“Dibujando siempre fui un queso, por eso me autosorprendo cada vez que dibujo algo y mi familia ni hablar”, dice entre risas Rebeca Mossutto (47). La mujer nacida en La Plata y criada entre Mar del Plata y Comodoro, aún se maravilla con lo que sus manos plasman en las hojas. 

Hace unos años, en medio de la pandemia y en un momento duro de su vida por la pérdida de su ser querido, encontró las acuarelas y se enamoró de esa técnica que hoy la lleva a tener su propio emprendimiento.

“Rebe Moss Acuarelas” tiene poco tiempo de vida, pero pasa por un excelente momento. El emprendimiento de objetos de usos cotidianos, como libretas, postales y tazas, estuvo presente en la Expo Turismo 2023 y maravilló a quienes visitaron el stand con los hermosos dibujos de flora autóctona. Es que Rebeca no solo encontró en las acuarelas una forma de expresarse sino que a partir de esta técnica también descubrió un paisaje distinto que hoy la lleva a disfrutar de esa flora Patagónica que le da valor agregado a sus productos.

Lo cierto es que hasta hace tres años, la vida de Rebeca estaba lejos del arte, la pintura y el encuadernado. Y mucho más del manejo de Photoshop e Illustrator, programas que tuvo que aprender a usar para llevar adelante su emprendimiento. Pero vamos al inicio de esta historia. 

Rebeca encontró en la acuarela un pasatiempo y un emprendimiento que la invita a soñar.
Rebeca encontró en la acuarela un pasatiempo y un emprendimiento que la invita a soñar.

Ella es ingeniera en Materiales de profesión. Estudió la carrera en la Universidad de Mar del Plata, aquella ciudad a la que se mudó a los 13 años, cuando estudiaba en el Colegio Biología Marina. 

Es que si bien nació en la ciudad de las diagonales su vida siempre transcurrió en la costa. Primero en la de Comodoro, donde vivió entre los 3 años y la preadolescencia y luego en Mar del Plata, donde culminó la Secundaria y su formación de grado.

Quizás por eso, y por el tiempo vivido en esta ciudad, cuando comenzó a buscar trabajo miró de nuevo a la Patagonia y apuntó a trabajar en Petróleo, aquella industria que tanto le ha dado a la región y Argentina. 

“Vine a probar suerte, pero conocí a mi marido y ya me quedé”, dice a ADNSUR sobre los motivos que la hicieron radicarse en Comodoro. “Ahora hace más años que vivo acá en el sur que en otro lado, pero cuando comencé a buscar trabajo había varias cosas que tiraban. Sabía que había buena movida, tenía a mi abuela viviendo acá, conocía la zona y quedé en la empresa, donde todavía trabajo, y me vine”.

Rebecca, nieta de quien tuvo la histórica Casa Mussotto, en la actualidad es gerente de operaciones de Tuboscope, una empresa de servicios petroleros que se dedica a la inspección y ensayos no destructivos. Admite que desde que llegó a la empresa ha crecido, pero es un trabajo que requiere mucha responsabilidad y compromiso. Quizás por eso siempre buscó una vía de escape a la rutina, hasta que la encontró.  

“La acuarela es mi vía de escape. El trabajo que yo hago demanda mucho estrés y más siendo mujer, porque hoy en la actualidad hay muchas mujeres trabajando en la industria petrolera pero cuando empecé éramos muy poquitas. Si bien nunca tuve ningún problema en la empresa donde trabajo, siempre me han respetado y me han dado el lugar que correspondía, genera algo y después estando como gerente tenés muchas responsabilidades y tenés que buscar una vía de escape. Creo que esto fue o siempre estuvo, porque en realidad yo nunca dibujé. No sabía dibujar, aprendí a dibujar ahora en la pandemia y empecé a pintar”. 

La mujer es la mayor de tres hermanas y asegura que siempre fue la más alejada al arte. Lo suyo era el deporte. Sin embargo, de grande siempre terminó cayendo en las manualidades al momento de buscar un escape. Así, en algún momento de su vida asistió a un taller de carpintería y también a otro de pintura decorativa de objetos, de esta forma encontraba su cable a tierra. 

“En esos momentos y cuando hacía alguna manualidad era el único momento en que me relajaba, ponía la mente en blanco y que no pensaba en nada. Entonces hubo una época en que iba al taller de carpintería donde reacondicionábamos muebles y después a ese taller de pintura decorativa donde pintan cajitas, pero cuando descubrí la acuarela me cautivó desde el primer momento”.

