Son de Comodoro y lanzaron una línea de corpiños para mujeres que tuvieron cáncer de mama
Cristina Piscolichi y Rosy Mamani son de Comodoro y se dedican a la confección de prendas en forma artesanal; un trabajo meticuloso, detallista y exclusivo que apunta a pensar la indumentaria de otra manera. Ahora, ellas lanzaron una línea de corpiños para mujeres que padecieron cáncer, siguiendo así la idea de una diseñadora platense que llegó a diferentes puntos de Argentina. “Es una forma de ayudar a las mujeres que han transitado por esta enfermedad tan dura”, cuentan.
“Me he encontrado con muchas personas mastectomizadas en los cursos y era muy difícil que encuentren corpiños lindos” - cuenta Florencia Haidar - “Lo único que podían encontrar eran corpiños en ortopedia, de algodón, grandes e incómodos, y la chicas me comentaban: ‘la realidad que yo no puedo hacer deporte con este corpiño, porque la prótesis se me cae o voy por la calle o no puedo usar un vestido suelto’. Entonces así empezó este proyecto, como algo más sentimental”, admite la diseñadora de modas de Mar de Plata que lanzó el proyecto de confección de corpiños para mujeres que padecieron cáncer de mama y lo extendió a todo el país.
Hasta el momento más de 200 costureras de Argentina participaron del curso que realizó a principio de enero, y dos de ellas son de Comodoro Rivadavia, quienes se unieron a este proyecto de doble propósito.
Se trata de Cristina Piscolichi y Rosy Mamani, dos diseñadoras que se dedican a la confección de prendas en forma artesanal; un trabajo meticuloso, detallista y exclusivo que apunta a pensar la indumentaria de otra manera.
Esta última semana ellas dialogaron con ADNSUR y contaron cómo surgió la idea de sumarse a esta movida que combina costura y oncología. “Comenzamos el año pasado” - dice Cristina - “Rosy me comentó del proyecto de una diseñadora de modas de Buenos Aires que tuvo la idea de armar este proyecto porque los corpiños del mercado de algodón no satisfacían a las mujeres que habían tenido cáncer. Las chicas querían salir a correr y el corpiño se les corría. Entonces tuvo la idea de lanzar este proyecto de corpiño especial y ofrecer esto a otras chicas”.
En tiempos de redes y home office las chicas participaron del curso de Flor en forma online. Así, junto a más de 200 chicas de Argentina, en la segunda semana de enero, iniciaron la capacitación individual que se extendió durante dos semanas.
En esencia, se trata de dejar de pensar el corpiño pos cáncer como algo “feo, aburrido y que provoca inconvenientes'', tal como dice Rosy. “No tenemos porqué hacer un corpiño aburrido para una persona enferma. Lo podemos diseñar de cualquier color, es muy a medida por las características de las personas, porque hay personas que pueden perder los dos pechos o uno solo, y tienen distintas necesidades. Entonces se lo puede diseñar a gusto, de colores, de puntillas, por qué la chica puede sentirse más sexy o no, pero es muy personal”, agrega.
Cristina, por su parte, aclara que los corpiños pos cáncer no son cómo los comunes. “Las arandelas son de plástico, no debe haber nada de metal, nada que afecte la piel o incomode. Se trata de una piel delicada que ha transitado por muchas cosas. Entonces deben usar algodón, tela que no afecte la piel”.
Como dicen las diseñadores además de dar comodidad y evitar complicaciones, el corpiño también buscar “rescatar la sensualidad”, por eso Cristina no duda en afirmar que “es una forma de ayudar a las mujeres que han transitado por esta enfermedad tan dura".
“Eso es lo queremos” - agrega Rosy - “Poder acompañarlas en ese proceso, darles comodidad, que ellas después hagan su recuperación tranquilamente”.
Rosy, quien participa en ferias y tiene su taller en Laprida asegura que nunca se le había ocurrido poder brindar este servicio con la lencería. Y Cristina, quien tiene su taller en Km 14, coincide, porque tal como dice se trata de ayudar, confeccionar y dar una solución a aquellas mujeres que más lo necesitan. “Es una manera de ayudar a las mujeres que han atravesado esta enfermedad tan dura. La mayoría de nosotros tenemos algún familiar que ha transitado esto y es algo muy sentido”, confiesa, esperando que pronto suene el teléfono para compartir este proyecto con quienes lo necesitan.