a las 16:00. Pero en este contexto, en una reunión junto al Comité de Crisis se decidió extender los sepelios hasta que el sol lo permita. 

Además, por la falta de personal también están limitadas las cremaciones. De 9 que suelen hacerse por día se realizan solo tres.

Los empleados deben usar elementos de protección, tanto en la atención como en el servicio funebre en si.

CÓMO ACTUAR CON UN CASO CONFIRMADO

Por el momento no hay casos de coronavirus confirmados en Comodoro, más allá de los dos primeros pacientes que ya atravesaron todo el proceso del virus. Esto tranquiliza al personal del servicio y también a la comunidad.

Sin embargo, algo que llamó al atención al personal de sepelios es el aumento en la cantidad de fallecimientos domiciliarios. “Nosotros tenemos generalmente tenemos mitad y mitad de casos en hospitales o morgue. Pero por el tema de la cuarentena hemos visto que se han incrementado mucho los fallecimientos en los domicilios. Quizás porque la gente no concurre al hospital con esto de la pandemia”, indicó Rivera al respecto.

Lo cierto es que más allá que no haya casos positivos el personal está preparado para brindar un servicio en caso que lo hubiera. 

Según explicó Rivera, en este caso se activa el protocolo y como primera medida el profesional interviniente debe completar el certificado de defunción y poner que el caso es sospechoso. 

Luego, el personal recibe el cuerpo dentro de una bolsa de cadáveres que se utiliza para estos casos y es trasladado a la sala velatoria donde se prepara para su inhumación.  

Para realizar el servicio se deben usar todos los elementos de protección personal, más el equipamiento para coronavirus que incluye antiparras, barbijo, mameluco descartable, guantes doble y botas de nylon.

Luego el cuerpo es trasladado al cementerio, donde será sepultado en tierra o al crematorio de Bella Vista Sur. En este último caso, si no hay turno para realizar el servicio, el cuerpo será trasladado a un depósito que se montó en la sala velatoria del barrio Pietrobelli para casos positivos.  

También hay una tercera opción. Si los familiares manifiestan su intención de trasladar el cuerpo, se debe colocar el cajón en una caja metálica y se guarda en el cementerio o el depósito de la SCPL para que luego pueda ser trasladado. Es que si es inhumado los familiares deberán esperar seis años para poder hacerlo.

Sin duda, los tiempos de la muerte también cambiaron durante el aislamiento, una etapa donde el último adiós duele  más, aún incluso en una ciudad donde no hay fallecimientos por Covid - 19.

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