Andrea González, una pionera del fútbol femenino, colgó los botines en el Clásico del Far West
La defensora que comenzó a jugar futsal en 2005 cumplió el sueño de vestir la camiseta de Laprida en cancha grande y jugar con sus hijas. El lunes jugó frente a Oeste su último partido y oficializó su retiro.
Andrea González llegó a la cancha de Laprida con el bolso y la decisión tomada. Acompañada por su familia sabía que el clásico ante Oeste era el fin de una etapa.
Ingreso al túnel que lleva a la cancha en silencio y se le cruzaron muchos recuerdos, pero quería disfrutar su último partido en cancha grande y con la camiseta que ella quería.
“La decisión de dejar el fútbol la había tomado el año pasado, no tenía pensado retirarme en un partido específico pero las chicas me dieron la idea de jugar el clásico y retirarme en nuestra cancha. Me gustó y bueno, irme con un triunfo es algo muy lindo”, le contó a Pasta de Campeón.
Andrea recibió de manos de sus compañeras una camiseta para que le quede de recuerdo, y la emoción invadió su cuerpo. Ella integra el plantel de Laprida junto a su marido Pablo Mamani (DT), Lara y su hija más chica Lucía que entro ‘infiltrada’ porque recién está en la Prenovena del club. Afuera estaba en la tribuna su otra hija Brenda que juega al hockey.
“Yo comencé a jugar futsal en Laprida con el ‘Loro’ Cano, también con Gustavo Vaquinzay junto a Paulino Carrizo. De ahí fui haciendo mi camino, armé mi propio equipo Defensoras Norte – Sur y mi sueño siempre era jugar cancha grande y con mi viejita en la tribuna pero bueno…no se pudo dar. Quizás desde el más allá me está viendo”, contó emocionada al borde del llanto.
Andrea respira fútbol. Los fines de semana son de cancha. No importa si es futsal o fútbol 11, todos van para el mismo lado. “Esto es familia, tengo a mi hija que juega, mi esposo que es el DT y ahora la pequeña que viene dando los primeros pasos. Esto es una pasión, el fútbol para mí es eso. Siempre quise jugar con esta camiseta, en cancha grande, era mi sueño y lo pude cumplir”, cuenta mientras se pasa la mano derecha por el antebrazo izquierdo donde tiene tatuada la imagen de su mamá.
Andrea sabe que ahora las semanas serán diferentes. Habrá otras rutinas, pero siempre ligada al deporte. “Del fútbol siempre me llevo amistades, eso me dejo a mí. Hoy vinieron mis amigas, gente conocida a este mi último partido y eso me pone muy feliz”, subrayó.
El día después llegó. Cerró una etapa con una goleada 4-0 frente al clásico rival en el Far West, y tiene pensado cambiar los botines por zapatillas de trail. “Ahora tengo ganas de dedicarme a algo diferente. Empecé a cerrear, y me gusta mucho. No digo que no al fútbol, eso se verá, pero si comenzar a disfrutar la vida de otra manera”, cerró Andrea González quien hizo historia en el fútbol femenino de Comodoro Rivadavia.
