Se fundió, resurgió y ahora la gente hace fila para comprar verduras frescas a precios bajos
Gente haciendo fila afuera del recinto, clientes esperando la llegada de los camiones para ir a comprar a varios kilómetros de distancia y un horario poco habitual pero que funciona. La verdulería del Mercado Comunitario de Km 5 es todo un fenómeno y en tiempos de crisis cada vez más gente se acerca a comprar. Mariela es la creadora de este espacio, un lugar que le permitió volver a empezar con otra mirada.
“Hace 10 años que estoy acá, cuando abrió empezamos, cuando nadie daba nada por esto”, dice Mariela y sonríe. La mujer de 51 años, madre de cuatro hijos, es una de las fundadoras del Mercado Comunitario de Km.5, aquel espacio que fundó la Municipalidad emulando al Mercado Regional de Pellegrini y Rivadavia, y aquel que funcionó donde hoy está el Centro Cultural. Por supuesto, es un espacio completamente distinto, pero del cual la gente se apropió y Mariela Patricia Barría tiene mucho que ver con eso.
“Si quedan tres o cuatro puesteros es mucho, pero yo siempre creí que iba a funcionar, que en algún momento iba a tener que explotar y acá estamos”, dice con orgullo.
La mujer es la dueña de “Frutas y Verduras Beto”, una verdulería a la que cada semana llegan cientos de personas que se acercan a comprar. Hasta ahí, una situación normal como pasa en cualquier comercio. La diferencia radica en que en esta verdulería llegan a hacerse filas y filas de gente esperando ingresar para comprar; un fenómeno único en la ciudad.
El secreto es simple: precios bajos y buena calidad, un combo perfecto en tiempos de crisis, valores exorbitantes y verdura y fruta que casi llega congelada a la región. Es que por estos lados del país es difícil encontrar un buen tomate, con color y sabor.
“Viene gente de todos lados, sin ellos esto no sería posible porque la gente es la que te da la potencia para hacer las cosas”, dice Mariela agradecida con su clientela.
La mujer es oriunda de Trelew y hace 20 años llegó a Comodoro para trabajar junto a su hermano, un verdulero que vio la beta de un rubro que es buscado por aquellos que quieren comer verduras de buena calidad a buen precio.
“Mi hermano me enseñó este rubro, Gustavo Hernán Barría, él me trajo a trabajar y me enseñó a hacer lo que hago. Él venía con los camiones y un día me dijo si quería trabajar. Me trajo a pasear y me dijo que acá uno podía mejorar su vida. Y me quedé en Comodoro. Yo atendía la parte de depósito, después él se hizo mayorista pero todo lo que aprendí lo aprendí de él, me enseñó a hacerme una mujer más fuerte”.
Mariela admite que Comodoro es una tierra de oportunidades, “el que quiera hacer algo lo puede hacer acá”, dice con convicción, y ella lo sabe. Cuando se independizó tuvo que llevar adelante su propio negocio. Le fue bien, pero por malas decisiones se fundió y otra vez volvió a empezar.
“Perdí camiones, camionetas, todo lo perdí y volví a empezar. Malos negocios, no pensar, comprar para aparentar que te va bien. Hoy aprendí que si lo tengo lo compro y si no lo tengo no lo compro. La plata no me moviliza”.
La mujer asegura que aprendió a caminar diferente, a apreciar otras cosas que antes no apreciaba. “Tener todo y no tener nada es lo peor que te puede pasar. Fue muy duro para mí. Quedé debiendo mucha plata, pero no porque quería sino porque no podía pagar. Muchas cosas tuve que pasar, incluso una depresión. No quería salir de mi casa, por eso hoy cuando veo la verdulería explotar de gente me reconforta, porque ahora nos va muy bien, mejor que nunca”.
Para Mariela, “la magia es creer en Dios. Conocí a Dios acá y creo que Dios es el que me da la gracia y sabiduría para poder llevarlo adelante”, dice con convicción.
En el plano terrenal la explicación está en los precios y la calidad, algo que también logró conseguir por el mismo caudal de compra que tiene. “Todas las semanas traemos tres camiones de Mendoza y Río Negro. Nos fijamos mucho en la calidad, buscamos que la verdura y la fruta sean frescas, y donde comprás tanto volumen tenés mejores precios. Además tenemos muy buenos precios, no soy ambiciosa, me podría llenar de plata pero no lo hago. Me conformo con ganar poquito, porque sé que nada me voy a llevar”.
La verdulería es un verdadero boom. Siempre hay fila y gente atenta esperando la llegada de los camiones. Es que Beto solo funciona de miércoles a sábado de 10 a 19hs, quizás eso también forma parte de lo que causa en la gente. Incluso en verano, cuando el Mercado estuvo cerrado por refacciones, los clientes se volcaron a comprar en el patio del predio, haciendo largas filas bajo el sol y llegando desde todos lados, desde Caleta Córdova a Rada Tilly a pesar de la distancia.
Mariela está feliz con su verdulería. Asegura que ama lo que hace y le encanta atender, no perder el contacto con el cliente. Trabaja junto a cinco personas que no paran ni un minuto por la demanda de la gente y admite que le gustaría crecer un poco. “Me gustaría hacer algo más grande donde no estemos limitados, pero el tiempo lo dirá y Dios dirá, porque yo lo quiero al mercado, es muy lindo este lugar”, dice la comerciante, dueña de la verdulería del Mercado del 5, un boom en tiempos de crisis.