CAPITAL FEDERAL - Con banderas argentinas, cánticos, carteles y algunos insultos, el malestar que generó el escándalo de los cuadernos de las coimas y las demoras en el Congreso para autorizar los allanamientos a Cristina Kirchner se reflejó este martes por la noche en una multitudinaria movilización de un sector de la sociedad frente al Parlamento.

Con un enojo más efusivo que en otras marchas y con todo el arco político como destinatario, miles de personas exigieron que los senadores autoricen en la sesión de este miércoles el pedido del juez federal Claudio Bonadio para que se allanen las propiedades de la expresidenta, que poco antes de que comience la movilización, a las 19, ella misma pidió que los legisladores habiliten el proceso judicial.

Si bien la votación fue el tema central de la protesta, también hubo pedidos para que se avance con la ley de extinción de dominio y críticas al gobierno de Mauricio Macri por no involucrarse más en los pedidos contra la exmandataria.

La marcha se extendió desde la intersección de avenida Rivadavia y Rodríguez Peña hasta la avenida Callao, y siguió a lo largo del Congreso. Muchas personas llegaron después de trabajar y se juntaron con amigos para participar de la convocatoria.

Los alrededores del Parlamento fueron intransitables durante gran parte de la marcha, en la que numerosos carteles cuestionaban al Senado y al kirchnerismo se movían entre la multitud junto a bolsos con dinero falso. Hasta se vio un maniquí con peluca y traje a rayas.

Entre los vecinos se mezclaron figuras de la política, como la parlamentaria del Mercosur Mariana Zuvic -que llegó junto a Alfredo Casero, cuyos dichos sobre el "flan" en una entrevista fueron eje de bromas-. La marcha había sido convocada en todo el país a través de las redes sociales y a título personal por varios dirigentes de Cambiemos, como los diputados Graciela Ocaña y Fernando Iglesias, entre otros.

Claudia, de 58 años, alzó un megáfono para que sus pedidos se escuchen más fuerte. "Es indignante, mientras había personas que se morían de hambre ellos trasladaban todo ese dinero en bolsos", dijo entre lágrimas. Karina, su amiga, la consoló, y agregó: "Me gustaría que la Justicia esté a la altura de esta situación, porque un país sin justicia no tiene futuro".

Muchas personas se enteraron por televisión. Celina, de Campana, una ama de casa de 62 del barrio Malvinas, hizo un viaje en colectivo y en subte para llegar. "No soy de ningún partido político, vine porque vivimos como chanchos, con la plata que tenía José López alcanzaba y sobraba para que nos pavimenten las calles del barrio. Tengo mucha impotencia porque nos mintieron durante mucho tiempo", lanzó.

María Inés López agitaba un brazo para acompañar uno de los cánticos que se repitieron durante la marcha. "Entreguen a la chorra", gritó primero. "Cristina, ladrona, el pueblo no perdona", acompañó después.

Profesora de inglés y vecina de Palermo, López suspiró antes de entonar una catarata de críticas a la Justicia, los legisladores y el Gobierno. "Si la Justicia no hace bien su trabajo en este momento histórico volveremos al pasado, pero peor: los que tienen pensado robar lo van a hacer sin problemas", sostuvo.

A ella no le "sorprendería" que el Senado vuelva a fracasar en su intento por autorizar los allanamientos, pero afirmó que todavía tiene "esperanza", la misma que la motiva a acompañar a Cambiemos, pese a que también está enojada con el oficialismo. "Ellos pusieron la vara muy alta y tienen que cumplir. Todos los que votamos a Macri tenemos ahora las antenas bien paradas", dijo.

"Vinimos con la SUBE, no me trajo nadie a mí", añadió Graciela, de 68 años, una jubilada que se colgó de las vallas del Congreso para tomar una foto con su teléfono. "Vine acá por la impunidad, por los nietos y por mí, porque necesitamos volver a creer en la Justicia en la Argentina. Quiero que devuelvan todo lo que robaron", agregó.

El símbolo que se repitió en los hombros de los manifestantes fue la bandera argentina, y el Himno Nacional fue uno de los cánticos más escuchados. Una señora levantó la voz y gritó: "Bonadio, el pueblo está contigo". Otros se sumaron y repitieron la consigna a viva voz, informó La Nación.

Una sigla escrita en varios carteles llamó la atención entre los asistentes: "N. S. B." Ante la pregunta de LA NACION, los presentes explicaron que se originó en las redes sociales y que significa "no somos boludos", a partir de lo que dijo Alfredo Casero en una entrevista la semana pasada y causó revuelo.

El enojo de Elena Boente se notaba en su mirada y en cómo escupía las palabras. "No creemos que las instituciones estén haciendo lo que tienen que hacer para juzgar a los responsables de la corrupción. Queremos un Congreso por y para el pueblo", sostuvo la contadora de Palermo, que cuestionó al macrismo por no ser lo suficientemente duro con su condena a la corrupción tras el estallido del escándalo de los cuadernos de las coimas. "Este gobierno tiene que ser mucho más duro. Estamos siendo demasiado débiles con el enemigo. Basta de consensos, hay que actuar por la República", agregó.

Según Boente, el Congreso tendrá hoy una última chance de demostrar su compromiso contra la corrupción. De lo contrario, dijo, "estará confirmado que no sirve de nada".

