Pandora Papers: AFIP evaluará si los contribuyentes argentinos utilizaron paraísos fiscales para evadir impuestos
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) analizará la información reportada en la investigación periodística internacional que reveló las operaciones realizadas en paraísos fiscales de grandes figuras a nivel nacional e internacional, tras la filtración de casi 12 millones de documentos.
AFIP analizará información sobre los entramados societarios y evaluará si los contribuyentes argentinos utilizaron paraísos fiscales para evadir impuestos, eludir regulaciones y/o ocultar información.
Argentina es el tercer país con más beneficiarios finales en la base de documentos de la filtración.
“La evasión y la elusión fiscal constituyen un problema sistémico que afecta con severidad a los países en desarrollo como la Argentina”, dijo el titular del organismo Marcó del Pont, y enfatizó: “Los flujos financieros ilícitos limitan los márgenes de maniobra de nuestros países y, por eso, desde que asumimos la gestión implementamos instrumentos y regulaciones que permiten abordar esta problemática tan compleja”.
Marcó del Pont recordó que la AFIP estableció un registro de beneficiarios finales para sociedades y fideicomisos, creó un régimen de información sobre planificaciones fiscales, estableció pautas para explotar los datos provenientes del exterior y amplió la red de convenios de intercambio de información.
“Los datos generados a través del intercambio de información financiera y fiscal son una de las herramientas que tenemos los países en desarrollo para combatir mecanismos agresivos de planificación fiscal y los flujos financieros ilícitos que erosionan nuestra capacidad de recaudación”, expresó Marcó del Pont.
Asimismo, el organismo recordó que, como parte de las tareas de control y fiscalización realizadas por distintas áreas de la AFIP, los contribuyentes a quienes se les detectaron inmuebles y activos no declarados en el exterior gracias a la explotación de la información recibida a través del intercambio automático previsto por la OCDE, perdieron los beneficios del blanqueo de 2016.
Pandora Papers
La investigación de Pandora Papers es incluso más grande y más global que los Panama Papers, que sacudieron al mundo en 2016. La nueva información permitió conocer a los verdaderos dueños -beneficiarios finales- de más de 29.000 sociedades offshore que suelen ocultar su identidad detrás de “prestanombres” en las compañías de papel: encabezan ese ránking, Rusia, Reino Unido, la Argentina, China y Brasil.
Los documentos exponen, por caso, las actividades financieras de 35 jefes y exjefes de Estado, del “ministro extraoficial de propaganda” del presidente ruso Vladimir Putin, y de más de 130 multimillonarios, a partir de documentación de compañías offshore que se utilizaron para comprar castillos, jets, yates y obras de arte de Picasso y Bansky, por citar algunos casos.
En el caso del presidente de Chile, Sebastián Piñera, la investigación de CIPER y LaBot destapa la venta de Minera Dominga a través de una estructura offshore en Islas Vírgenes Británicas. Nueve meses después de que asumiera su primera presidencia, la familia del mandatario dejó el negocio en manos de Carlos Alberto Délano, un amigo de la infancia de Piñera, y firmó un acta en el paraíso fiscal por US$138 millones. El gerente de las empresas de la familia Piñera aseguró que el mandatario no fue informado de esa operación.
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso también se ve salpicado por la filtración. El exbanquero llegó a tener vínculos con al menos once sociedades offshore, pero sus aspiraciones políticas lo llevaron a cambiar esa estructura cuando el correísmo impulsó una ley que prohibía a los candidatos tener sociedades en paraísos fiscales. Lasso sostiene que la mayoría de las firmas están ya inactivas; y sobre las restantes dijo que ya no son suyas o no le reportan beneficios. Los Pandora Papers revelan que el actual mandatario ecuatoriano aprobó que las acciones y activos de entidades panameñas se transfirieran a dos fideicomisos en Dakota del Sur, Estados Unidos a fines de 2017.
Fuente: La Nación