Alguna vez quiso ser bombero, también policía. Sueños de chico que con el paso del tiempo muchas veces se diluyen. Terminó siendo abogado. Sin embargo, en su mente quedó latente esa idea de hacer algo que ayude a otras personas como hace su madre, una docente que trabajó con el padre Corti y formó parte de las Damas de Rosa del Hospital Regional. Lo que nunca imaginó Leandro, era que se iba a convertir en piloto y la aviación iba a ser el vehículo para tratar de ayudar a los pueblos del interior de la Patagonia argentina y chilena.

Leandro Ignacio Murugarren es comodorense, nacido y criado, y es el impulsor de la primera aerolínea comercial de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly; un hito en esta región con mucha historia dentro de la aviación.

Por estos días, el piloto está terminando el papeleo administrativo que le permitirá a DOSOM Air operar con todas las obligaciones que exige la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil), y en paralelo trabaja en el programa, por el que inició este camino: llevar salud a los pueblos. Y todo esto por una promesa en un cumpleaños, cosas que se dicen y que muchas veces no se cumplen, aunque él cumplió. 

“Es muy loco cómo comenzó todo”, dice al comenzar a contar la historia del proyecto. “En 2017 me hice socio del Aeroclub a través de un amigo, Sergio Favre, que ahora está volando en Fly Bondi. Estábamos en el cumpleaños de mi hermano Alejandro y con un grupo de amigos jodíamos con que íbamos a hacer el curso de piloto. Todos dijimos ‘lo vamos a hacer’ pero como yo soy medio tozudo, a la semana siguiente pasé por el Aeroclub y me anoté”.

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Leandro es abogado, hace unos años decidió hacer el curso de piloto como hobby y ahora creó la primera aerolínea de Comodoro.

Leandro toda la vida había pasado frente al Aeroclub que está en el acceso sur de la Ruta Nacional N°3, entre Comodoro y Rada Tilly, pero siempre le había parecido algo lejano, inalcanzable. Sin embargo, esa mañana entró. Estaba de traje y corbata y Favre lo invitó a dar una vuelta. Así, vestido de abogado voló por los aires y al bajar selló su vínculo con la institución.

El piloto recuerda esos días con la magia que solo tiene algo que apasiona. “Fue algo increíble. Esto fue en mayo y en agosto empecé a hacer el curso. Lo hice en cuatro meses y me fanaticé. Fue como un cable a tierra porque en mi vida he pasado cuestiones bastantes traumáticas y de alguna forma fue mi psicólogo”, confiesa. 

Para Leandro ese fue su primer acercamiento a la aviación, pero era solo el inicio. Es que cada vez buscó perfeccionarse y así, luego del curso de piloto, quiso hacer la licencia comercial para tener mayores herramientas y por una cuestión de seguridad. Lo que no imaginaba hasta entonces es que una noche iba a dar otro gran paso. 

“Me acuerdo que en un cumpleaños mío, estaba por empezar la pandemia y me llegó al celular una noticia de médicos en Australia: una historia de una ONG que se llama “Royal Flying Doctor Service”, que en 1928 empezó a llevar servicios médicos a los pueblos. No pude evitar hacer un paralelismo. Las distancias, la poca población y densidad de los pueblos son similares, y pensé ‘no puede ser que nosotros no tengamos un servicio de esto’”. 

Esa noche Leandro se acostó, pero fue difícil conciliar el sueño. Cerca de las 4 de la madrugada despertó y no tuvo mejor idea que consultar por el valor de una aeronave que se podría adaptar a las condiciones de la Patagonia. 

A la distancia, lo recuerda y admite: “Fue una locura, hoy lo pienso y fue un delirio. Mandé un correo a la fábrica de Estados Unidos y el 20 de marzo me llegó una respuesta de que me iban a derivar al gerente regional del Cono Sur. Hablé con él, muy macanudo el tipo, le conté la historia y me derivó con el representante de Argentina”. 

El piloto admite que esa semana, junto a sus socios, estuvo a punto de comprar un avión financiado a siete años, pero la pandemia cambió los planes y desistieron. La idea quedó latente y apareció un usado, y luego otro en Corrientes, por el que finalmente decidieron avanzar. El primer paso ya estaba en marcha. 

DOSOM Air opera con un avión ejecutivo de 8 pasajeros.

Luego llegaría la parte más dura, la burocracia. Así, en agosto de ese mismo año se constituyó Dosom SRL, firma que integra junto a Francisco “Pancho” Murugarren, su papá, y Carlos Otamendi, padre e hijo. Pero solo sería el primer paso.

