Paulino Martínez, “el maestro” de la industria petrolera en la Cuenca del Golfo San Jorge
Paulino Martínez tiene 71 años y a los 13 llegó a Comodoro Rivadavia, cuando su padre decidió que junto a su hermano estudien en esta ciudad. La escuela técnica lo sumergió en un mundo nuevo y nunca más se fue. Esta es la historia de un hombre que trabajó 45 años en la industria del petróleo, pero además de un gran docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco; un distinguido profesor que ha formado a grandes camadas de ingenieros, no solo en la casa de altos estudios sino también en los yacimientos.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Paulino Martínez se enorgullece de conocer cada uno de los yacimientos de la Cuenca del Golfo San Jorge, pero mucho más por saber que muchos de sus alumnos han sido distinguidos. Para comprenderlo basta decir que en los años, diez de ellos viajaron becados a los grandes congresos que realiza la Society of Petroleum Engineers (SPE) en diferentes países, como China, Malasia, Brasil, Chile, México y Perú, un privilegio de pocos.
Paulino Martínez tiene 71 años, trabajó durante más de 30 años en YPF y en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, donde fue jefe del Departamento de Ingeniería en Petróleo. Hoy está jubilado y sigue volcando su conocimiento en cursos.
Quienes lo conocen lo describen como “un maestro”, un profesor de raza que no solo enseñó dentro de la Casa de Altos estudios sino también en los yacimientos donde se forja el petróleo.
Su vida parece haber estado destinada al oro negro. Martínez nació en Fiambala, Catamarca, pero a los 13 años se vino a vivir a Comodoro Rivadavia con su hermano mayor, Francisco.
En una entrevista con ADNSUR contó que la maestra de la escuela donde había sido abanderado, le recomendó a su padre que lo mandara a estudiar, el chico tenía capacidad. Los recursos no sobraban en la casa de la familia Martínez y el hermano mayor David Casas, que por entonces ya vivía en Caleta Olivia, decidió que se vengan para el sur.
La ENET fue su primer contacto con la vida técnica. Allí comenzó a aprender sobre diversos mecanismos que luego fueron esenciales para su vida.
Cuando terminó la secundaria, le tocó hacer el servicio militar en la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia. Por fortuna no se tuvo que ir de la ciudad y lejos de quedarse en la cómoda Paulino decidió comenzar a estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad San Juan Bosco; la casa de estudios salesiana que luego le dio forma a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
Todavía estaba estudiando cuando entró a trabajar a YPF en 1970. El área de Suministros fue su primera experiencia como técnico de Control de Calidad, el inicio de un largo periplo por los yacimientos de la cuenca.
Una vez que terminó Ingeniería Mecánica Paulino decidió estudiar Ingeniería en Petróleo. Y cuando se graduó lo hizo con honores, por su promedio y también por haber validado su título a nivel nacional, ya que por ese entonces los títulos de esa casa de estudios tenián validez provincial y el cambio de categoría requería la evaluación de un jurado del Ministerio de Educación.
Para Paulino el acto de colación no significó la despedida de la universidad, sino un cambio de rol. En la Universidad pasó a ser docente y en la empresa estatal ingeniero de Perforación.
ENTRE LAS AULAS Y LOS YACIMIENTOS
Paulino como docente fue testigo directo de la fusión que le dio vida a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Por ese entonces, ya no trabajaba en Perforación, había desembarcado en Producción, donde hizo la carrera que lo llevó por todos los yacimientos de la cuenca, incluso los que hoy están en manos de Pan American Energy, Sinocep o Tecpetrol.
Tras su primera experiencia en Producción fue trasladado a Pico Truncado como jefe de Producción, y luego fue jefe de División en Las Heras. Fueron un total de 12 años en la vecina provincia de Santa Cruz, hasta que en 1987 volvió a Comodoro como jefe de División en el área con cabecera en el yacimiento El Tordillo, que por entonces llegaba hasta Mata Magallanes.
En el ocaso de la YPF estatal, Paulino fue nombrado jefe de Ingeniería de Producción y Terminación de Pozos, y una vez privatizada la empresa, pasó a ser Jefe de Operaciones de Producción Regional Chubut.
Paulino tuvo un último paso por Santa Cruz en la década del 90, esta vez en Cañadón Seco, donde fue jefe de Operaciones de Producción de Santa Cruz Norte con cabecera en esa localidad. Esa experiencia duró dos años y luego volvió a su ciudad, donde fue nuevamente a ser jefe de Operaciones de Producción Regional Chubut, una especie de gerencia de la zona.
En el 2000 Paulino accedió a la jubilación. Tenía 31 años en YPF y 19 como profesor universitario, pero siguió trabajando: primero como consultor de YPF, en Los Perales, haciendo ingeniería y capacitación de personal, y luego en Bolland y Cia, Petrolera Patagonia, entre otras empresas.
Quienes lo conocen lo definen como una biblia, alguien de quien aprendés a diario. El mejor ejemplo de ello es su paso por la Universidad como docente de Perforación y Producción, Ingeniería en Petróleo y el lugar que le dio Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria) al elegirlo como evaluador de las carreras de grado y postgrado de la especialidad Petróleo y Gas.
SU ORGULLO
En 2017 dejó por completo la actividad en el petróleo, y el año pasado, decidió cerrar su capítulo en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, aunque en la actualidad capacita a personal de la empresa Clear que trabaja en Comodoro y Las Heras.
Paulino asegura que en su carrera capacitó a más de 2000 trabajadores, y ayudó a formar más de 200 de graduados, muchos de ellos a quienes les aportaba los materiales como una forma de ayudarlos.
Con humildad admite que en su carrera tuvo grandes reconocimientos: la medalla de oro cuando se recibió en la Universidad San Juan Bosco; un premio cuando la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco cumplió 40 años, y el mejor de todos un reconocimiento que el año pasado, por su retiro de las aulas, le hicieron los alumnos, graduados y docentes de Ingeniería en Petróleo.
“De alguna forma fue el reconocimiento a la dedicación, profesional y docente. Para mi es una gran satisfacción. Fue muy importante ese reconocimiento”, dice con simpleza sobre esas palabras que lo resumen todo: “Por su labor y compromiso a lo largo de los años con nuestra formación profesional, por compartir su sabiduría y por impulsarnos a ser buenas personas”.