La vida de la madre de Perón en Comodoro: la casa de la avenida Rivadavia y su velorio en el municipio
Juana Sosa Toledo, la madre del expresidente Juan Domingo Perón, vivió sus últimos años en Comodoro Rivadavia. Según los registros, fue entre 1940 y 1953, año en el que murió. La casa que ocupó en la avenida Rivadavia, el vuelco en su vida a partir de Perón en la presidencia, su velorio en la ciudad y posterior traslado de su cuerpo a Buenos Aires, y el busto que un vecino rescató de la destrucción y que, finalmente, es parte de una plaza en el barrio Presidente Ortiz, en esta edición de “Comodoro, aquella vez”.
La periodista Elvira Córdoba realizó un trabajo indagando sobre la vida de Juana Sosa Toledo y lo plasmó en el libro “Crónicas del Centenario”. Reconoció que en ese camino se encontró con muchos interrogantes y algunas pocas certezas...
“Cuento lo que yo sé porque también hay muchos interrogantes en la vida de ella, como pasó en la vida de muchas mujeres. Uno dice `no dejaron rastro´ pero en realidad nadie escribió sobre sus historias. En estos últimos años recién los historiadores han empezado a bucear en eso y han empezado a tomar registro de la presencia de la mujer en la historia de la Argentina y en la historia de nuestra ciudad”, asegura Córdoba.
Sosa Toledo nació en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, en 1874. A los 16 años tuvo a su primer hijo, Mario Perón, y a los 21, a Juan Domingo, quien fuera luego presidente de la Nación. A principios del siglo XX la familia se instaló en la provincia de Chubut, en la Estancia La Porteña, ubicada en la zona de Sierra Cuadrada.
“Doña Juana Sosa vivió cerca de Comodoro, en una estancia que era de familia Perón. Una estancia que todavía existe y que pertenece a los descendientes de los hermanos Mario y Juan Domingo. Allí hay un cartel que dice: “1909 Estancia La Porteña”, que es cuando ellos compraron ese campo, sostuvo la periodista.
Según los testimonios recogidos por Córdoba, los abuelos paternos de Juan Domingo Perón provenían de una familia de clase media alta, estricta y profesional. "Tenía 21 años cuándo nació Juan Domingo. ¿Por qué de ese semi anonimato de Juana? Al momento de tener a sus hijos no estaba casada, pero su suegra, una mujer rígida, no solo los obliga a casarse, sino que también se hace cargo de la educación de sus nietos. Se los lleva, eso es lo que se lee entre líneas de las descripciones cuando te cuentan, porque estaba la intención de anotarlos en el Colegio Militar de la Nación”, detalló.
LA MUDANZA A COMODORO Y EL PRESIDENTE
Unos años después de que murió el padre de sus hijos, doña Juana se casa con Marcelino Canosa, un peón de la zona. En 1940 se mudaron a la ciudad de Comodoro Rivadavia y se instalaron en una casa ubicada en la calle Rivadavia, entre Alem y Viamonte, del barrio La Loma.
En 1946 su hijo menor, Juan Domingo Perón, se convirtió en el Presidente de la Argentina. Aquella mujer simple, sencilla y analfabeta se convierte entonces en el centro de atención: “Era un honor, un orgullo para los peronistas comodorenses y para la Gobernación Militar de ese momento en Comodoro”, aseguró Córdoba.
Agregó que “en el año 46 su hijo es elegido presidente. De pronto doña Juana, que era una mujer sencilla, de vestidos, de batones, de alpargatas bigotudas, como la describen, es madre del presidente. Entonces le aparecen innumerables cantidades de amigos, de conocidos. Empieza a ser una mujer venerada porque doña Juana recibía cartitas por un terreno, cartitas por trabajo”.
A partir de que Perón asumió la presidencia, la vida de doña Juana también dio un vuelco. “Ella era la enviada, la presencia local del Presidente de la Nación. Era un honor, un orgullo para los peronistas comodorenses, para el gobierno militar de ese momento, de la Gobernación Militar acá en Comodoro”, precisó Córdoba.
