La histórica galería que se convirtió en el primer edificio familiar sustentable

De alguna forma, la historia de Comodoro pasó, y pasa, por la esquina de Italia y San Martín. Ese lugar, donde inicia la subida de una de las calles más importantes y céntricas de la ciudad, es un punto de referencia para la vida social de Comodoro. Solo basta pensar en aquellos desfiles que comienzan en ese sector, también el límite imaginario que de alguna forma se interpone entre el bajo y el alto centro, y, por qué no, la historia de dos comercios que fueron furor en el Comodoro de antes: Peletería Labor, dedicada a la producción de indumentaria de piel; y Galería Stefanoff, un centro comercial que irrumpió en la década del 90. 

Desde 1933, esa esquina ha sido parte de la vida comercial de Comodoro y ahora, casi un centenario después, es el escenario del primer edificio familiar sustentable de la ciudad, un proyecto que le da continuidad a la histórica galería. Pero vamos al principio de la historia.

Stefan Stefanoff fue uno de los primeros inmigrantes búlgaros que llegó a Comodoro Rivadavia, la ciudad en la que en 1907 se descubrió petróleo. Junto a Tzvetana Jakimova Naidenova, su esposa, se asentaron en la esquina de San Martín e Italia y poco tiempo después de su llegada crearon la Peletería Stefanoff.

El comercio fue un ícono del Comodoro de antes, vendía tapados de piel y gamulanes con materia primera de la zona. Eran otros tiempos y el local contaba con su propia curtiembre y taller. Pero la tragedia golpeó a la familia, y Stefan quedó viudo. 

Gabriel Tcharian cuenta que tenía 5 años cuando su madre se casó con Cristo, el hijo de Stefan y Tzvetana, y se fue a vivir a ese sector de Italia y San Martín. Era un Comodoro distinto.

Stefanoff era un hábil comerciante y en esa época ya había inaugurado el edificio Labor (1954). Más tarde, tendría una innovadora idea para la época: construir una galería comercial de modernas características. El edificio tendría dos etapas: una primera, destinada a comercios hasta un tercer piso, y una segunda, destinada a departamentos familiares. 

La primera etapa se inauguró a mediados de la década del 90, pero la segunda quedó inconclusa hasta hace un par de años. Es que Tcharian, junto a la arquitecta Pamela Guerreiro, su esposa, decidieron refuncionalizar estos edificios, dándole una impronta moderna. 

Primero trabajaron el Labor, donde aún están las cruces que marcan el funcionamiento del primer Obispado de la ciudad. La idea original era construir oficinas de alquiler, pero viendo la necesidad que había en la ciudad de contar con más consultorios en la zona céntrica, se adaptó con esas características. Así, en la actualidad funcionan cinco consultorios y un estudio de abogados en el último piso.

Luego, llegó el momento de refuncionalizar la galería y ejecutar aquel proyecto familiar que quedó pendiente. Para hacerlo se remodeló el proyecto original y se apuntó a un edificio sustentable.

UN EDIFICIO MODERNO Y SUSTENTABLE

“Esa fue la idea inicial”, cuenta Guerreiro, quien estuvo a cargo de la obra. “El proyecto original es del año 86, 87, y planificaba departamentos más grandes con habitaciones de servicio y cosas que por ahí ya no se usan. Entonces tuvimos que adaptarlo. La idea fue adaptar la estructura existente a un proyecto más funcional, más moderno y con energía renovable. Tiene una estructura de hormigón impecable. Así que construimos del cuarto al noveno piso, con la novedad de que lo hicimos sustentable”.

Tcharian conoce de cerca el paño. Durante más de una década fue parte de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada. “Lo que buscamos fue generar nuestra energía a partir de la ley de Energía Distribuida con la generación de energía renovable”, explica en ese sentido. “Son 12 paneles de 240 watts cada uno y el proyecto está pensado para autoabastecer el ascensor y los espacios comunes del edificio, preparado con un banco de batería para que cuando se interrumpa el servicio pueda funcionar durante al menos cuatro horas. Pero la idea es cuidar el medioambiente. Me parece que todos tenemos que ir por ahí en la medida que podamos para dejar de consumir restos fósiles y no contaminar con dióxido de carbono. Después también tenemos una gran ventaja que, al generar la energía para el ascensor y los espacios comunes, los costos de las expensas van a ser mucho menores, calculamos que un 50% por lo menos”.

En total se construyeron 20 departamentos de tres dimensiones: Un monoambiente de 33 metros cuadrados y dos opciones de 52 y 83 metros cuadrados. El edificio es pet friendly y, como explica Tcharian, sustentable en sus espacios comunes, aunque tiene posibilidad de ampliar su capacidad energética renovable. 

El proyecto energético fue realizado por Enrique Casares de Elsus, quien diseñó e hizo el proyecto y su ejecución para la generación de energía renovable. Este requirió una inversión importante. 

Tcharian admite que este no es un proyecto cualquiera. “Esta esquina es mi barrio. Tenía cinco años cuando vine para acá. La galería la hicimos nosotros, siempre trabajamos, colaboramos en todo lo que había que hacer. En primer lugar es un orgullo, y también tengo que agradecer a mi compañera de toda la vida, porque es un proyecto de familia que después de 30 años lo pudimos terminar”, dice emocionado. 

Pamela coincide: “Ver terminado esto que ellos tenían proyectado es bárbaro. Esta última época fue dificilísima, pero lo logramos”.

En el edificio hay un departamento que es propiedad de Cristo y Elsa. Por el momento, solo lo vieron por fotos, pero pronto van a visitarlo y ver concretado este proyecto familiar: una galería con departamentos que terminó convirtiéndose en el primer edificio familiar sustentable de Comodoro. Una nueva forma de pensar la arquitectura.