Tres meses después concretaron la compra del avión que hoy opera desde el Aerodromo público 13 de Diciembre, donde también que funciona el Aeroclub de Comodoro Rivadavia. Desde entonces todo es un desafío, desde lidiar con los requerimientos de ANAC, operar el certificado de trabajo aéreo y finalmente la certificación de servicio aéreo, que permite realizar una operación a medida.

“Es un poco menos compleja la operación, pero desde el punto de vista aeronáutico es similar a las operaciones de cualquier aerolínea como Aerolíneas Argentinas y Fly Bondi, por ejemplo, que son operaciones regulares”, explica en ese sentido Leandro. 

Por estos días, la firma espera concluir en los próximos meses, con la última de las certificaciones para poder ampliar sus operaciones. Mientras tanto, DOSOM Air ya opera en el aeródromo 13 de diciembre, donde próximamente construirá sus instalaciones propias.

La firma utiliza un avión de 8 pasajeros, tipo ejecutivo, que por sus caracteristicas permite una una rápida configuración para el traslado de personas o de carga y hoy sus operaciones están 100% vinculadas al turismo boutique o corporativo, lo que permite sostener la estructura a la espera de dar el siguiente paso.

“Dijimos ‘no vamos a esperar que el estado haga infraestructura’, compremos una aeronave que se adapte a las condiciones precarias de infraestructura que hay para operar. Entonces nos aggiornamos a lo que está hoy. Volamos mucho entre octubre y marzo, en temporada, con gente que llevamos a lo de Francis Mallmann o los chicos de Huente Co y Bahía Arenal.  Operamos la pista que está en lago La Plata y eso motivó que nos conozcan tipos que en sus actividades son ‘Messi’, una cosa de locos, porque por acá han pasado personajes que a nivel turístico tienen gran impacto y ahora lo podemos hacer fluir”. 

“Es más en lo que es pesca con mosca, hay gente que va un año a un lugar y otro año a otro, pero ahora lo que podemos hacer es que la misma temporada vayan a todos los lugares juntos y eso genera tremenda sinergia, un derrame en cada lugar que es difícil cuantificar, pero con un gran beneficio para los lugares pequeños”, agrega.

El turismo boutique es el motor que permite sostener la aerolínea. "Por acá han pasado personajes que a nivel turístico tiene gran impacto", asegura Leandro.

Como alguna vez hizo el curso de piloto comercial, Leandro también hizo el curso de jefe de aeródromo para ejercer esa función en caso que sea necesario y poder revivir los aeródromos que hoy no están operativos en el interior. Es que, como cuenta, siempre vuela con una tripulación conformada por un piloto y copiloto, como exige la autoridad aeronáutica. Néstor García, quien lo formó e Ignacio Pardo, un joven piloto comercial nacido en el seno del Aeroclub, son dos de los colaboradores. 

Pero más allá del turismo boutique que permite mantener la línea de flotación, el objetivo final de DOSOM Air es poder realizar traslados sanitarios, ya sea médicos especialsitas para hacer medicina preventiva o evacuando pacientes en caso de urgencia, tal como realiza la ONG australiana. Por esa razón, en junio Leandro participó de la Misión Comercial que realizó la Municipalidad a Chile. 

En Coyhaique, la capital de la Región de Aysén, el abogado y piloto presentó el programa “Equidad en el acceso a la salud” que busca fomentar la llegada de profesionales médicos a los pueblos del interior de la provincia y, por qué no, al vecino país.

“Lo que proponemos es llevar especialistas médicos de Comodoro y hacer todo un circuito, entonces evitás que los médicos se tengan que quedar a vivir en los lugares, que es muy poco probable que ocurra hoy. Como idea de rotación es muy bueno y se financia con el ahorro que hacés en medicina preventiva. En Australia lo financia el estado, las obras sociales, los particulares, ya que para la sociedad el negocio es que el servicio este vivo, que no se funda”.

Leandro integró la Misión Comercial que busca extender lazos con Chile. Coyahique tiene necesidades sanitarias que Comodoro puede satisfacer.

Leandro integra la mesa público privada que impulsa el Municipio y a la que recientemente se sumó Provincia. Está entusiasmado con el grupo y espera que se concrete en el corto plazo. “Se generó una linda sinergia, el programa gustó. Yo no inventé nada, simplemente me inspiré en el modelo exitoso de Australia que este año cumple 100 años. Parece algo inédito, pero en otros países es una actividad más, ojalá lo podamos concretar, creo que vamos por buen camino porque si logramos cerrar el circuito va a tener terrible impacto y la idea de esto y, sobre todo de los socios, es dejar un legado, algo que le sirva a la comunidad”, sentenció, el abogado que se convirtió en piloto y ahora quiere llevar más salud a los pueblos de la región

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