Bahía Creek se recuesta en lo alto de un acantilado frente al turquesa, cristalino y tibio Golfo San Matías, en la costa rionegrina. En este paraje aislado y bello, a apenas 130 kilómetros de Viedma, se encuentra PLUS, un complejo de turismo ecológico que se asemeja a "una base especial" con una torre y seis domos frente a la línea de costa, según afirma su creador, Juan Cruz Torno.

"PLUS significa Patagonia, libre, única y sustentable. Es un silencioso faro de humanidad donde queremos dar un mensaje", explicó Torno a La Nación. Apartados del mundo moderno, sin internet ni televisión, los visitantes de este refugio tienen la oportunidad de reconectarse con lo esencial.

Una de las principales sorpresas es el menú, "basado en plantas". Según Nazareno Benavidez, el cocinero autodidacta a cargo de este pilar de PLUS, "en principio es una confrontación, se introducen en un mundo nuevo al que no están acostumbrados, se ven obligados a salir de la zona de confort".

Chubut Province to Bahía Creek

La decisión de ofrecer una propuesta gastronómica 100% vegetal responde a la preocupación por la sobreexplotación del Golfo San Matías. "Queremos reducir las emisiones de carbono, los plásticos en el mar a causa de la pesca no controlada, la pérdida de ecosistemas por pesca de arrastre", afirmó Benavidez al mismo medio.

Pero PLUS va más allá de la comida. El complejo cuenta con energía solar, un generador de biogás y un sistema de saneamiento circular que no utiliza agua. "En 36 meses generamos humus de lombriz, el llamado 'oro negro', de gran potencial nutritivo para la tierra", explica Torno.

Una base espacial en la Patagonia: el refugio ecológico que desafía los paradigmas tradicionales

"PLUS es un refugio del mundo, casi fuera del mapa, donde nadie se va sin una pregunta nueva", confesó el cocinero a La Nación. Una experiencia que invita a la reflexión y a la conexión con la naturaleza en plena Patagonia.

LA PLAYA, UNA JOYA ESCONDIDA

Bahía Creek, es una pequeña localidad perteneciente al departamento de Adolfo Alsina. Durante el año, esta joya escondida del mar argentino, cuenta con una población estable de 9 mil habitantes. A pesar de su acceso desafiante, sus playas gigantes y acantilados impresionantes hacen que valga la pena el viaje.

Este tranquilo rincón costero tiene una extensión de tan sólo tres cuadras. Desde sus casas, se puede disfrutar de impresionantes vistas de un mar con tonos de azul que cautivan los sentidos.

Una joya escondida. Foto: Infobae
Una joya escondida. Foto: Infobae

Aunque la temperatura del agua no alcanza los niveles tropicales del Caribe, es notablemente más cálida que la costa atlántica de Buenos Aires, lo que la convierte en una de las áreas menos frías del país para nadar.

Otro atractivo de este balneario es que puede sorprender con la presencia de fauna propia de las costas patagónicas, especialmente ballenas y toninas overas entre los meses de julio a septiembre.

Hay un almacén y algunas opciones de hospedaje que incluyen camping, hostels, domos o casas de alquiler. Sin embargo, no hay estación de servicio ni agua potable, por lo que se recomienda cargar combustible en Viedma o San Antonio Oeste antes de llegar.

Con información de Turismo Río Negro e Infobae, escrita y editada por un periodista de ADNSUR. 

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