“Cuando comencé en Jungla tenía 62 kilos demás. Diego y Ale me ayudaron a trabajar mis objetivos. Me incentivaron a ser mejor y a creer en mi potencial”, comentó Joaquín que hace más de 1 año que no se pierde un día de entrenamiento.

Jungla Box está ubicado al norte, casi al final de la ciudad. Tal vez algunos piensen que está más cerca de Garayalde que de otro lugar. Será este un indicio de que querer es poder y que lo único que está lejos es lo que no se quiere alcanzar.

El gimnasio es un galpón de 360 metros cuadrados. Está rodeado de una gran arboleda que se encarga de hacerle guardia al viento. Allí los hermanos Guevara desde las 8 de la mañana hasta las 22 ponen en movimiento el cuerpo de hombres, mujeres y también niños.

“Mover el cuerpo conlleva una actividad física muy grande y controlarlo es muy difícil. Acá nadie llega, se saca la remera y carga una barra con pesas, el trabajo es gradual”, anticipó Diego para dar por tierra el mito de que todos los que hacen crossfit son unos locos que llevan su cuerpo a esfuerzos extremos.

Escuchá la entrevista completa. Hacé click 👆🏽 Diego y Alejandro Guevara – Jungla Box

En un armario hay varias pilas de cuadernos y antes de comenzar la clase, los que hacen personalizada buscan el suyo. Son como el diario de fuerza y cardio que cada uno lleva y donde los profes les anotarán las actividades cada vez que concurran. Esto les permite medir los progresos. Cada semana, al dar vuelta la página, los pesos y series aumentan.

ENTRENAR EN JUNGLA BOX

El crossfit ha crecido en estos últimos tiempos, para algunos puede ser una moda y tal vez lo practican por curiosidad.

“Es una disciplina que incluye muchos deportes: gimnasia, atletismo, levantamiento de pesas, etc. Desarrolla la fuerza, que es muy importante para la salud física en general”, comentó Alejandro.

A partir de la primavera se puede entrenar afuera. Imagen Jungla Box

Barby hace 3 años entrena en el Jungla Box.  La pandemia y su trabajo le generaron mucho estrés por lo que decidió trabajar en un cambio de hábito:

“Yo pesaba 110 kilos y de a poco los estoy bajando. Jamás me había sentido cómoda en un lugar. Acá fue diferente, los chicos adaptaron los ejercicios a mí, los dos tienen mucha paciencia y eso ayuda mucho”

Cada uno que llega al gimnasio se acomoda en su lugar y busca sus elementos. En el frente se ubica el profe de turno. Es habitual ver a Diego pasear entre los concurrentes y controlar la posición de las rodillas. A veces un palo de escoba es el que le sirve para tocarlas y marcarle a quien corresponda la posición correcta. Otras veces con tan solo un grito de alerta, el mensaje llega a su destino.

El grupo atiende las indicaciones del profesor. Imagen Jungla Box

“Diego cuida las rodillas como oro, yo tuve una lesión en una, me resbalé en la pileta y él me ayudó a recuperarla con ánimo y mucho trabajo”, dijo Barby.

LA CLASE Y LOS EQUIPOS

Lo primero que se hace es la entrada en calor, hay que mover todo para no dañar nada durante el trabajo fuerte. Siempre se suma el juego: nombrar comidas, lugares, contar de mayor a menor y de 3 en 3, cuanto más se tarda en pensar, más duran los ejercicios, así la mente se activa para no motivar las quejas de los compañeros.

Trabajo en equipo. Imagen Jungla Box

El diccionario del crossfit es amplio: Back Squat, Burpee, Clean and Jerk, Front Squat, Push Press, Snatch, etc. El listado continúa, todas palabras son en inglés y los profes las adaptan al “Spanglish”, aunque es posible que los alumnos aprendan más rápido hacer los ejercicios que pronunciar el nombre de cada uno.

“Se hace trabajo en equipo, hay que acordarse de series, repeticiones y pesos, a lo físico se le suma lo mental y todos nos hace más ágiles”, comentó Alejandro.

Los entrenamientos duran 1 hora de trabajo intenso y los grupos son heterogéneos. En el mismo horario puede haber un alumno de 72 años, un futbolista de primera división y una nadadora. Los kilos y los movimientos se adaptan a cada uno de los participantes.

Imagen Jungla Box

Cuando se entrena los trabajos pueden dividirse en cardio y fuerza,  por lo que los integrantes se dividen en equipos. El profe se ubica en la pared pizarra y explica las actividades. Las propuestas  parecen agotadoras y a veces algunos sueltan la carcajada antes de quedarse sin aire. Los gritos de Ale son los que darán el último impulso para que  todos cumplan las series.

De los equipos también se construyen amistades. Los profes comentaron que desde que abrieron el gimnasio, hay personas a las que ven más que a su propia familia. Muchos esperan el horario del ejercicio para tomar un mate en la previa o compartir charlas bajo las arboledas.  Allí no solo se fortalecen músculos.

LO PROHIBIDO

En el Jungla Box está prohibido no saludar cuando se ingresa, sacarse la remera y dejar los elementos tirados. El uso del celular es un NO de parte de los profes. Solo se utiliza para los temporizadores o para quienes realizan guardias en su trabajo.  Nada puede arrojarse contra el piso y siempre hay que estar atento a los movimientos de los compañeros.

Imagen Jungla Box

En el piso de goma y madera, los cuerpos parecen engranajes y entre todos  transmiten fuerza y movimiento. El calor  se condensa y el galpón se carga de energía en cada metro cuadrado. 

UN BOX EN EL MEDIO DE LA NADA

Cuando Diego y Alejandro instalaron el gimnasio no había muchas viviendas alrededor y durante 1 mes limpiaron sobre limpio para matar el tiempo. Un día llegó una chica, que al otro día trajo una amiga, así, de repente como cuando el viento cambia de dirección, el box se llenó de gente y de actividades.

El predio todo el día está cargado de autos y personas que circulan constantemente. Allí se entrena de todo un poco: cross training, levantamiento olímpico, funcional, Gap, preparaciones físicas deportivas (fútbol, rugby, handball, etc.), planificación deportes endurance (triatlón, pedestrismo, ciclismo, natación). Junto a ellos trabajan el Profesor Federico Almirón y la Instructora Sandra Barría.

Alumnos del profe Fede. Imagen Jungla Box

Diego y Alejandro se llevan pocos años de edad. Su contextura física, el corte de pelo y los rasgos son muy similares.  Los diferencia el carácter que se traduce en sus miradas. La pasión por la actividad física  y la responsabilidad por sostener el lugar los une.

Sobre la ruta, un poste de luz sostenía a una bandada de loros barranqueros que no paraban de chillar. A pocos metros, el portón abierto del gimnasio recibía a los deportistas de las 20 horas. En el galpón, la música comenzó a sonar y el golpe de las barras contra el piso acompañaba las melodías. Los conteos comenzaron a mezclarse con el chillido de los loros. Así una tarde más terminaba con la vibra bien alta en el km 14.

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