Rebecca descubrió la acuarela sola y fue un amor a primera vista, justo en un momento donde lo necesitaba. “En la pandemia pasaron cosas tristes, gente querida que perdimos. Era un momento donde yo estaba muy triste por alguien que habíamos perdido y me acuerdo que él siempre se reía de mí cuando me veía haciendo cosas relajantes. Decía ‘es el único momento en que Rebeca se relaja’. Y me pasó que cuando empecé a pintar era como que me sentía acompañada, no se si fue eso o la misma técnica que es cautivante, porque todos los que hacen acuarela se enamoran de la técnica, pero empecé a dibujar, a pintar y a apreciar muchísimo toda la flora y la geografía que tenemos acá en la zona que, hasta ese momento, no le había prestado atención antes”.

Rebeca dibuja plantas y flores autóctonas, un arte que la lleva a mirar el paisaje de otra manera.
Rebeca dibuja plantas y flores autóctonas, un arte que la lleva a mirar el paisaje de otra manera.

Para ella la acuarela significó sumergirse en un mundo de colores. Con una sonrisa en el rostro, cuenta que una vez que comenzó a pintar todo lo comenzó a ver diferente. “Cuando empezás a pintar ya no ves un paisaje sino que empezás a ver colores. ‘Ah, mirá, amarillo limón, este está rojo carmesí’, y empezás a mirar las combinaciones de colores y empezás a aplicar la teoría del color y decís ‘en la naturaleza se cumple la teoría del color al 100%’. Eso me gustó, empecé a investigar y descubrí miles de flores a las que nunca le había prestado atención”.

Poco a poco, fue mejorando su técnica, sorprendiéndose a sí misma y a los suyos con los dibujos que realizaba. Le gustaba, le dedicaba horas y esfuerzo, hasta que un día sintió que era momento de dar un paso más y así nació Rebe Moss Acuarelas.

“En un momento sentí la necesidad de decir ‘quiero hacer llegar esto ¿cómo hago para que no quede solamente en un cuadro?’, y bueno, empecé a soñar con hacer productos que lleven mis ilustraciones para que puedan ser objetos de uso cotidiano pero que estén decorados con arte, que no sea las tazas que se hacen en China y que sale un contenedor con un millón de tazas, es una cosa casi personalizada y con una producción a baja escala”. 

Pero todo no fue tan sencillo como suena. Para llevar adelante su emprendimiento, Rebecca tuvo que aprender de todo, desde cómo llevar adelante una ilustración a un papel, una taza o una lámina, hasta utilizar programas de diseño. “Fue empezar de cero. Todo eso lo tuve que aprender y también investigar mucho, porque hay un proceso de investigación”.

Los productos de Rebeca son pintados, impresos y encuadernados por ella misma.
Los productos de Rebeca son pintados, impresos y encuadernados por ella misma.

Los libros e internet suelen ser la principal herramienta para conocer a fondo la planta autóctona que Rebecca quiere pintar. Pero también el trabajo de campo que realiza en cada caminata donde va siguiendo el ciclo de vida de cada una de las plantas que le llaman la atención.

Luego llega el momento de plasmarlo en un papel y para hacerlo también tiene un proceso. “En general antes de pintar hago todo un estudio de claroscuro donde dibujo con grafito, miro bien donde van las sombras y recién ahí pasó a la ilustración, que a veces las hago cinco o seis veces. Después lo pinto con acuarela y pasó a la parte digital. Primero lo escaneo y comienzo a trabajar”.  

Del Instagram de rebemoss

Rebecca cuenta que esa parte le llevó muchísimo tiempo, porque tuvo que aprender a usar los programas de cero. “Eso es lo que más tiempo me llevó y después el armado de una libreta, pero ahora que lo tengo mecanizado lo hago en una hora”. 

Algo que destaca a su producto es la calidad y el acabado del material. Es “muy puntillosa”, admite y algo lo refleja a flor de piel. Para imprimir las tapas de las libretas que vende, ella misma arma el papel que necesita utilizando tres papeles (fotográfico, un especial de fotografía y un adhesivo) para que la libreta pueda tener el grosor y la textura adecuada. 

Con orgullo, los trabajos de Rebecca dicen “encuadernado, diseñado e ilustrado a mano en Rada Tilly”, lo que muestra su esencia. 

La artista admite que la Expo Turismo le dio un envión grande, tanto en lo anímico como en las ventas, ya que tuvo muy buenas críticas. Todo eso la invita a seguir soñando con este hobby que cada vez le gusta más y que quiere que siga creciendo.   

“Quiero que se convierta en un emprendimiento más grande. Mi sueño es llegar algún día a que esta sea mi fuente de ingreso. Falta mucho todavía porque estos no son productos de primera necesidad. Pero vamos bien, vendo más de lo que puedo y a la gente le gusta. Para mí eso es muy importante porque me gusta que esté prolijo. Ahora me están llamando casi todos los días para pedirme cosas y la gente que viene como que se tienta y se lleva otra cosita”, dice esta gerenta que encontró una vía de escape en la acuarela y terminó encontrando un emprendimiento que la invita a soñar.

Del Instagram de rebemoss
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