“Me llevo un montón de recuerdos hermosos”, dice Andrea Miranda cuando la entrevista va llegando a su fin. Por estos días, la locutora de Radio Nacional Comodoro Rivadavia (LR11) se prepara para volver a la ciudad luego de un mes en la Antártida. Se trata de una aventura única, un sueño cumplido en aquel continente blanco que forma parte del territorio argentino, pero que a veces vemos muy lejano. 

Andrea aún no lo puede creer. Admite que “era un sueño inalcanzable”. Por esa razón, agradece cada nuevo despertar en ese lugar. “Levantarme acá todo los días y decir ‘estoy en la Antártida’ es un sueño, un mega sueño que dentro tiene un montón de sueños de diferentes colores, tamaños, porque venir y ver estos paisajes, conocer Marambio, la Base Esperanza, entrar a la radio, es un sueño, algo que no voy a olvidar”.

Andrea cumplió su sueño: transmitir desde la Antártida.
Andrea cumplió su sueño: transmitir desde la Antártida.

DE MALVINAS A LA ANTÁRTIDA

Esta aventura de hielo y patria se fue construyendo poco a poco, ladrillo a ladrillo, y recién se pudo dar este año, siendo ella la primera locutora de la Patagonia en transmitir desde la Antártida. Pero vamos al principio. 

Oriunda de Caleta Olivia, pero con crianza bien patagónica, entre Pico Truncado y Comodoro, Andrea encontró su oficio de niña gracias a un trabajo escolar que de alguna forma la ayudó a construir su hoja de ruta, cuenta a ADNSUR.

“En sexto grado descubrí la magia de la radio por primera vez. Me acuerdo que venía el 2 de abril y mi maestra de lengua, Alejandra del Castillo, nos pidió hacer un trabajo, un texto sobre Malvinas. Seleccionó dos, el mío y el de una amiga que ahora es profesora de historia. Nos invitó a la radio porque tenía un programa, su marido era operador, y me acuerdo que entré a esa radio hecha a todo pulmón y me pareció una maravilla”.

Para Andrea fue un amor a primera vista, una conexión que hoy entiende que siempre estuvo. Es que en sus recuerdos aparecen aquellos actos en que la invitaban a leer una poesía o cuando de alguna forma se convertía en la maestra de ceremonias. Lo cierto es que ese día prendió su propio hilo rojo que la iba a acompañar de por vida. 

Andrea es una amante de la comunicación. Cuando era chica descubrió su pasión por la radio gracias a un trabajo escolar de Malvinas.
Andrea es una amante de la comunicación. Cuando era chica descubrió su pasión por la radio gracias a un trabajo escolar de Malvinas.

La vida de Andrea giró entre tres ciudades y luego de descubrir la radio en Pico Truncado, su familia se mudó a Comodoro. En esta ciudad, gracias a un gran periodista que nos dejó en 2022, se reencontró con el micrófono, descubriendo su verdadero oficio. 

“Estando en la juventud del Rotary, un día nos llegó una invitación de parte de Daniel Alonso, que era director de Radio Universidad, para que tuviéramos un espacio los sábados por la tarde. Empezamos a ir un grupito, varios entusiastas, pero después quedamos poquitos y en un momento estuve sola, pero ahí empecé a hacer mis primeros mininos”.

Tiempo después, en La Plata, Andrea comenzó a transitar su camino profesional, estudiando y haciendo sus primeras armas. Pero en su corazón siempre latió fuerte la Patagonia y, luego de varios afuera, Comodoro fue el lugar de regreso.

En esta ciudad encontró estabilidad profesional de la mano de LRA11, Radio Nacional Comodoro. Y allí, donde trabaja hace 11 años, también comenzó a gestarse de alguna forma esta posibilidad de viajar a la Antártida.

“Comenzó en pandemia a gestarse la idea. Había como mucho tiempo libre en casa y vi una diplomatura en Medios y Defensa Nacional que daba el Ministerio de Defensa. Me gustó la idea porque siempre me interesaron los temas de defensa: pensar la soberanía, el territorio, los recursos naturales, las Islas Malvinas, siempre estaba muy atenta cuando hablaba un antártico, siempre pensando que iba un puñadito de gente y que yo no tenía muchas posibilidades de ir. Entonces comencé a formarme y saliendo de la pandemia las radios de todo el país comenzaron con una propuesta de programas regionales. Ahí empezó todo”.

A la región sur le tocó “Nuestros sures” que nucleaba a cinco emisoras de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, donde estaba Esquel, Río Senguer, Comodoro, Río Mayo, Los Antiguos, Perito Moreno, Gobernador Gregores, El Calafate, Río Turbio, Ushuaia y Río Grande. Y ahí comenzó todo.

“Estaba junto a Pilo Adolfo de RLA18. De 13 a 15 era recorrer toda la Patagonia y los alrededores. Fue un programa que le gustó mucho a la gente porque recorrió toda la Patagonia. Pero yo pensaba ‘nos falta una, la que está más al sur’”. 

