las pérdidas por roturas de cañerías internas se redujeron a una cuarta parte del promedio

Cierto es que las altas temperaturas recién comenzaron en los últimos días y quizás ese factor climático sea un causal importante para que el nivel de reservas no se haya visto afectado, salvo las interrupciones de servicio que fueron necesarias por roturas de los distintos acueductos.

Sin embargo, frente a situaciones de cortes rotativos que años anteriores debían realizarse desde mediados de septiembre o comienzos de octubre (entre ese mes de 2016 y febrero de 2017, por ejemplo, hubo más de 24 cortes), en la temporada actual no fueron necesarias esas interrupciones preventivas, al menos hasta el viernes 7 de diciembre.

Según explican desde la entidad cooperativa, esto se debe por un lado a la menor demanda de consumo por las temperaturas no tan altas durante la primavera, pero al mismo tiempo se pondera e trabajo realizado para reducir las pérdidas internas por mal estado de las redes de distribución internas.

MILLONES DE LITROS DESPERDICIADOS

En efecto, hasta el año pasado ese volumen de agua desperdiciada se estimaba en alrededor de 900 a 1.000 metros cúbicos por hora. Para una mejor dimensión, vale recordar que 1 metro cúbico contiene mil litros, por lo que esas cifras significan que se desperdiciaba alrededor de 1 millón de litros de agua potable por hora.

Desde la nueva conducción de la SCPL, el flamante gerente general José Olveira asegura que esa cantidad de pérdida se redujo a alrededor de una cuarta parte, a partir de las mediciones efectuadas, por lo que hoy se perderían alrededor de 250 metros cúbicos por hora, logrando  mantener en el sistema un volumen que antes faltaba en los hogares.

El dato no es menor, si se tiene en cuenta que la obra de repotenciación, que no estará terminada tampoco en el verano 2020, apunta a sumar alrededor de 2.200 metros cúbicos por hora: las cifras reflejan que si se lograra reducir a cero el volumen de pérdidas, sería como contar con el 50% de la obra terminada, achicando a la mitad el déficit de tan necesario elemento.

El interrogante que queda hacia atrás es por qué no se pudo achicar antes de modo significativo tamaño desperdicio de agua, al tiempo que la región sufre una y otra vez los frustrantes cortes del servicio. “No nos dejaban trabajar”, aseguran hoy desde la entidad. “Había muchos negocios cruzados”, señalan quienes conocen la cooperativa desde adentro, en una guerra dialéctica en la que como tal, la primera víctima resulta siempre la verdad.

¿SÓLO UN NEGOCIO MILLONARIO PARA POCOS?

¿Significa que está todo resuelto? En absoluto. Las cañerías seguirán rompiéndose porque las redes son viejas y requieren de una inversión de gran escala para poder reemplazarse en casi su totalidad, pero queda en claro que si hay trabajo responsable de todos los sectores, la crisis de agua puede gestionarse de un modo menos perjudicial para la ciudadanía.

Un dato refleja lo anterior con más precisión: el viernes, con 35 grados de temperatura, el nivel de reservas se mantenía en 64.000 metros cúbicos (sobre una capacidad total cercana a los 90.000 cúbicos de almacenamiento).

En los registros históricos, por ejemplo, el 28 de enero de 2013 se restableció el servicio, luego de un corte, con  75.000 metros cúbicos en reservas a las 7 de la mañana, mientras que a las 12 de la noche de ese mismo día, las reservas habían caído a la mitad.

Por otro lado, la región deberá seguir exigiendo el final de la obra de repotenciación: para ello, es necesario que se “desjudicialice” el proyecto, que está frenado porque Cristóbal López está preso por la demanda que le inició la AFIP. Entre las acusaciones en su contra, hay una causa que investiga presuntos sobre precios en los trabajos realizados por la firma CPC en el acueducto.

Más allá de lo que llegue a dilucidar la justicia, se deberá culminar la parte faltante, para sumar el caudal adicional de un proyecto que se licitó en 340  millones de pesos hace 5 años, pero que para concluir el 20% que resta se debería invertir, según estimaciones extraoficiales, una cifra similar al monto original.

Queda dolorosamente claro, por ahora, que con un poco más de eficiencia en reducir las pérdidas, nos hubiéramos ahorrado la mitad del costo de una obra que, si algún día se termina, habrá que pagarla al doble de su costo inicial.

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