Lely Castro es una fotógrafa aficionada de la ciudad de Esquel y logró captar un momento mágico en la cordillera de Chubut. 

Los copos de nieve caían suavemente y en uno de los paisajes más espectaculares de la Patagonia, grabó a los guanacos paseando en medio de la nevada.

Pero una conmovedora historia la llevó a llegar a ese lugar, a unos 5 kilómetros de La Hoya -conocido como "la curva de los guanacos" - donde mantuvo el especial encuentro.

El recuerdo de su madre y una hermosa historia. "Siempre podemos observar esta especie en la curva que lleva su nombre. Siempre voy y me tomó un tiempo para sacarles una fotografía. Tal vez no sean las mejores, pero hay una historia que me atrapa al verlos, la de mi madre", dijo al Diario Río Negro.

"Ella (su madre) era una niñita a la que regalaron. La crió una tía, Doña Luisa, quien era mapuche. La crió con sus tradiciones y con el respeto de sus creencias tan sagradas. A los 7 años de mamá, hicieron una ceremonia llamada Katan Kawiñ, al menos eso fue lo que escuché contar a mamá. Era como un bautismo, entiendo, y con una gran ceremonia sagrada vinieron abuelos de todos lados", señaló.

"Guanaco perdido", la historia detrás de un emotivo video en Chubut.

Fue en Mallín Grande donde se llevó a cabo la ceremonia, según recuerdos de su madre.  "Con lágrimas en los ojos, contaba paso a paso. Ahí agujerearon sus orejitas para poner sus chawaitos (aros). Dicen que los abuelos y tíos vecinos ofrendaban telas para su ropita, otros plata, cintas de diversos colores que adornarían sus trenzas. Y así llegó el momento de su nombre en mapuche: Llankin Huan, no estoy segura de escribirlo bien. Seguramente lo escribo mal, pero significa 'Guanaco Perdido'", manifestó.

"Creo que por eso los busco siempre. Al verlos, comprendo la sabiduría de doña Luisa, mi tocaya. Como decía mamá, el nombre era el de una niña perdida, pero al mismo tiempo una mujer con la mirada más tierna, una madre que nos cobijó y lo dejó todo por nosotros, sus hijos. Una mujer enorme, sabia, que amó a papá y que nunca olvidamos, mamita Corazón de lana", relató.

Lely contó que su mamá supo tejer prendas de lana para todos sus hijos, con las cuales se vestían cada día. Llegaban desde lejos a preguntarle cómo lo hacía tan bien y hasta vinieron a filmarla desde Buenos Aires para un documental. 

Asimismo, aseguró que fue una bendición tenerla como madre y se emociona al recordarla. “Era tierna, honesta y honrada, nos inculcó lo más bello: ser solidarios con todos, sin hacer diferencias. Partió hace tres años de este mundo, a los 78 según los registros escritos, y a los 85 según la verdad”, según contó al Diario de Río Negro.

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