Paradas obligadas en Chubut: El refugio del boliche de Pampa Salamanca
El saber popular dice que donde hay camiones parando, la comida es buena y la hospitalidad generosa. Y este parador entre Comodoro y Garayalde, sobre la Ruta Nacional Nº3, no es la excepción.
Los "habitué" de la ruta lo anticipan... una zona de curvas más o menos cerradas - si viajan de sur a norte- una larga recta que termina con un leve giro a la derecha y ahí está, el boliche de Pampa.
Emerge al costado de la Ruta Nacional Nº3 entre la planicie de Pampa Salamanca como un oasis, y lo es... aunque muchos pasen de largo.
Por su ubicación intermedia entre Garayalde y Comodoro Rivadavia a veces hace que parezca innecesario detenerse... ¿para qué? si estamos sólo a unos 100 kilómetros del próximo destino...
Y es que los viajeros urgentes suelen planificar su itinerario maximizando la eficiencia en cada punto del camino donde paran: repostar combustible, usar el baño, cargar agua para el mate, conseguir algo de comer, y seguir viaje. Y el boliche de Pampa no brinda la posibilidad de llenar el tanque el auto, aunque tiene todo eso y más.
Las tortas fritas de este lugar son legendarias. Infaltables para acompañar los mates en el resto del camino y merecen -por sí solas- que el vehículo se detenga. Si el hambre es mayor, o el olorcito tienta, siempre hay espacio para un comensal más.
De su cocina sale una sopa casera capaz de expulsar el frio del cuerpo en el más crudo invierno, preparada con "lo que haya en la despensa" (casero, suculento y nutritivo), asegura la familia que administra el lugar -y los insumos- para brindar un servicio que puede pasar desapercibido pero que es crucial.
Es que en rutas como las patagónicas, con localidades separadas por muchos kilómetros, contar con un refugio que acorte las distancias es vital. No solamente para darse el gusto de comer un buen bifecito o un plato de pastas (que, por cierto, en el boliche de Pampa son excelentes) sino por el servicio que brindan a los viajeros durante todo el año, pero especialmente en invierno.
Cuando el clima arrecia, el parador se convierte en el refugio obligado de automovilistas y camioneros, en ese oasis que les permite resguardarse del frío y la nieve. No fueron pocas las veces, a lo largo de su historia, que grandes nevadas provocaron el corte de la Ruta 3 y ese lugar funcionó como puesto de emergencia para todos aquellos que quedaron varados en el camino.
Pero, un aviso: detenerse en el boliche de Pampa puede provocar un cambio rotundo en la forma de planificar los viajes. Se multiplican las historias de comodorenses que descubrieron que es la parada perfecta antes de llegar a casa, ya sea después de un largo viaje o de una escapada de fin de semana a Puerto Madryn.
Si nos fuimos de viaje para descansar y pasarla bien... ¿por qué arruinarlo en los kilómetros finales llegando a casa cansados de manejar y pensando qué vamos a cocinar mientras bajamos bolsos y acomodamos un poco? De ninguna manera. Con una parada de menos de una hora en Pampa Salamanca, la cena y la sonrisa están aseguradas.
UN DATO MÁS...
La zona tiene sus hitos históricos. Fueron los vientos de Pampa Salamanca en ese otoño de 1936 los que dieron vuelta el Laté 28 que pilotaba Próspero Palazzo, provocando que este pionero de la aviación argentina perdiera la vida junto a su copiloto César Brugo. Ellos, los primeros mártires de la Aeroposta Argentina, pudieron ser hallados recién tres días después por la inclemencia del tiempo y la nieve caída en toda el área.