Se sacó una foto con Maradona en Comodoro, nadie le creyó y la encontró publicada en redes 40 años después
Jorge Yapura es un conocido vecino de Laprida, barrio donde creció y vive hace unos años, luego de un paso por el norte del país. Hace cuatro décadas, cuando Diego Maradona visitó por primera vez Comodoro Rivadavia, él se pudo colar en el estadio, y Daniel Vicini le tomó una fotografía, sin saber quien era. El año pasado, cuando murió “el Diego”, la imagen se conoció públicamente gracias a las redes sociales, y así, Yapura se encontró con aquella foto de la que tanto había hablado pero nadie le creía. Historia de una imagen que habla mucho más que de fútbol.
Cuando habla se le hace un nudo en la garganta. Los ojos dicen el resto y el final de la oración lo explica todo. Jorge Yapura aún recuerda en su retina aquel 12 de diciembre de 1980 en que vio a Maradona en el Estadio Municipal de Comodoro Rivadavia. Tenía solo 12 años, pero sabía que algo grande estaba pasando, tal como sucedió en toda la ciudad. Es que el muchacho que la rompía en Argentinos Juniors ya era la máxima promesa del fútbol argentino, y solo faltaba tiempo para su coronación mundial.
“Cuchu”, como lo conocen sus amigos y los futboleros, recuerda con lujo de detalle esa tarde, y también como la alegría se convirtió en tristeza, ya que tres días después de esa histórica y querida imagen, su viejo murió.
“Me acuerdo que llegué del estadio y le comenté que venía contento, por el Diego, la foto, pero la alegría me duró poco porque fue de la euforia a la tristeza. A los 3 días le dio un paro a mi viejo y murió, y yo me quedé con eso. Por eso cuando apareció la foto lo primero que me acordé fue de mi papá, y que yo le había dicho que me saqué la foto con Maradona”, dice Jorge a ADNSUR.
Yapura vive en Laprida, el barrio donde creció y al cual volvió hace tres años, luego de haber vivido en Kilómetro 8 y en el norte del país. Cuenta que siempre fue futbolero, en un barrio donde se respiran las tradiciones catamarqueñas y el club es el lugar en el mundo de muchos.
Hijo de padres norteños, recuerda que su papá vino a Comodoro después de hacer la colimba y con orgullo cuenta que toda su vida trabajó en YPF, la petrolera estatal que nació en la ciudad, dando inicio a la historia del oro negro en Argentina.
Sin embargo, por cosas del destino, don Yapura encontró el amor en su Catamarca natal, y luego se radicó en Santa Cruz, donde la empresa lo trasladó.
Precisamente en esa provincia nació Jorge y su hermana melliza, aunque él se siente comodorense, ya que creció en la ciudad.
Cuando Diego vino a Comodoro con la Selección Argentina, Jorge tenía solo 12 años. Eran otras épocas, y ya trabajaba vendiendo diarios y repartiendo pan y cosas dulces que hacía la panadería La Galaxia, aquella que todavía existe en Laprida.
A la distancia, pero con sus ojos de niño, Jorge recuerda ese día como si fuese hoy, y lo cuenta con lujo de detalle. “Me acuerdo que ese día salí a las dos de la tarde a vender. Saqué un canasto con pan dulce, budines y alfajores y me fui a recorrer el barrio. Vendí todo y me acordé del partido. Dije ‘me voy o no me voy’. Y me fui a la casa de Ofelia, saqué otro canasto y fui por el cerro, porque tenía miedo de cruzarme con pibes grandes y que me roben todo”.
Jorge recuerda que cuando llegó al Estadio era un mundo de gente. “Estaba lleno de milicos” y no lo dejaban entrar. Sin embargo, se quedó afuera y vendió todo lo que tenía en un ratito. Pero él quería más. Por supuesto, quien quiere mirar un partido desde fuera si puede estar adentro. Así, una vez que escondió su canasto debajo de unos tamariscos saltó el paredón del Estadio y burló la seguridad.
Jorge miró todo el partido al lado del alambrado. Cada vez que se acercaba un policía se iba un poco más lejos por temor a ser descubierto. Entre tanta vuelta y vuelta, se dio cuenta que había un agujero por donde podía entrar al campo de juego. Y en ese pequeño pedazo de tierra depositó todas sus esperanzas, hasta que terminó el partido.
“Me acuerdo que vi todo el partido ahí, y cuando terminó me metí a la cancha por un agujero que había en el alambre. Ahí voy y encaró a Diego, él me da un beso y me saluda, y justo apareció el chico sacando las fotos y Diego posó conmigo. Así que me sacaron la foto. Yo ya era campeón mundial”.
Jorge admite que luego se sacó otras fotos con el 10. Recuerda que con el trofeo en su corazón volvió a su casa y le contó a sus padres, pero no le creyeron, algo que le pasó toda la vida, hasta el año pasado.
“El tema es que yo nunca tuve la foto. Yo le contaba a mi familia; en esa época a mi mamá, mi papá, mis hermanas, pero nadie me creía. Mi viejo cuando le dije ese día me preguntó ¿y dónde está la foto? se rió un poquito y nada más. Nunca me creyeron. Y a medida que pasaba el tiempo le comenté a mi familia, mi hija, mi señora, pero nunca me creyó nadie”.
Pero todo cambió el año pasado, el día que murió el Diego y aparecieron las fotos inéditas de su visita a Comodoro. Una serie de imágenes a color que explotaron en Facebook.
Jorge cuenta que se enteró de las fotos por su hija. Eran alrededor de la una de la mañana cuando vio en la imagen y lo llamó. “Me llamó y me dijo ‘apareció la foto’. Ahí la ví recién después de 40 años, fue una emoción impresionante, se me vinieron muchas cosas a la cabeza. Lo primero que me acordé fue de mi papá y que yo le había dicho que me saqué la foto con Maradona”, dice Jorge con emoción.
Por estos días "Cucho" trabaja en una empresa de movimiento de suelo y sigue disfrutando del fútbol, la pasión que lo acompañó toda la vida, desde aquellos días de partido en la calle, hasta aquellos años en que vistió la camiseta de Laprida, club con el que se consagró campeón en Quinta división.
Con 53 años encima hoy despunta el vicio en Súper Máster, una de las categorías de veteranos que la rompe en la ciudad. En esos partidos se cruza con amigos de la infancia y los compañeros de la adolescencia, aquellos que hicieron de la vida una complicidad. También disfruta ver a sus hijos jugar al fútbol, defendiendo los colores de la CAI y Laprida. Pero más allá de todo, aún le queda dos deseos: tener la imagen impresa de aquel día que el Diego lo abrazó, y poder conocer al chico que tomó la imagen, Daniel Vicini.
“Principalmente quiero conocerlo y agradecerle en persona. Yo sabía de la foto que me habían sacado pero no pensé nunca a quién se la iba a pedir. Por eso quiero agradecerle porque es una foto que va a quedar para el recuerdo de mis hijos. Encontrarla 40 años después fue una emoción impresionante y me gustaría tenerla”, sentencia Jorge, con la mirada de aquel niño de 12 años que se acercó a sacarse una foto con Maradona, el genio del fútbol mundial que hace un año dejó este mundo, con una huella enorme.