Son varios los motivos por los que puede hablarse de un “retraso” en el precio de los combustibles. El primero es la inflación, para empezar por uno de los factores más visibles y palpables en la vida cotidiana. Para evaluarlo, es necesario observar cómo fue la evolución del Indice de Precios al Consumidor en lo que va del año y el modo en que evolucionaron los precios en el surtidor.

El precio de los combustibles será una de las primeras definiciones del próximo presidente. Foto: Mario Molaroni.

El IPC entre enero y septiembre inclusive ha alcanzado algo más del 103%, mientras que en la  próxima semana se conocerá el dato del mes de octubre. Haciendo una estimación ‘optimista’ para el décimo mes del año, algunas proyecciones hablan de un 10%. Tomando ese dato, entonces, podría concluirse que hasta principios de noviembre, la inflación acumulada en los 10 meses alcanza alrededor de un 113%.

Sin embargo, los combustibles tuvieron en lo que va del año una actualización todavía por debajo de ese valor. Al comparar los precios por litro entre hoy y fines de diciembre de 2022, resulta que las naftas suman alrededor de un 100%, contando la suba del último miércoles, mientras que los diesel subieron 94% (diesel 500) y 86% (diesel Infinia).

Si la comparación se hiciera contra un año atrás, el desfase es mayor, ya que la inflación escalaría alrededor de un 148% contra octubre de 2022, mientras las naftas y el gasoil acumulan alrededor del 120% en ese mismo período.

ALREDEDOR DE UN 30% POR DEBAJO DE LA INFLACIÓN

Hay que hacer una salvedad importante: los valores arriba mencionados corresponden a los precios en surtidor en Comodoro Rivadavia, pero en la Ciudad de Buenos Aires, el retraso es mayor. Dato adicional: esto refleja que los surtidores de esta ciudad y la mayor parte del interior del país subieron de precio a una velocidad mucho mayor que en CABA.

Pese a la suba de casi un 10% en la última semana, los combustibles siguen por debajo de la inflación anual. Foto: M.Molaroni.

Con el ajuste del miércoles pasado, los combustibles en estaciones porteñas se actualizaron en un 80% promedio, salvo la nafta Premium, que alcanzó un 87%. Este detalle no es de menor importancia, porque el mayor mercado de consumo está en el centro del país, lo que significa que el margen de actualización de precios por inflación es aún mucho mayor.

Por inflación, entonces, los combustibles podrían tener un reajuste de entre 30 y 35%, tomando como punto de partida los valores que rigen en Buenos Aires y otros grandes centros urbanos. Así, en Comodoro el litro de nafta se elevaría desde los actuales $253 hasta $329 por litro. Y el diesel de mayor refino, desde $398 a $541.

Con esos valores, una carga de un auto ascendería a cerca de $15.000 por tanque, contando 45 litros. El mismo vehículo pagaría más de $20.000 por un tanque de Infinia. Y una camioneta, de 75 litros de diesel grado 3, superaría los $40.000.

IMPUESTOS CONGELADOS

El segundo elemento en relación a los precios es el componente impositivo. Tal como señaló el analista José Luis Sureda en diálogo con ADNSUR, lo que posteriormente fue también reconocido por el ministro Sergio Massa, hay un retraso de varios trimestres en la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono, que según estimaciones en la industria petrolera, podría implicar una suba de otro 30% sobre los precios actuales.

El ministro Massa anunció una nueva prórroga para la actualización del impuesto, hasta febrero de 2024. Según publicó el sitio Econojournal,  durante los últimos 3 años el Estado ya dejó de recaudar alrededor de 4.800 millones de dólares en concepto de este impuesto, que se vino actualizando por debajo de la inflación desde el año 2021.

Por ahora, el factor impositivo no presionará sobre los surtidores, pero en febrero del año próximo, habrá que ver si el gobierno mantiene la decisión de volver a retrasar el impuesto, o lo empieza a liberar paulatinamente, con el consiguiente impacto sobre los precios.

EL RETRASO DEL BARRIL CRIOLLO Y LA COTIZACIÓN DEL DÓLAR

El tercer elemento que ayuda a sostener los precios ‘pisados’ de los combustibles es el precio del barril de petróleo, que se toma como referencia  en el mercado interno. Con ese objetivo, el petróleo producido por Neuquén se liquida a 58 dólares por barril, mientras que el de Chubut y Santa Cruz se mantiene en torno a los 66 dólares.  La mayor incidencia la tiene el crudo de Neuquén, ya que alimenta el 70% del complejo refinador del país.

En todos los casos, los valores del barril en el país quedan muy por debajo de la referencia internacional, que se mantiene estable en una banda de entre 85 y 90 dólares. 

La política del ‘barril criollo’ se viene aplicando desde principios del siglo 21, cuando el petróleo comenzó a escalar fuertemente (tras la histórica crisis de 1999, cuando llegó a cotizar menos de 10 dólares) y se buscó amortiguar el encarecimiento del petróleo en el mercado interno de combustibles.

