La orden de Cristina es ganar territorio en Chubut: el kirchnerismo quiere candidatos propios para 2023 en provincia y municipios
No sólo La Cámpora, sino todo el espacio kirchnerista, presionará por espacios institucionales a nivel provincial, algo que no venía haciendo en los últimos tiempos. La estrategia es jugar a fondo donde haya nombres firmes y habrá tensiones con la dirigencia del PJ local. El ofrecimiento a Santiago Igón para asumir en el Ejecutivo Nacional.
El próximo jueves 17 de noviembre, cuando se conmemore el aniversario por los 50 años del regreso de Juan Domingo Perón al país, en una fecha muy cara al sentimiento peronista en el que se festeja el Día del Militante, la vicepresidenta Cristina Kirchner será la única oradora en un multitudinario acto que se realizará en el estadio único de La Plata, el “Diego Armando Maradona”.
La expectativa por el contenido del discurso de la mujer que lidera el kirchenrismo es enorme, y si bien no será un lanzamiento de su candidatura a la presidencia, será una nueva muestra de poder a propios y extraños. Quienes van a asistir desde Chubut e integran su riñón más cercano, están convencidos de que será la oportunidad para enviar un mensaje inequívoco de que está más vigente que nunca y que va a seguir disputando espacios no sólo a nivel nacional, sino en cada uno de los territorios provinciales.
Este último dato es ultra relevante desde nuestro análisis, porque es algo “disruptivo” respecto a lo que viene ocurriendo en los últimos tiempos. Incluso quienes frecuentan al entorno más afín a la ex presidenta hablan de un cambio de estrategia, que consiste en dejar de mirar desde afuera lo que resuelve el peronismo de Chubut en los cargos locales, y empezar a “jugar a fondo”.
¿Qué tiene de novedoso? En el caso de Chubut, sería una apuesta que no ocurría desde 2009, cuando Néstor Kirchner dio impulso al Nuevo Espacio con el que Carlos Eliceche disputó la gobernación en 2011 al delfín de Mario Das Neves, Martín Buzzi, quien a la postre se volcó fanáticamente al kirchnerismo en épocas de la segunda gestión de Cristina.
En 2015, Buzzi fue el candidato natural del espacio kirchnerista al ir por la reelección en una boleta compartida con el candidato presidencial Daniel Scioli, para finalmente perder con el partido provincial encabezado por Mario Das Neves, continuando así con una serie de cinco derrotas encadenadas para el justicialismo chubutense (2013, 2015, 2017, 2019 y 2021).
Precisamente, los únicos triunfos que pudo festejar el peronismo en Chubut fueron de la mano del kirchnerismo, ya que la boleta de Scioli y los legisladores nacionales fue la más votada en 2015 así como la de Alberto Fernández fue la ganadora en las nacionales de 2019.
Esto es algo que las encuestas siguen validando: Cristina Kirchner siempre gozó de buena imagen en territorio chubutense (donde arrasó en las urnas en 2007 y 2011) y continúa teniendo aún hoy niveles aceptables frente a otros dirigentes, siendo Javier Milei el único que la supera en estos meses.
Lo que el kirchnerismo está decidido a no repetir es lo ocurrido en el cierre de las elecciones provinciales desdobladas de 2019, donde el libre albedrío de la dirigencia justicialista de Chubut impidió un acuerdo que fue “recomendado” por Cristina y Alberto Fernández con el espacio liderado por Mariano Arcioni.
AQUEL CAPRICHO
Corrían los primeros meses de 2019 y mientras a nivel nacional el kirchnerismo tejía un acuerdo con Sergio Massa y los gobernadores (que devino luego en el Frente de Todos) para ganarle la elección a Mauricio Macri, el justicialismo de Chubut decidió no reunir filas con Chubut Somos Todos, y llevar una fórmula propia con Carlos Linares, para quedarse finalmente con las manos vacías.
El pedido de Cristina Kirchner, a través de Alberto Fernández, a la dirigencia justicialista chubutense, fue armar una sociedad conjunta con el gobernador Mariano Arcioni -mejor parado en aquel entonces en las encuestas-; pero ante la negativa, se respetó la mirada del PJ local, con el resultado de cuatro años más de abstinencia de poder.
Sabido es que el kirchnerismo siempre tuvo la última palabra en las listas para cargos nacionales (son famosas las anécdotas de la lapicera de Cristina para los cierres de diputados y senadores) pero no suele meter una presión asfixiante para discutir candidaturas en los cierres de las listas locales. Nos referimos con esto a pujar por “nombres propios” en la fórmula para la gobernación, la Legislatura, las intendencias y las listas de concejales.
Esto va a cambiar de aquí en más, en lo que será el armado del Frente de Todos en Chubut para la propuesta electoral de 2023. En esta oportunidad, Cristina Fernández y el kirchnerismo -que incluye a La Cámpora pero es un colectivo más amplio que una “orga”- van a presionar en serio para que sus “cuadros” tengan lugares importantes en las listas.