Mientras caminaba por la avenida Rivadavia en dirección contraria al Congreso, Nancy Lustemberg se alejaba de la zona más concentrada de la movilización para tomar aire. Sin embargo, junto a su amiga acompañaban los cantos de "No vuelven más" agitando unas banderas negras con rayas blancas. "Es contra la corrupción", señaló para definir el objetivo de la tela, a la que comparó con los pañuelos verdes de apoyaban el proyecto de legalización del aborto. "Queremos que devuelvan lo que se robaron. Es nuestra plata. Que vayan presos todos los que tienen que ir presos, pero ya", señaló la vecina de Exaltación de la Cruz. "De donde es nuestra adorada Carrió", concluyó con una sonrisa. Detrás suyo, un grupo numeroso de vecinos cantaba "¡Queremos flan!", en referencia a la parodia que el actor Casero hizo de los kirchneristas.

Alrededor de las 20:30, los manifestantes empezaron a desconcentrarse pacíficamente. Mientras caminan por Rivadavia para regresar a sus casas se cruzaron con el periodista Baby Etchecopar, que se acercó a la marcha con su mujer. Muchos le pidieron fotos y no lo dejaban avanzar. "Gracias, hay que seguir", respondió él a los elogios. "Vine para que devuelvan lo que se robaron", dijo el periodista a LA NACION, mientras sonreía para las cámaras de los manifestantes.

A pesar del frío, Rivadavia y Callao, la esquina del Congreso, se mantenía atestada de gente a las 21. "Senadores, mañana es el momento de que vayan todos presos" cantan mientras agitan la bandera argentina. Y lo alternaban con "ole le ola la, si este no es el pueblo, el pueblo dónde está".

La mayoría de los asistentes fueron adultos mayores. Muchos vinieron con sus hijos y nietos, que usaban sus teléfonos para registrar la marcha a través de las redes sociales. Ana, de 48 años, viajó desde Bragado y explicó que lo hizo "porque ya no hay más excusas". "Está todo dicho. Un delito se tiene que pagar, mucha gente dejó de vivir dignamente por culpa de otros, si se hubiera invertido y no afanado todo sería distinto", desarrolló.

Si bien las consignas que movilizaron a la multitud apuntaron principalmente a Cristina Kirchner, los propios manifestantes percibieron un nivel de indignación y enojo mayor que en marchas anteriores. Jorge Marcelo Prado, asesor de imagen de Monserrat cuestionó a los que "apoyan" a una persona que "se robó todo", en relación a los intentos fallidos del senado por habilitar los allanamientos y por el rechazo del PJ a habilitar el desafuero de la exmandataria hasta que haya condena firme. "La gente está enojada con el Gobierno también por eso. Tienen que hacer más", exigió el hombre, que llevaba una bandera argentina envuelta al cuello.

A metros de ahí, Mabel Díaz miraba con detenimiento a una pareja trepada a un contenedor de basura con una pancarta que decía que "solo otro corrupto no aprueba la extinción de dominio".

Tras reflexionar unos segundos, la ama de casa de San Nicolás asintió. "El Congreso da vergüenza. Por eso vinimos. Para que los senadores hagan su trabajo como corresponde. Que dejen de proteger a los chorros", dijo. Y concluyó: "Si no salía lo de los cuadernos no hubiera pasado nada. Así de mal estamos".

La convocatoria se difundió durante el fin de semana entre las redes sociales y los medios de comunicación bajo el nombre #21A ante la negativa del Senado para debatir el allanamiento en las propiedades de la expresidenta que exigió el juez Claudio Bonadio, a cargo de la causa de los cuadernos.

Mañana (por este miércoles) la Cámara alta sesionará para tratar los allanamientos a Cristina Kirchner luego del fracaso de la sesión en la que se iba a tratar el pedido del juez, la semana pasada, por la ausencia clave de dos senadores de Cambiemos y el masivo faltazo del PJ.

La marcha había sido convocada para las 19, frente al Congreso de la Nación y en las distintas provincias en las distintas plazas e intersecciones más importantes de las capitales.

Uno de los principales impulsores de la movilización fue Ricardo Benedetti, un hombre que trabaja en la órbita de Hernán Lombardi, en el Sistema Federal de Medios Públicos. Benedetti es coordinador de Análisis y Control de Gestión en ese organismo. En sus mensajes para difundir la convocatoria, llamó a los "argentinos de bien" a movilizarse para que se apruebe la ley de extinción de dominio, se habiliten los allanamientos y el desafuero de la senadora Cristina Kirchner.

Si bien quienes convocan a la manifestación la definen como un "reclamo ciudadano" y a título personal, la iniciativa se expandió fuertemente a través de figuras identificadas con el oficialismo, como Fernando Iglesias, Waldo Wolff y Graciela Ocaña, que convocaron a marchar a través de las redes sociales. La legisladora del Parlasur Mariana Zuvic y la bonaerense Carolina Píparo, también se manifestaron a favor de la convocatoria, como el actor antikirchnerista Alfredo Casero.

Varias personas cantaban "Sí se puede" en las inmediaciones del Congreso de la Nación.

Fuente: La Nación/Alan Soria

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