Turismo paleontológico en Neuquén: ideal para los más chicos

En la provincia de Neuquén, el turismo paleontológico se erige como uno de los mayores atractivos, convirtiendo a la región en un destino imperdible para los amantes de los dinosaurios. Recientemente, una curiosa propuesta viralizó la idea de agregar dinosaurios a la bandera neuquina, sugerencia que partió de Federico Kukso, periodista e historiador.

"No es casualidad que esta solicitud haya surgido aquí. Neuquén ha forjado su identidad gracias al hallazgo de restos fósiles de dinosaurios", explicó Kukso. La provincia se convirtió en un verdadero paraíso para los aficionados a la paleontología, con sorpresas que aguardan en cada rincón.

Al recorrer Neuquén, es imposible pasar por alto el divertido cartel en la Ruta Nacional 237, donde se vislumbra la imponente imagen de un tiranosaurio. Cerca de allí, huellas gigantes se descubren en la costa del lago Ezequiel Ramos Mexía, mientras que huesos fosilizados emergen en la obra de Bodega Schroeder.

 

Entre las propuestas familiares destacadas se encuentra el Museo Ernesto Bachmann, ubicado en Villa El Chocón, a tan solo 83 kilómetros al oeste de la ciudad capital. En este museo, los visitantes pueden maravillarse con piezas singulares y únicas, siendo el hogar de uno de los descubrimientos más importantes: los restos del Giganotosaurus Carolinii, el dinosaurio carnívoro más grande de todos los tiempos, descubierto en 1993.

Para los más pequeños (de 2 a 10 años), las actividades son variadas, con la opción de convertirse en "Paleontólogos por un día". Esta experiencia les permite simular la búsqueda de fósiles de dinosaurios en lugares especialmente recreados para la ocasión.

Los niños no solo disfrutan de la emoción de explorar el mundo de los dinosaurios, sino que también aprenden sobre las diferentes especies y sus habilidades. Al finalizar la experiencia, se les otorga un certificado que los acredita como expertos en paleontología infantil.