El edificio de dos plantas está ubicado en el barrio Pueyrredón de Comodoro Rivadavia, a la vuelta de la parroquia Nuestra Señora de Luján. Varias hileras de ventanas tienen vista a un jardín bajo y florido que el sol se ocupa de iluminar durante todo el día. Algunas persianas están bajas y las cortinas entran y salen al ritmo de la brisa de la mañana.

La puerta de ingreso tiene vidrios, pero nada se ve a través de ellos. No tiene picaporte externo. Un timbre es el único medio para anunciar a los visitantes. El hall de entrada tiene el tamaño suficiente para albergar una mesita y un par de sillas, y en el centro de la pared un cuadro con el rostro de Santa Vicenta María que sonríe y recibe a quien ingresa.

A la izquierda, una pequeña puerta de madera tapa los ruidos que podrían ser de una casa cualquiera. Por el ritmo de los golpes se intuye que alguien barre con fuerza contra los zócalos. Dos mujeres hablan seriamente y sin una conclusión clara sobre el tema, la puerta se abre y la hermana Gabriela sale casi con apuro. Allí siempre hay cosas para resolver, no importa que sea sábado por la mañana. Así dio inicio la entrevista.

Fachada del Hogar de la joven de Religiosas de María Inmaculada. Fotografía Mariela Garolini

“Me hubiera gustado llegar antes al hogar. La hermana Gabriela me ayudó a cambiar y pude dar un giro en mi vida”, comentó una de las jóvenes que reside allí.

“Acá siento que estoy en casa y nunca me había sentido así. Antes era siempre la casa de otros. La hermana Gabriela está presente en nuestras vidas”, agregó otra de las chicas.

Gabriela Figlioli es una religiosa que pertenece a la congregación de María Inmaculada y dirige el hogar. En entrevista con ADNSUR habló sobre la importancia de este lugar en la vida de las  jóvenes.

Pasillo del hogar donde están las habitaciones de las jóvenes y otras dependencias. Foto Mariela Garolini

“Actualmente hay unas 25 chicas que llegaron a la institución por medidas judiciales y porque fueron vulneradas en sus derechos en el entorno familiar. Ellas encuentran aquí un ambiente de contención, de cuidado y de formación. Nos convertimos en su familia”, comentó la hermana Gabriela.

Gabriela tiene una voz que se expande sin esfuerzo y cada palabra que dice llega a destino sin interferencias.  Transmite tranquilidad, aunque en su relato hable de cosas poco agradables. Cuando nombra a las chicas su volumen se torna tenue y el rostro camuflado por sus lentes y el hábito se vuelve más tierno.

“Acompañamos a las chicas las 24 horas, los 7 días de la semana. Acá llegan por una orden judicial y nos esforzamos para que el ambiente sea el de un verdadero hogar.  Aquí aprenden a manejar sus tiempos y a elegir lo que quieren y trabajamos para cubrir todas sus necesidades básicas”, declaró la hermana.

La Hermana Gabriela Figlioli pertenece a la congregación de María Inmaculada y dirige el hogar. Foto Mariela Garolini

UN DIA EN EL HOGAR

 El ritmo del hogar es casi como el de cualquier casa pero multiplicado por 25. En época de clases los horarios pueden ser un poco más estrictos ya que hay que amoldarse a las actividades escolares y extraescolares que tienen todas las chicas.

A las 6:30 am ya suenan los primeros despertadores para quienes van a la secundaria por la mañana.  Hay dos turnos de desayuno y de almuerzo en función al horario del ingreso a la escuela.

La hermana Gabriela Figlioli señala un collage de fotos que representa al hogar como nido, una familia. Foto Mariela Garolini

Entre tantas chicas el día pasa más rápido y a veces pareciera que las agujas del reloj tardaran un poco más en dar la vuelta, así las horas alcanzan para todo: estudiar, mantener limpios los espacios comunes, hacer las tareas, ayudar en la cocina, realizar deportes, dormir una siesta y compartir momentos de esparcimiento con las amistades.

“Al principio les cuesta acostumbrarse a estos nuevos hábitos, o entender que hay preguntas que solo son una expresión de amor: ¿Cargaste la sube?, ¿A qué hora volvés a casa?, contó Gabriela.

Momento de estudio de las chicas. Se preparan para rendir las materias pendientes de la mano de una de las operadoras, Cristal. Foto Mariela Garolini

LA HORA DE LAS COMIDAS

 El olor a comida de olla se escapa por cada rendija y le abre el apetito a quien por casualidad llegue al hogar. Es como un hechizo del cual es imposible escaparse: pollo al verdeo con arroz graneado, ñoquis, pollo al horno crocante con puré de papás. El menú varía diariamente y al hambre se lo premia con buenos platos.

Cuando se sientan alrededor de la mesa se aprovecha para compartir las novedades del día y las sobremesas suelen ser extensas. La encargada del desayuno, almuerzo y cena es una de las chicas que ya es mayor de edad y que estudió para Chef. Siempre se suman 2 adolescentes más para darle una mano y de paso aprender el arte de la comida.

En época de vacaciones las chicas disfrutan del descanso en el SUM. Foto Mariela Garolini

El comedor está en el primer piso y la mesa larga es un monumento a la equidistancia, cada plato, cada vaso y cada cubierto está en su preciso lugar. Las jarras de agua y las fuentes con la comida circulan de mano en mano hasta que todas tengan su plato servido.

 Antes de comer siempre se agradece con una canción y con el envión del Padre Nuestro las manos van derecho a los cubiertos que se cargan de la sabrosa comida.