Si ese valor se alineara con lo que pasa en el mercado internacional, implicaría la liberación total del precio, por lo que la referencia del litro de nafta volvería a quedar directamente en la paridad genérica de 1 litro por dólar.  

“La referencia de 1 dólar por litro es la que rige para los mercados competitivos como Estados Unidos, pero también la tienen los países de la región latinoamericana, como Chile o Brasil”, explicó el ex secretario de Energía durante el gobierno de Raúl Alfonsín, Jorge Lapeña, actual presidente del Instituto de la Energía Gral Mosconi.

Para mantener las naftas por debajo de la inflación, se 'pisa' el valor del petróleo.

Aun cuando no se llegara a la liberación total de precios, algo que dependerá del rumbo económico que tome el próximo presidente de la Nación, se estima que podría haber algún tipo de corrección en el precio del barril que se toma como referencia para el mercado interno, a fin de no desalentar las inversiones en Vaca Muerta.

Esto trae el interrogante acerca del cuarto elemento que define la tarifa de combustible, que es la cotización del dólar.

LOS PRECIOS POSIBLES, SEGÚN EL BARRIL Y EL DÓLAR

El consultor Nicolás Arceo, reconocido en la industria hidrocarburífera del país, elaboró recientemente un informe en el que establece distintos escenarios de precios, de acuerdo con las dos variables, es decir el barril criollo y el tipo de cambio oficial, luego de las elecciones o al asumir el próximo de gobierno.

De acuerdo con la síntesis de ese trabajo, publicada por ‘Más Energía’, si el próximo gobierno llevara el barril criollo a 75 dólares (lo que significa mantenerlo por debajo del precio internacional, pero con una diferencia de sólo 10 dólares, como se ha manejado en los últimos años, en lugar de los 30 dólares de brecha actual) y el dólar oficial se liberase hasta alinearse con el ‘blue’, entonces el litro de nafta alcanzaría un precio de $1.230 por litro, lo que significa alrededor de un 270% sobre los valores actuales.

El aumento del barril criollo es algo que se cree que va a ocurrir indefectiblemente, gane Milei o Massa, porque de lo contrario podría afectar las inversiones en Vaca Muerta y tanto uno como otro apuestan a ese vector de desarrollo y generador de divisas. La variable será en cuánto se ajusta ese valor.

Valores estimativos según el informe de la consultora 'Economía&Energía'. Elaboración: ADNSUR.

Si el camino fuera más moderado, es decir elevando el barril criollo hasta los 65 dólares, entonces el precio de la nafta se ubicaría más cerca de los $1.000 por litro, aunque podría limitarse a $800 ó $580, de acuerdo a si el dólar oficial se eleva hasta los $750 o hasta los $500, respectivamente.

Y en un escenario menos gradual, con un barril criollo a 75 dólares y el dólar oficial se limitara hasta los $750, entonces el litro subiría hasta los $940.

CUÁNTO PODRÍA COSTAR LLENAR EL TANQUE 

En cualquiera de esos escenarios, cuyo formato final dependerá de las decisiones que tome el próximo presidente, la actualización de los combustibles lleva inexorablemente a la cercanía con el tipo de cambio oficial.

Así, en el cálculo con impacto más alto, un tanque de nafta para un vehículo mediano podría costar alrededor de $55.000, mientras que un vehículo de mayor porte, que cargue diésel de mayor refino, podría ascender hasta cerca de los $100.000.  

En el escenario moderado, el tanque de nafta Súper oscilaría entre $45.000 y $22.500, según el tipo de cambio más alto y más bajo con el barril a 75 dólares. Y el diesel, entre $75.000 y $37.500.

Las distintas combinaciones admiten otros cálculos posibles, dependiendo del tipo de combustible que se cargue y las decisiones macro económicas del próximo gobierno.

No hay dudas de que cualquiera de las decisiones demandará un estudio profundo: por un lado, el alto impacto que provocaría una liberación absoluta se trasladaría otra vez a la inflación y tornaría casi imposible la compra de combustibles para muchos sectores. Por el otro, también es claro que sostener el esquema actual, con valores artificialmente bajos (aunque resultan altos frente al deterioro del salario) pondría en riesgo el normal abastecimiento.

Los faltantes de la última semana, a partir de una combinación entre escasez de divisas para importar y la parada técnica de refinerías por mantenimiento, pueden ser un anticipo de lo que ocurriría con el mercado si no se resuelve el desfase existente. Aun cuando pudo haber especulación para que los precios subieran, el problema puede profundizarse hasta llegar un real desabastecimiento por caída de inversiones o impedimentos para importar.

Nadie quiere que suba el precio, porque aún cuando esté “atrasado”, resulta difícil de afrontar para ingresos incluso más deteriorados frente al mismo flagelo. Pero tampoco que falte el combustible. Es otro de los tantos dilemas a resolver por el próximo gobierno.

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