Andrea admite que todos le decían que era complicado sumar a la radio de la Antártida, primero porque era una base militar y dependía del Comando Conjunto Antártico (CCA) y luego por las rutinas que demanda el día a día en ese continente. Pero ella insistió y en Adrián Korol, director de RAE Argentina al Mundo, y Juan Benavente, quien integra el CCA y forma parte del equipo de LRA 36 Radio Nacional Arcángel San Gabriel, encontró la respuesta que tanto buscaba. Así, la AM de la Antártida comenzó a formar parte de “Nuestros sures”. 

Dos veces a la semana, las radios se fusionaban para llegar a toda la Patagonia Sur. La propuesta fue bien recepcionada por la gente y el año pasado se sumó una tercera salida. Para Andrea fue maravilloso. “Logramos tener la participación de la Antártida tres veces por semana. Nos daba una pintura de lo que es vivir allá, y también hacíamos salidas allá. Hacíamos unas noticias australes, teniendo en cuenta que nuestra onda corta es nuestra vidriera al mundo, entonces me parecía bien que tenía que haber información patagónica. Después, con Gustavo Rojas de la 18 de Río Turbio hicimos un momento musical donde íbamos provincia por provincia y elegíamos un artista y se lo mandábamos para el programa del sábado a la tarde, y así comenzó a gestarse la posibilidad de que pudiera ir”.

DEL CONTINENTE A LA ANTÁRTIDA

En febrero, finalmente se dio la posibilidad de que Andrea viaje a la Antártida. Durante dos días esperó en la Gamela Antártica de Río Gallegos. Tenían que mejorar las condiciones climáticas para poder volar. 

Durante su breve estadía compartió con integrantes del Instituto Antártico, de la Comisión Nacional de Energía Atómica, del Servicio Meteorológico Nacional, y científicos, españoles, norteamericanos y colombianos, y comenzó “a entender cuál es el sentido real, digamos, de la presencia antártica: el desarrollo del conocimiento, la investigación, que es lo que tenemos acá y también la investigación internacional”. 

Finalmente, el viernes 9 a la madrugada, cuando la pista de permafrost estaba congelada, un Hércules C130 la trasladó hasta la Base Esperanza. Y al otro día tuvo su primera transmisión de “Hoja de Ruta", desde RLA 36, un sueño cumplido.

La emoción en los ojos. Andrea transmitió su programa "Hoja de ruta", uniendo la Antártida con Comodoro.
La emoción en los ojos. Andrea transmitió su programa "Hoja de ruta", uniendo la Antártida con Comodoro.

Andrea ya tiene listos sus bolsos para volver al continente. Adentro trae su ropa, pero también grandes recuerdos de su paso por esta gran aventura. “La verdad que aprendí mucho, fueron días de preguntarl mucho, gente muy dispuesta a explicar cuál es su trabajo y que alguien se interese por lo que hacen acá. Después estuve varios días en Marambio, y seguí aprendiendo”. 

“La verdad, lo primero que te impacta es el paisaje porque vos podés ver imágenes, videos, a mí me habían contado muchas cosas, pero estar acá es levantarme todo los días y decir ‘estoy en la Antártida’, realmente es un sueño. Venir y ver estos paisajes, conocer Marambio, conocer la Base Esperanza, entrar a la radio, imaginate cuando yo entré a ese estudio con la mesita redonda, con el paño clarito que tiene bordado LRA36, no lo podía creer, ‘tanto lo anhelé y estoy acá’. Para mí, hacer mi primer programa ahí fue un sueño y más que me estuvieran escuchando en Comodoro, porque no solamente lo estaba haciendo para la AM que se escucha en la base y los alrededores, sino también para Comodoro”. 

La locutora admite que todo fue una aventura, subir por primera vez a un helicóptero, volar en un Hércules, estar a un paso de embarcar en el rompehielos Almirante Irizar. Todos los días la sorprendía algo nuevo. 

“Acá es así, todos los días te sorprende algo nuevo. Uno no vive en un lugar donde mirás a la derecha y ves un glaciar, donde miras a la izquierda y ves otro glaciar, y tener una playa enfrente llena de pingüinos con hielos que flotan frente a tu casa o estás tomando mate y ves eso por la ventana. Yo digo que es nuestra Patagonia más al sur. Me pasó que me decían ‘uy, qué viento’ pero para mí era una brisita de Comodoro, entonces uno siente que es Patagonia, pero también hay cosas muy diferentes, como los pingüinos, ellos están ahí y son los dueños de todo y no les importa que vos estés. También estuve en el cementerio donde descansa mucha gente que tuvo que quedarse, porque antes vivir acá era mucho más difícil que ahora”. 

La charla va llegando a su fin, Andrea está feliz, se nota a través del teléfono, ¿y cómo no estarlo?, el hilo rojo que alguna vez prendió en una pequeña radio de Pico Truncado la llevó a la Antártida, siguiendo su propia hoja de ruta, la radio, su verdadera pasión.

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