El caso- que ocurrió en el barrio San Martín-  fue uno de los más resonantes de 2001 por su gravedad. El monóxido fue una trampa mortal, incluso para el perro y gato de la familia. La intensa nevada que dificultaba la circulación no permitió encontrarlos a tiempo.  

Para Susana la nieve no es una bendición ni sinónimo de diversión. Muy por el contrario le trae imágenes de momentos que no desea recordar. Pasaron más de veinte años de la mayor tragedia que les tocó afrontar como familia y recién este año -durante la última nevada que se registró en Comodoro el pasado 10 de julio - pudo sonreír.

Siente que la vida le regaló una nueva oportunidad para disfrutar de la nieve de la mano de su nieto que hoy tiene 9 meses. "Es la primera vez que veo nieve y no lloro", dice con la voz entrecortada quien en 2001 y en pocas horas perdió a sus padres Blanca Gladys Paredes (54), Juan Antonio Quelincoy (61) dos hermanos, Antonio (33), Juan Pablo (20) y dos amigos producto de la inhalación de monóxido de carbono. 

Susana Quelincoy pudo ser una víctima más de la tragedia. Estaba embarazada de 5 meses y vivía en una casa contigua en el mismo terreno que sus padres, pero esa noche no durmió allí. Estaban organizando el cumpleaños de uno de sus sobrinos y pasó la noche en la casa de su hermana en el barrio Ceferino ayudándola con los preparativos.

“Mi hermana, la del medio, había ido a pasear a la casa de mis padres cuando entró los encontró supuestamente desmayados y llamó desde la casa de la vecina que tenía teléfono de línea y nos dijo que mis padres estaban desmayados, que vayamos porque había que llevarlos al hospital. Demoramos una hora hasta llegar al barrio San Martín por el tema de la nieve no andaban autos, la nieve te llegaba hasta las rodillas”

Los registros de la época indican que cayeron entre 20 y 30 cm de nieve, Chubut fue declarada en estado de Emergencia Meteorológica, algunos pueblos del interior quedaron incomunicados y durante esos días se contabilizaron más de 200 camiones varados en ruta 3.

El peor final

“Cuando llegamos a la casa de mi mamá mi hermana estaba sentada afuera en la nieve y había un policía en el portón de mis padres que no nos dejaba ingresar. ´No hay nada para hacer´ nos dijo. A causa de la nieve no subía ni el patrullero, tampoco la ambulancia, solamente subió el camión militar. Ingresamos y vimos a mi papá y a mi mamá que estaban en el living. Se ve que ellos entre sus sueños sintieron el olor o se habrán sentido mareados, porque se levantaron. Nosotros no entrábamos en razón de que ellos llevaban varias horas fallecidos. Mi mamá estaba al lado de una estufa con una herramienta y mi papá estaba en la mesa, yo lo toqué y estaba duro, muy frio”.

El caso de la familia Quelincoy fue uno de los más resonantes ese año por su gravedad.  El monóxido fue una trampa mortal y encontró a sus víctimas bajo el mismo techo.

“Nadie sabía que mis hermanos estaban en los dormitorios acostados con los amigos que habían venido a festejar el día del amigo desde Puerto Madryn. Cuando entramos al dormitorio vimos que mi hermano estaba acostado en la cama, mi hermana mayor le dice “Antonio, Antonio ayúdame que la mami esta desmayada vamos a llevarla al hospital” y cuando lo da vuelta estaba todo inflamado, deformado. Y ahí yo me desplomé. Perdí la noción”, explica Susana.

El camión del ejército fue el encargado de retirar los cuerpos y realizar el traslado. “En ese camión militar balanceaban a mis padres y a mi hermano como si abalanzaras una bolsa de papas y lo tiraban para arriba del camión porque no había otra manera de llevarlos y eso fue más duro”.

Con la llegada de su primer nieto las heridas de las pérdidas a Susana le duelen menos. La nieve dejó de ser un recuerdo oscuro para transformarse en una invitación al disfrute. 

“Estuve muchos años llorándolos porque es como que nos dejaron solas. Hoy lo puedo contar sin llorar”

Más allá de las previsiones

Aldo Sánchez del Servicio Meteorológico Nacional rememoró aquellos días difíciles para la ciudad. “Se esperaba una situación de nieve pero realmente la nevada que cayó superó las expectativas porque nunca se había visto una nevada de esas características sobre la ciudad”.

Según las estimaciones meteorológicas, “en ciclos de 10 o 15 años podemos esperar una nevada intensa en nuestra ciudad”. Y así ocurrió. Las nevadas de 1971, 1984 y 1995 también fueron extraordinarias, pero la del 2001 fue la más importante de los últimos 44 años.

Miguel Bargas es coordinador de Defensa Civil, pero en aquel momento se desempeñaba como camarógrafo de Canal 9 y el temporal lo encontró en ese rol recorriendo cada rincón de la ciudad. “Tuvimos que salir a cubrir que era lo que estaba pasando en la ciudad. Estaba completamente nevada, colapsada, la avenida Rivadavia se cortó, Ameghino, Rawson, todas las bajadas Dorrego estaban cortadas, las subidas estaban cortadas, empezó a desviarse el tránsito por Hipólito Yrigoyen para poder llegar al centro. Colapsó el techo del Centro Asturiano por el peso de la nieve"

"También recuerdo que gente quedó en el módulo norte porque no podía subir el Ferrays para continuar viaje, gente en Pampa Salamanca, los campos con los animales que no tenían pasto porque estaba tapado los trabajadores del campo no tenían acceso o como salir a comprar alimento. Fue todo un tema que movilizo hasta el Ejército mismo”, menciona.

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