La cocina está ubicada en el 1º piso. Allí una de las jóvenes que es chef y que reside allí cocina diariamente para las compañeras. Foto Mariela Garolini

Si una visita llega es posible que la timidez reine por un rato. Los ojos hablan y chispean y las carcajadas sin motivos aparentes explotan en la mesa. De a poco se entregan a la conversación y charlan de lo que quieren ser cuando sean grandes. Preguntan,porque ellas saben muchas cosas y quieren saber más.

¿Qué soñabas cuando eras chica? ¿Qué haces? ¿A dónde vivís? ¿Qué te gusta comer? ¿Qué provincias conoces?

Comedor del hogar. Foto Mariela Garolini

A mí me gusta cantar, yo quiero ser abogada, yo modelo, yo criminalista, yo trabajadora social, yo boxeadora, yo policía. Ellas quieren ser y desean cosas buenas para sus vidas.

EL PODER DE LA ELECCION Y EL DIÁLOGO

 Gabriela aprende de las chicas y disfruta cuando ve sus avances. Trabajan sobre la prevención y la promoción de sus derechos. El cuidado del cuerpo y la posibilidad de poder decidir en libertad, son unos de los tantos valores que se conversan constantemente.

Son muy resilientes y más allá de todas las dificultades aprenden a elegir. Nos esforzamos para que se inserten en la sociedad. Saben que el trabajo dignifica y que el estudio abre puertas”, afirmó la hermana Gabriela.

Habitación que comparten las chicas. Ellas se encargan por turnos y equipos de mantener el orden y la limpieza. Foto Mariela Garolini

La casa de María Inmaculada es una casa de puertas abiertas. Los límites no son diferentes a los de otros hogares: respetar horarios, cumplir con las tareas y siempre hablar con la verdad, no importa lo que pase, nada se oculta bajo la alfombra.

“Acá hay tolerancia 0 a la mentira”, dijo Gabriela y así lo confirmó una de las chicas que hace poco cumplió sus 18 años: “Si alguien se manda una macana la voz de la hermana se transforma y no te vas a olvidar jamás de sus palabras”.

Retrato de la Santa María Vicenta López Vicuña, fundadora de la congregación. Foto Mariela Garolini

Todas pasaron por situaciones similares y se acompañan. En el hogar siempre hay espacios para reflexionar y se dialoga sobre los temas más variados: desde la ley ómnibus, la anticoncepción, el valor del dólar y las cuestiones de género.

“La diversidad acá no es solo un discurso. A las chicas les encanta maquillarse por ejemplo, y el año pasado una mujer trans vino a darles un taller para  enseñarles”, relató Gabriela.

UNA RED DE TRABAJO

 El hogar es parte de una red. Trabajan en conjunto con el Servicio de Protección de Derechos de la Municipalidad, con la Fiscalía, con la Asesoría de Familia, con la Comisaría de la Mujer.

Dentro del sistema legal, esta congregación religiosa se convierte en un hogar de acogimiento. Cuando las jóvenes atraviesan la puerta se encuentran con una familia que las espera del otro lado. Para que esto suceda hay todo un equipo: 3 operadoras, cuidadoras, un matrimonio que forma parte del movimiento laico de la congregación, el sacerdote de la parroquia y las hermanas Gabriela y Sara

Capilla dentro del hogar. Foto Mariela Garolini

“Cuando hay que llevar a las chicas al médico, o ver que pasó en la escuela no se puede esperar.  No hay convenios de trabajo, ni horarios de atención. Las necesidades en el hogar se atienden”, destacó la hermana.

Las chicas asisten a los colegios que eligen. Se trasladan caminando o en colectivo, como todos los estudiantes.  Al médico y a sus terapias suele acompañarlas Marcia que es una de la voluntarias laicas. Todo lo relacionado con la salud es cubierto por CESIA Centro Especializado en Salud Integral.

Momento de la merienda. Foto Mariela Garolini

LA CONGREGRACION RELIGIOSA MARÍA INMACULADA

Esta congregación existe en todo el mundo y fue creada en 1876 por Santa María Vicenta López Vicuña. Desde sus inicios su objetivo fue responder a las necesidades de las jóvenes que emigraban en busca de trabajo y se quedaban sin hogar y sin medios para subsistir y acompañarlas en su crecimiento personal para que encuentren su lugar en la sociedad.

En este hogar de 14 habitaciones y 25 jóvenes no solo se brinda comida y techo. Allí el afecto y el diálogo son herramientas fundamentales para que las chicas recuperen la confianza en sí mismas y en el otro. La palabra circula y construye.

Llevar adelante a esta familia numerosa no es una tarea fácil y los recursos económicos no son suficientes para cubrir las necesidades básicas.

Habitaciones del hogar. Foto Mariela Garolini

“Estamos haciendo gestiones y algunas de ellas tienen que ver con nuestro trabajo con el municipio”, dijo la hermana y agregó:

“Ambas partes ponemos lo mejor para que esta tarea se lleve adelante en conjunto.  Tenemos que renovar un convenio económico que ya tiene varios años y que necesita de una actualización de valores. Tenemos fe, porque el único objetivo es el bienestar de las chicas que no puede esperar”.

Mientras la vida de adultos sigue entre trámites, burocracia y trabajo, las jóvenes de María Inmaculada tratan de continuar con sus vidas en el ambiente hospitalidad y empatía que brinda el hogar.  Recuperar la confianza en ellas mismas y lograr una verdadera transformación es para todos el verdadero objetivo.

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