Cortocircuitos y laberintos a 13 días del cierre de listas
Gobierno y oposición siguen sin resolver temas cruciales de candidaturas y alianzas. El peso de la Provincia de Buenos Aires y el factor Milei.
El Congreso del Frente Renovador dejó una frase clara que muestra que todavía hay un escenario abierto sobre cómo será el cierre de listas del Frente de Todos. Sergio Massa, luego de hacer un balance de los 10 años de la fundación de su fuerza política afirmó: “si deciden que haya PASO, anotennos que ahí vamos a estar”.
El acto tuvo la particularidad de haber sido en Malvinas Argentinas, territorio de Leonardo Nardini, que es director en Aysa, la empresa estatal de aguas que preside Malena Galmarini, la esposa del ministro de Economía. Es decir que la actividad fue en territorio massista.
La idea del candidato único es algo que se viene consolidando en los últimos días. En la semana se leyó como una señal de que Cristina Kirchner también estaba a favor de la unidad porque Alicia Kirchner fue una de las que firmó el documento de los gobernadores que pidió un candidato único con integración federal en la fórmula presidencial.
Lo que diga Alicia siempre está consensuado con CFK. Esto deja una situación incómoda a “Wado” De Pedro y sus aspiraciones presidenciales, porque su única chance de ir en la categoría de candidato a presidente en la boleta era con una PASO. De todos modos no está todo definido. Ya lo dio a entender Massa.
En la última semana se difundió una encuesta de la consultora Aresco que lo mostraba a “Wado” De Pedro midiendo más que Daniel Scioli, el otro lanzado y con pocas ganas de bajarse. “Wado” se bajaría con un simple llamado de CFK, pero con Scioli es más difícil. Alberto Fernández lo alentó a que se lanzara y ahora convencerlo de que se baje será más difícil, sobre todo si enfrente está Massa. La relación tensa entre ellos es muy difícil de disimular.
Este Scioli del 2023 es como aquel Florencio Randazzo de 2015 que no quería dejarle el camino despejado a Scioli y tuvo que ser Cristina Kirchner quien ordene la situación. Por otro lado, habrá que ver si los gobernadores, entre lunes y martes, le piden una reunión al presidente para que convenza a Scioli de bajarse, ¿o tendrá que actuar Cristina Kirchner?
En el albertismo están usando el argumento de que hoy “no hay síntesis”, pero sucede que la síntesis que está habiendo los deja afuera a ellos. Cristina y Massa estarían subidos a un mismo barco, en el que Alberto Fernández está afuera.
En 2015, Alberto Fernández agrupaba a los gobernadores, la CGT y el vínculo con el establishment, algo de lo que el kirchnerismo carecía. Hoy el que representa eso es Massa. A tal punto que hubo sindicalistas de la CGT que enviaron militantes para acompañar en el acto y dar la sensación de “gran convocatoria”.
Eso sí, les pidieron que no llevaran identificación sindical para que parecieran militantes del Frente Renovador.
Oposición.
En Juntos Por el Cambio la situación es diferente. Horacio Rodríguez Larreta se quedó sin la posibilidad de sumar a Schiaretti. ¿Qué pasó? Schiaretti dijo que “no se iba a sumar a JxC”, quería que se armara un nueva alianza que incluyera a su partido, pero eso implicaba que desapareciera la marca JxC, así como se cambió la marca Cambiemos a JxC cuando se sumó Pichetto en 2019.
Pero hubo una salvedad en aquel momento. Pichetto se sumó como “persona física”, fue él solo quien pasó del peronismo al macrismo, por lo que no necesitó los avales para ser aceptado, en 2021 recién incorporó su partido, el peronismo republicano, a las filas de JxC.
Ahora era más difícil, porque Schiaretti no quería perder su identidad partidaria y tampoco tenía asegurado un lugar como la vicepresidencia, como sí lo tuvo Pichetto.
En el armado larretista, pareciera que la vicepresidencia ya tiene nombre y apellido: Gerardo Morales.
Se especula también con que una senaduría por Jujuy podría ser otro escenario para Morales, si Patricia Bullrich se consolida como candidata, porque 4 años fuera del poder lo dejarían muy mal parado.
En cambio con 6 años de senador, podría mantener algún grado de expectativa.
En la oposición no hay candidato único ni tampoco parecieran estar buscándolo.
Tanto Horacio Rodríguez Larreta como Patricia Bullrich irán hasta el final, lo que queda por definir es cómo organizarán la boleta en el resto de las categorías y en cada distrito.
Una interna por categoría podría ser muy perjudicial para el conjunto. Hasta ahora solo están definidos los gobernadores de la Provincia de Buenos Aires, con Diego Santilli por el larretismo y Néstor Grindetti por el Bullirchismo, pero restan los legisladores y los intendentes bonaerenses.
Este distrito es crucial porque representa el 37% del electorado. En este punto tienen un papel preponderante los radicales, que tendrán mañana su convención nacional.
La UCR de la provincia de Buenos Aires aporta la mayor cantidad de distritos con intendentes propios, lo mismo para la categoría de Diputados y Senadores provinciales. Maximiliano Abad, el presidente de la UCR de la Provincia de Buenos Aires está trabajando con Patricia Bullrich y hasta suena como su candidato a vicepresidente, por lo que solo quedaría ver si Rodríguez Larreta los incluye en su lista bonaerense.
Una mala noticia para Larreta se dio en las últimas horas: Cristian Ritondo eligió seguir del lado de Patricia Bullrich y será el primer candidato a Diputado por la Provincia de Buenos Aires.
Con su discurso de moderación, Larreta no puede ni siquiera capturar a los despechados.
A favor del alcalde porteño, esta semana se publicó una encuesta de la consultora Analogías, cercana al kirchnerismo, que dice que hay cerca de un 50% de personas indecisas, que van a decidir su voto en los próximos meses o el mismo día de la elección.
A ese grupo, la consultora los define como “no reaccionarios”.
Estiman que, a pesar de persistir un cuadro de fragmentación electoral, la mitad de esos indecisos “se repartirá proporcionalmente entre las dos grandes fuerzas y quedará un sedimento enojado que no irá necesariamente al espacio de la ultraderecha”. Este análisis le resulta alentador al larretismo, porque ellos representan la moderación.
El gran cuco de la elección es Javier Milei, con su discurso antipolítica y con la bandera de la dolarización.
Este fenómeno es tan relevante que logró alinear a Sergio Massa con Elisa “Lilita” Carrió. El Ministro de Economía cerró el Congreso del Frente Renovador con una frase de la líder de la Coalición Cívica: “Ya lo dijo una dirigente que no me quiere nada a mí. Vienen por el ajuste y la represión. Le doy la derecha, tiene razón Carrió”.
El factor Milei está presente en el diseño electoral del oficialismo y la oposición.