Esta vez, el Espacio K quiere tener representantes en la Legislatura y en cada uno de los municipios de Chubut. Y para llevar a cabo ese objetivo, se abren dos caminos: por un lado, el más sencillo, si el PJ local acepta incorporar a esas figuras y las integra a sus listas. O por el otro, la vía más difícil: si hay “ninguneo”, habrá disputa en las urnas, algo que no será gratis.
Hay un mensaje dando vueltas para algunos aspirantes a la gobernación del peronismo: “ojo con darle la espalda a los candidatos de Cristina en Chubut, no sea cosa que después haya que ir a buscar una mano y las puertas estén cerradas”, fue la definición de un kirchnerista de paladar negro.
La frase del dirigente chubutense alude, por ejemplo, a que la foto con la actual vicepresidenta suele ser una de las más pedidas por los candidatos peronistas a la hora de los carteles en la campaña. Esa foto, en afiches y en redes sociales, solamente va a estar para los que demuestren apertura y flexibilidad.
DE QUE LADO ESTÁS
El conjunto del peronismo integra hoy una alianza llamada Frente de Todos, en un espacio que es por demás variopinto y heterogéneo, y que además está atravesado por una feroz interna a nivel nacional. A ese conjunto de colores políticos, pertenecen los massistas como Mariano Arcioni (que hoy no forman parte en Chubut del armado), los ex dasnevistas como Ricardo Sastre y Adrián Maderna, y los justicialistas más clásicos, como Juan Pablo Luque, Carlos Linares o Gustavo Mac Karthy.
Dentro de esa pluralidad de figuras, hay que distinguir a los que se definen como “peronismo kirchnerista”, como por ejemplo, los que integran el Partido de la Victoria, que tiene personería electoral pero no figuras reconocidas; y también otros con una mayor presencia en cargos institucionales y conocimiento público.
Dentro del kirchnerismo chubutense, la principal figura que representa al cristinismo en Chubut es el diputado nacional Santiago Igón, y en un segundo escalón, se puede ubicar al coordinador de municipios para la Patagonia en el Ministerio del Interior, Emanuel Colíñir, y al Fiscal de Estado, Andrés Giacomone.
Luego, por supuesto, están quienes ocupan cargos al frente de las oficinas de Anses y demás dependencias que pertenecen al gobierno nacional. Y la aparición de nuevas caras que comenzaron a hacerse conocidas en sus comunidades, como es el caso de la joven Paula Morale en Rawson, quien fuera directora del hospital local.
Se trata de un grupo político con fuerte sentido de pertenencia, que tiene una matriz común que reconoce su liderazgo en Cristina Kirchner y en sus alfiles Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” De Pedro.
Muchos se definen como soldados de Cristina en Chubut, y seguro habrá varias de esas caras en el acto de La Plata. Pero sólo un grupo reducido tiene un ida y vuelta fluido con la mesa chica, la que toma decisiones estratégicas. Ahí, en ese círculo rojo K, no hay absolutamente ninguna figura que integre la actual conducción del PJ chubutense, así como tampoco ninguno de los nombres que suenan para la gobernación.
Algunos mantienen un diálogo mínimo a nivel institucional, pero están afuera del armado de la táctica finita. De hecho, a muchos de esos dirigentes chubutenses, los están observando con lupa, y no han caído bien dentro del espacio kirchnerista, algunas actitudes vinculadas especialmente al escenario de Trelew. Por eso, es probable que les llegue un mensaje de manera más clara, para que no queden dudas.
EL NINGUNEO
Lo que no gusta para nada en las oficinas del kirchnerismo en Puerto Madero y en el Congreso, es el vacío que varios dirigentes vienen haciendo a la figura de Emanuel Coliñir, el joven precandidato a intendente de Trelew. El funcionario del Ministerio del Interior, responde directamente a Eduardo “Wado” De Pedro, y es el candidato “oficial” del kirchnerismo en Pueblo de Luis.
Hay actores del PJ que no sólo lo ignoran, sino que promueven otras candidaturas en la ciudad dentro del justicialismo, a las que definen como las únicas “potables”, y hasta echan a correr la voz de que Coliñir se va a terminar bajando de su postulación. “No tienen idea, el respaldo a la figura de Emanuel es total. O son ignorantes o están desafiando la autoridad de Cristina, pero se trata de un ninguneo que no va a ser gratis”, afirman en el kirchnerismo local.
El diputado Máximo Kirchner siempre recuerda sus viajes en auto junto a su padre, Néstor Kirchner, entre Santa Cruz y Buenos Aires, y la parada obligada en la ciudad de Trelew del ex presidente. El líder de La Cámpora repite que él mantiene esa costumbre heredada, y que sigue eligiendo la misma parada. ¿Sabrán los que ningunean a Coliñir en qué domicilio suele cenar y dormir el hijo de Néstor y Cristina cuando pasa por Trelew?
