“Cada vez que veo el acceso al puerto de Buenos Aires, con ese camino y el viaducto en plena barraca de Belgrano para que pase un ferrocarril, siento una bronca inmensa. Nosotros 20 años antes propusimos algo parecido y lo único que logramos fue que una parte importante de los profesionales y la población tenga una opinión negativa, y hoy vemos un viaducto en uno de los lugares más caros de Buenos Aires. Realmente me da una tristeza profunda”. 

Quien habla es el ingeniero Jorge Huberman, quien a fines del 2000, a cinco años del desplazamiento del cerro Chenque que destrozó parte de la Ruta Nacional N° 3, elaboró junto a un grupo de profesionales un proyecto para construir un viaducto que una el Centro con Kilómetro 3, con el objetivo de evitar las complicaciones que traerían aparejados nuevos derrumbes o deslizamientos. 

Lo ocurrido hace 10 días, cuando el temporal de lluvia produjo un desprendimiento en el faldeo este del cerro, llevó a recordar aquel proyecto que se terminó cayendo por la negativa de una sociedad que pensó que era inviable.

UN AMBICIOSO PROYECTO 

El proyecto del Viaducto fue realizado por Huberman junto a los ingenieros Eduardo Torres y Nelson Escobar, bajo el ala de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. 

El mismo fue elaborado durante la gestión del radical Jorge Aubia, en el marco de un convenio que realizó Vialidad Nacional con los gobiernos municipal y provincial y la casa de altos estudios. El objetivo era que fuese realizado a través del Plan Federal de Infraestructura que lanzaba el gobierno nacional radical. 

La iniciativa proponía la construcción de un puente sobre el mar de 850 metros de largo, uniendo el Chalet Huergo con el puerto, apoyado sobre pilotes, e iba más allá del estado del tránsito al borde del cerro Chenque sobre la Ruta 3; proponía todo un trabajo al borde de la ciudad, de punta a punta, desde el cruce de las rutas 3 y 39, en zona norte, y el cruce de 3 y 26, en zona sur. 

De esta forma, se planificaba el mejoramiento de la calzada, nuevas vías de conexión entre los barrios para evitar demoras en el tránsito que circulaba por la ruta nacional, y la continuidad de la arteria por la zona sur con un terraplén hasta unir con el Camino Juan Domingo Perón y encontrarse con la rotonda de la ruta 3 y 26, donde también se iban a realizar dos niveles de circulación. 

Como comentó Hubberman hace tres años a esta misma columna, el objetivo del proyecto en sí era que el tránsito “fuera ininterrumpido y no hubiera semáforos ni cruces al mismo nivel”, en todo el tramo que unen los cruces entre las rutas 26 y 39 sobre la Ruta 3.

El proyecto sobre el barrio General Mosconi. Foto: Diario Crónica.

UN PROYECTO PRESENTADO AL PRESIDENTE

El Viaducto fue presentado al presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, en su visita a los actos por el centenario de la ciudad. Sin embargo, no era aceptado por toda la comunidad. 

Los principales planteos en contra de la iniciativa fueron impulsados por las autoridades del Puerto de la ciudad, quienes veían con preocupación la cantidad de terrenos que iban a tener que ceder para realizar la obra. 

En ese entonces, aún no estaba la concesionaria de Renault en el sector, pero sí funcionaba una estación de servicio que también se manifestaba en contra de obra, como también los vecinos de Kilómetro 3, quienes apoyaban el proyecto pero pedían algunos cambios en la iniciativa dado que entendían que la obra partía al barrio en dos sin tener en cuenta cuestiones “urbanas, paisajísticas, ni tampoco lo comercial”, tal como señaló la arquitecta Galli, una de las vecinas que participó de las diversas reuniones que se realizaron en torno al tema y que, en una de esas tantas charlas, brindó una entrevista a Diario Crónica. 

Por sus características y al impactar sobre el medio ambiente, el proyecto debía pasar por “audiencia pública y obligaba a realizar una licitación nacional o internacional”, según indicó en su momento a La Nación, José Luis Canencia, presidente de Vialidad Provincial. 

Su financiación sería a través del Plan Federal de Infraestructura Vial de Nación. En una primera etapa se destinarían 80 millones de dólares de los cuales 50 se utilizarán para la ruta 3. 

Se esperaba que ese mismo año se iniciara el proyecto. Sin embargo, nunca llegó a licitarse. Incluso los registros periodísticos indican que previo a la presentación de la iniciativa al Presidente de la Nación, ya corría peligro su concreción. Una nota de Diario El Patagónico, del 20 de febrero de 2001, asegura que una fuente reservada de Vialidad Nacional adujo que el reclamo del puerto y los vecinos del barrio General Mosconi fueron definitorios para rechazar el proyecto, principalmente por dos cuestionamientos que hacían: las dos rotondas de acceso y la imposibilidad de llevar a cabo esas obras en otros sectores de la misma zona. 

Es que uno de los planteos era desviar el tránsito antes de llegar al barrio, llevando la traza hacia la costa por la avenida que conduce al Hospital Alvear. Sin embargo, esa opción era inviable porque había que atravesar un gasoducto y pasar junto a la Planta de Almacenaje de Combustibles.

Los vecinos del barrio General Mosconi se reunieron en asamblea en reiteradas oportunidades para plantear su inquietud ante la iniciativa. Fuente: Diario Crónica.

Finalmente, como solución provisoria, Vialidad Nacional junto a Provincia construyó un camino nuevo, arriba del primer cementerio de Comodoro Rivadavia donde hoy funciona un paseo costero. 

Fue financiado por el organismo nacional y se realizó con equipamiento de la provincia. Su construcción en su momento también generó cuestionamientos, pero lo peor de todo es que terminó en dos juicios por parte de los dueños de dos terrenos que se ubican frente a la estación de servicio de la zona. 

Según pudo confirmar ADNSUR, la causa penal prescribió en la Justicia Federal. Mientras que la carpeta civil tuvo fallo favorable para los propietarios, quienes tardaron años en cobrar el juicio a Nación. 

Años después, finalmente se reconstruyó la traza original, decisión que fue cuestionada ante el peligro que significaba un nuevo desplazamiento y el costo de la obra que no brindaría una solución final. 

Ahora, con el desprendimiento de grandes rocas del Chenque, otra vez el cerro vuelve a quedar en el ojo de la tormenta. Esta vez se espera que haya una solución concreta por parte de Vialidad Nacional, el organismo que tiene injerencia sobre el faldeo este por estar al borde de la Ruta Nacional N°3, aquel sector que tantos dolores de cabeza ha dado.

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