Para algunos chicos de aquella época, ser vecino de Juana era moneda corriente. Así lo recordó Jorge Schmidt: “doña Juana era una mujer común. Yo era chico y para mí no era muy importante que fuera la mamá de Perón. Ella era una mujer humilde, muy gorda, siempre sentada en una silla de álamo torneado, con un asiento de mimbre agujereado y con un almohadón. Jugábamos en su patio con otros chicos. Yo primero pasaba por su cocina, y ahí estaba, siempre zurciendo medias con ayuda de un mate. Lo más feo para mí es que me recibía con un beso en la mejilla, y yo me la limpiaba con la manga”.
ENFERMEDAD Y MUERTE
En el año 1953, la salud de la madre de Perón desmejoró. Fue el doctor Napolitani el responsable de supervisar y cuidar el estado de la madre del Presidente. Tenía un cuadro grave de diabetes, por lo que Juan Domingo Perón solicitó que la trasladen a Buenos Aires, viaje que el médico desaconsejó por el endeble estado de salud.
La periodista Elvira Córdoba tuvo oportunidad de entrevistar a Napolitani y recordó que “doña Juana tenía como médico -porque era la madre de Perón- nada más ni nada menos que al doctor Napolitani, que vivía a dos cuadras de su casa. De hecho, cuando se enferma gravemente a principios de año 53, que es cuando muere, su marido don Canosa le habla al presidente y le informa; entonces el presidente dice: “que la lleven urgente a Buenos Aires”. Napolitani se niega porque no se podía ni mover. Entonces el presidente habla con el gobernador militar para que pongan todo a disposición de la salud de su mamá, pero ella muere a mitad de ese año, un sábado 30 de mayo”.
Su antiguo vecino, Jorge Schmidt, comentó algo que siempre relataba su padre: “Otra cosa que mi padre contaba, era que cuándo murió doña Juana él tuvo que salir de testigo a pedido del Doctor Napolitani, porque no consiguieron otra persona, el chiste era que mi papa afiliado radical”.
El 30 de mayo de 1953 Juana Sosa Toledo murió en Comodoro Rivadavia. Su cuerpo es velado en el hall principal de la Municipalidad y se decreta duelo en el territorio de la Gobernación Militar. Los medios gráficos de aquella época exaltan “el dolor popular” invitando a todas las organizaciones, escuelas y comunidad en general, a despedirse del cuerpo de la madre del presidente. Posteriormente, un avión presidencial trasladó el cuerpo de doña Juana a un cementerio de Buenos Aires.
EL MONUMENTO
Hoy el monumento de doña Juana, en el barrio Presidente Ortíz, le recuerda a los vecinos su paso por nuestra ciudad. Una antigua habitante del barrio de Km 5, Maggie Quintero, explicó a ADNSUR su origen: “El 11 de agosto de 1954 se instaló el monumento de doña Juana en el Boulevard de la avenida Rivadavia. Luego sobrevino la caída de Perón y todos los monumentos y bustos que había en la ciudad fueron destruidos. En septiembre de 1955, el monumento de doña Juana fue arrancado de su sitio por una yunta de caballos. Un vecino lo guardó, lo recupero y escondió en la fosa de su galpón por muchos años. En 1987, luego de una consulta popular entre los vecinos del barrio presidente Ortiz, eligieron su nombre para nuestra plaza, porque la gestión de Perón estaba muy ligada con el barrio ya que fue construido bajo su presidencia”, recordó.
Tal vez algunos hoy se sorprendan al enterarse de que doña Juana Sosa Toledo, la madre de uno de los hombres que marcó la historia del pueblo argentino, haya pasado sus últimos años de vida en nuestra ciudad. Es posible que eso hable simplemente de aquella mujer que describe la periodista Elvira Córdova: “Sencilla, de vestidos de batones y de alpargatas bigotudas”.