Franco tiene 30 años, creció entre los barrios Pueyrredón y José Fuchs y siempre fue un amante de la tecnología. De chico le gustaba el diseño gráfico y la locución, y una vez que terminó la secundaria en el Martín Rivadavia, luego de una vida en el Liceo Militar General Roca, decidió estudiar aquella carrera que tanto le gustaba pero que era muy cuestionada.

Por ese entonces ya había estudiado diseño gráfico y también había trabajado como animador de eventos y locutor, y lejos de escuchar lo que otros decían decidió ir por lo que tanto quería, quizás porque, como dice, siempre le gustó desafiarse.

“Siempre lo que no tuve fue lo que me motivó a conseguirlo. Cuando era muy chico sufría de obesidad y quería ser flaco. Lo logré y estuve trabajando como personal trainer al lado de gente muy grosa. Y cuando estaba en Comodoro ya trabajaba como animador de eventos y locutor. Quería estudiar eso así que me fui a Buenos Aires. No era fácil para mis papás adquisitivamente, todos hablaban de administración de empresas, abogacía, psicología; pero eligí locutor, ni siquiera periodismo y me fui”, recuerda sobre esa primera decisión que fue marcando su camino.

Antes de irse a Buenos Aires, Franco su animador de eventos en Comodoro. Luego, llegó su primera reinvención.

Franco estudió en el ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica), donde egresó en 2019. También tuvo un paso por el periodismo, primero en TEA y luego en una maestría, pero no era lo suyo.

Inquieto, movedizo y dispuesto a superarse, logró vencer la obesidad y cambió su cuerpo. Se convirtió en personal trainer y eso lo llevó a tener una participación en Simona, una telenovela juvenil protagonizada por Ángela Torres, Juan Darthés, Ana María Orozco, Gastón Soffritti y Agustín Casanova.

Todo iba bien en Buenos Aires, su carrera en locución iba creciendo, también la actuación haciendo teatro y algo de tv, hasta que conoció a Giovana, su novia, y le comentó la idea de vivir la experiencia de viaje por trabajo. 

“Yo tenía ganas de hacer algo y cuando conocí a Giovana me contó que había working holiday. Uno de los destinos era Australia, así que dijimos ‘vamos para allá’, nos preparamos unos meses y salimos con la idea de venir a vivir la experiencia un año. Pero, como mi inglés no era bueno, primero pasamos por Nueva Zelanda de vacaciones y a practicar inglés, ahí rendí y después fuimos a Australia”.

Franco junto a su pareja en Australia. Ella fue quien abrió la puerta para viajar por trabajo, una experiencia única para ambos.

La vida de inmigrante no es fácil en ningún lado. Por eso Franco valora aún más este presente. Es que sus primeros trabajos estuvieron lejos de los contenidos audiovisuales y las carreras que había estudiado. “Trabajé en hoteles, restaurantes, de mesero, limpiador de instalaciones de hoteles. Yo sé que mucha gente se pregunta por qué se van y hacen eso, y la respuesta es que es lo único que podés hacer porque no sabés inglés. No vas a ser profesional de un día para el otro, por más que seas profesional o seas bueno en la computadora. Tenés que ser muy bueno en inglés para tener una posibilidad así. Entonces uno decide ir por esas disciplinas que son muy bien pagas. Aparte es una buena forma de aprender inglés porque estás en contacto con la gente”, asegura. 

El 2019 fue adaptación para Franco y Giovana, y en 2020 la suerte comenzó a cambiar. Franco consiguió trabajo en un estudio como diseñador gráfico, lo que lo ayudó a ir por el camino que tanto quería. 

“Me acuerdo que le mostré el porfolio que había hecho en Comodoro y algunas cosas que había hecho cuando vivía en Buenos Aires y le gustó. Así que ahí empecé. Estuve casi un año y cuando empecé a ganar plata me compré mi primer drone. Uno normal, como cualquiera se puede comprar. La verdad es que siempre me gustó la fotografía y también el tema de los drones. Me acuerdo que vi un par de videos de FPV, cuando todavía no era nada, de unos chabones que hacían cosas imposibles, que seguían autos y me compré uno usado. Era una mierda, lo choqué el primer día, pero empecé a practicar mucho en la computadora y empecé a construir mi propio drone”.

Ese primer paso lo llevó a ser contratado por una compañía audiovisual que lo llevó a otro nivel de trabajo. Así, terminó volando en el interior del Optus Stadium donde se jugó la final de la copa de rugby americano, y también filmó shooting para la serie de Netflix “Drive to Survive”.

One-shot FPV Drone in Optus Stadium - 4K

Franco admite que la realización del primer video fue un quiebre en su carrera como piloto de drone, por la magnitud del trabajo y la repercusión que tuvo. Eso lo llevó a invertir en equipamiento, así hoy cuenta con 15 drones de distinto tipo y su propia impresora 3D con la cual construye elementos para los drones que él mismo arma. 

“Ese vuelo fue en un solo shot, sin cortar, por el interior del estadio, terminando en el medio donde estaba la copa. Hago cosas riesgosas como volar entre medio de asientos, pasar entre estructuras, todo en un solo shot. Ahí dije ‘es por acá’ y comencé a comprar más drones. Porque cuando vos empezás con FPV no es un solo drone, sino que hay drones para volar afuera y adentro, para volar cerca de personas, porque algunos están protegidos, para seguir autos de carrera, entonces estoy cubriendo todas esas opciones de vuelo”.

Franco realiza producciones cada vez más grandes. “Me gustaría ser un gran profesional en lo audiovisual, ya sea como piloto de drone o ser bueno en lo que hago", afirma.

Hijo de un mayorista de frutas y verduras, y una comerciante que montó su propia carnicería, Franco admite que le gusta “hacer un montón de cosas”, y reconoce que siente nostalgia por la locución. “Cuando vine acá me compré el micrófono que siempre quise, pero al final no lo usé. Ahora me gustaría hacer algo, quizás en español, porque mi sueño es hacer cosas para Argentina. Estaba pensando en hacer un podcast para volver a mis raíces, sobre todo para Comodoro porque tengo mucho vínculo con todos los barrios, porque siempre ayudé a mi viejo”.

Reel Voces 2017 - Franco Reñones - Locutor Argentino

Hace tres años y medio que Franco no regresa a su ciudad natal. Cuenta que este año quiere hacerlo pero su intención es continuar viviendo en Australia y convertirse en un gran profesional del campo audiovisual. 

“Me gusta mucho estar acá, no todo es color de rosas, pero estamos tranquilos. Lo audiovisual cruza mi vida constantemente, desde mi trabajo, lo que hago en mi casa, los drones que construyo y mi pareja, que hacemos cosas juntos. Me gustaría ser un gran profesional en lo audiovisual, ya sea como piloto de drone o ser bueno en lo que hago y seguir trabajando, tener un nombre o ser alguien reconocido, que labura bien, que le pone mucha pasión. Porque esa es la diferencia con la gente de acá, nosotros le ponemos muchísima pasión a todo lo que hacemos", dice desde Scarborough, la colina donde la gente va a ver el atardecer en Perl, aquella ciudad donde amplió sus horizontes.

Franco y su pareja se fueron a viajar por trabajo y ahora son creadores de contenidos de alta calidad.
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