El recuerdo de cómo fue la vida en Comodoro Rivadavia durante Malvinas
El historiador Daniel Marques brindó detalles de la cotidianeidad de la ciudad durante el conflicto.
Hace 43 años, en el marco del conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas, Comodoro Rivadavia se convirtió en un punto neurálgico del teatro de operaciones del Atlántico Sur, como recordó el historiador Daniel Marques en una entrevista con ADNSUR.
La ciudad tuvo un rol fundamental tanto en la etapa previa a las acciones militares como durante los 74 días que duró la guerra. Junto a localidades como Río Gallegos, San Julián y Río Grande, Comodoro fue clave en la estrategia argentina en el conflicto.
Desde el ámbito institucional, recordó que Comodoro Rivadavia “fue el epicentro de operaciones militares, con su aeropuerto funcionando como una base estratégica de despliegue aéreo y logístico”.
Los hospitales regional y militar fueron esenciales para la atención de los heridos, y las conferencias de prensa oficiales se realizaban en la ciudad, atrayendo a periodistas nacionales e internacionales.
Pero más allá de su rol oficial, la guerra también se vivió en las calles y los barrios. La presencia militar era constante: camiones y vehículos de guerra transitaban la ciudad, y en espacios como las escuelas se instalaban destacamentos.
"Nosotros incluso hablábamos con ellos", recordó el historiador. Se realizaron ejercicios de oscurecimiento nocturno para prevenir bombardeos, con apagones coordinados en toda la ciudad y la asignación de responsables por manzana".
"Se apagaban las luces de la ciudad, se oscurecían las ventanas, para evitar que fuéramos vistos", detalló Marques.
La población respetaba estrictamente estas medidas, comprendiendo la gravedad del momento. "Había policía militar que se encargaba de patrullar las áreas y controlar que eso funcionara correctamente", recuerda.
El temor a un ataque era real. "Hace pocos años empezó a circular información desclasificada de la guerra, de los mandos británicos, que planteaban que era posible el bombardeo desde la Isla Ascensión", comentó Marques.
La base británica en la Isla Ascensión contaba con bombarderos de largo alcance que podían haber atacado los aeropuertos utilizados para el despliegue de aviones Mirage y los vuelos logísticos de los C-130 Hércules. "No era un dato anecdótico, era algo muy cercano", enfatiza.
Cuando la guerra llegó a su fin el 14 de junio de 1982, la ciudad comenzó un paulatino retorno a la normalidad.
Sin embargo, el impacto del conflicto aún resonaba. "Había como dos mundos paralelos. Por un lado, estaba la guerra y, por otro, el Mundial de España 82, con los partidos de la selección en televisión", recuerda Marques. "Era una cosa muy loca, hoy cuesta entender cómo vivíamos en ese mundo tan dislocado".
Hoy, a más de cuatro décadas del conflicto, la memoria de aquellos días sigue viva en la ciudad. Comodoro Rivadavia no solo fue un punto estratégico en la guerra, sino que también fue testigo del impacto social y emocional que marcó a toda una generación.