El argumento de los dirigentes provinciales que impulsan candidaturas como las de Gustavo Mac Karthy y que están tentando a Adrián Maderna, es que el pragmatismo obliga al PJ a buscar los mejores nombres, los que más miden en las encuestas, para intentar ganar el poder, y que eso el mundo K lo sabe mejor que nadie. De este modo, dan a entender que Coliñir es una figura muy nueva que todavía no mide entre la gente y que no se puede apostar a perdedor.
La respuesta del entorno kirchenrista es que aún la campaña no comenzó, que habrá muchísimos “fierros” para Coliñir (cuando si hay algo que todos reconocen que escasea son fondos financiamiento de campaña) y que -en todo caso- es válido que se presente en el justicialismo todo aquel que tenga apetencias, pero que sería una torpeza de algún candidato provincial tomar partido, “jugársela” por un candidato dejando a otro a un lado.
En Buenos Aires estarían al tanto de que hay figuras del peronismo chubutense que arman reuniones con otros candidatos de Trelew, y que tejen estrategias que ignoran y dejan afuera al representante del kierchnerismo. Y están tomando nota de esos desplantes.
El interrogante es si alguien que pretende ser gobernador en Chubut en la boleta del Frente de Todos, puede apartar a las figuras que tienen el aval de Cristina. Si es así, es una apuesta arriesgada, porque osaría desafiar el mandato de la Vicepresidenta, que es la figura que más respaldo sigue teniendo -según las encuestas- dentro de los apellidos del peronismo.
LOS NOMBRES
En la apuesta K dentro de las listas, hay seguro dos candidatos a la intendencia dentro de dos municipios fuertes. Uno ya fue dicho, es Emanuel Coliñir en Trelew; la otra, es la joven Paula Morale en Rawson. La ex directora del hospital Santa Teresita se ganó un lugar dentro de la militancia y cuenta con el respaldo del círculo más estrecho del kirchnerismo.
Más allá de estos municipios, es muy probable que se busque instalar nombres del riñón K en otras listas para las intendencias del territorio chubutense, y especialmente en cargos legislativos. Se pretende más presencia en cada Concejo Deliberante y, sobre todo, en la Legislatura.
Aunque parezca extraño, entre los diputados y diputadas que han integrado las últimas conformaciones de la Legislatura, no hubo nadie del espacio estrictamente K. Claro que ideológicamente, hay legisladores que se referencian por su pasado en el kirchnerismo, como Carlos Eliceche y Rafael Williams, o la diputada Mónica Saso que es del sector de la ex senadora cristinista Nancy González.
Pero eso no significa que hayan llegado a esas bancas por intervención del mundo K, es decir, que sus nombres hayan sido apuntados por el dedo de la Vicepresidenta o de alguien de su entorno. Más bien fueron producto de cierres locales, y de acuerdos entre dirigentes chubutenses en los que no intervino La Cámpora, como si lo hace en ciertos lugares del conurbano bonaerense, por citar un caso.
Eso es lo que ahora se pretende cambiar: la apuesta por la “territorialidad” en Chubut significa meterse en las listas, opinar, meter presión, casi al nivel de un cierre nacional. Si la dirigencia del PJ local -varias de sus figuras seguramente irán a La Plata y se sacarán la foto en apoyo a Cristina- entiende esto, deberán incluir a ese sector en los armados y terminar con los ninguneos.
Párrafo aparte para la figura del diputado Santiago Igón. Con base en la cordillera como nexo del Ministerio del Interior, su trabajo desde hace 7 años está circunscripto en el Congreso Nacional. Sin embargo, trascendió que evalúa por estas horas un ofrecimiento para asumir en un cargo en el Ejecutivo Nacional, que sería pivote entre el área que conduce De Pedro y la de Energía que responde a Sergio Massa.
La generación de energía en las provincias, la transición energética, los problemas en el transporte y la distribución de los servicios públicos, serían las áreas de incumbencia de este cargo ofrecido al diputado Igón que, de aceptar, le daría mucho más protagonismo político.
Cuando se lo consultó sobre su futuro a partir de 2023, el legislador -oriundo de Mercedes pero afincado hace más de una década en Esquel- respondió que es un soldado al servicio de la causa, pero su intención es hacer base en Chubut.
Algunos lo ven jugando un proyecto municipal en Esquel, pero otros, que manejan buena información, no se imaginan a un candidato a gobernador del Frente de Todos que no esté acompañado por una lista de diputados provinciales donde no figure Santiago Igón en los primeros lugares para la próxima Legislatura.
El kirchnerismo jugará a fondo en 2023 por los territorios locales, y el acto del próximo jueves será un relanzamiento de la mano de su conductora, la vicepresidenta Cristina Kirchner. La orden es bien clara y explícita: ganar más espacio en varias provincias, entre ellas, en Chubut. La dirigencia local del Partido Justicialista deberá posicionarse ante la alternativa de ceder lugares ante esta participación o desafiar el máximo liderazgo de ese espacio a nivel nacional en los últimos 15 años.